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Taller De la crónica a la ficción

La magia está en lo que se percibe de ella, decía García Márquez

Durante la octava sesión, el escritor mexicano Juan Villoro destaca la imaginación con la que trabajó el colombiano a lo largo de su obra

Para Gabriel García Márquez la magia de un suceso no dependía del suceso mismo sino de lo que se esperaba de él o la forma en que este era percibido. Lo sobrenatural, explicó Juan Villoro, no está en el mundo sino en la manera de ver el mundo y esa es la imaginación con la que el colombiano trabajó a lo largo de toda su obra.

Desde la Casa Estudio Cien años de Soledad, que fue el lugar donde García Márquez vivió y escribió justo esa novela, considerada una obra maestra de la literatura hispanoamericana y universal, Villoro llevó a cabo la octava sesión del taller, que dedicó a la memoria del artista Vicente Rojo.

“Fue uno de los mayores amigos de García Márquez, de su mano llegó a editorial Era y publicó ahí en 1963, El coronel no tiene quien le escriba”, recordó.

Ante más de 500 espectadores, que se conectaron a la transmisión por Facebook y YouTube, Villoro recordó que México era para Gabo la tierra prometida.

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“Se había quedado varado en 1961 en Nueva York cuando esperaba sus papeles para irse a Montreal a trabajar en Prensa Latina, pero recibió la visita de Plinio Apuleyo Mendoza, que había renunciado a la agencia por la salida de Jorge Masetti, su director, y el endurecimiento y dogmatismo que predominaba en medios cubanos. Y renuncia en solidaridad”

Fue cuando tuvo el apoyo de Álvaro Mutis y se viene a México. Entonces, él lo llevó a Veracruz con los manuscritos de Los funerales de la mamá grande y se publicó por la Universidad Veracruzana, en 1962.

El cuento ‘Los funerales de la mamá grande’ con el que Gabriel García Márquez cierra el libro del mismo título, es el que anuncia su estética futura, el que avisa a los lectores que algo pasará y que bien pudo titular Macondo a la vista, aseguró.

“Me atrevo a decir que este cuento se podría llamar Macondo a la vista, en el sentido que no está acercando a ese universo y García Márquez quiere que el lector ponga atención en la técnica de este cuento, es de un estilo económico, ceñido a la trama, hay diálogos veloces, muy equilibrados, descripciones eficaces, todo en función de la trama”, apuntó Villoro.

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“Es el tono legendario de en años de Cien años de soledad, algo que ocurrió que pudo ser dicho, recordado, rectificado, es una figura mitológica la mamá grande”.

Los funerales de la Mamá Grande reúne ocho cuentos escritos entre 1959 y 1962 en Colombia, Venezuela y México, que son La siesta del martes, Un día de estos, En este pueblo no hay ladrones, La prodigiosa tarde de Baltazar, La viuda de Montiel, Un día después del sábado, Rosas artificiales y Los funerales de la Mamá Grande.

“Son otra escala definitiva para García Márquez. Una vez más vemos que trabaja con materiales que pasan de un libro a otro, es como si fuera el cartógrafo de un territorio imaginario, va perfeccionando las historias”, aseguró Villoro.

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“Aquí aparece una mención al coronel Aureliano Buendía, menciones a Macondo y circunstancias que provienen de otros libros o que se fraguaron como cuentos y luego fueron a dar otras novelas”.

El periodista mexicano señaló que La hojarasca, El coronel no tiene quien le escriba, La mala hora y Los funerales de la mamá grande tienen vasos comunicantes, uno de ellos es la presencia de los forasteros, pues García Márquez se interesó mucho en la figura que altera la vida de un pequeño pueblo.

“La siesta del martes tiene que ver con la llegada de una forastera que va en busca de su hijo, un cadáver, de un ladrón que ha muerto ahí. Es una historia muy sencilla, simplemente la llegada en tren, el calor, la circunstancia de la gente que se pregunta quién será... Luego se enteran que es la madre de alguien que se ha convertido en un enemigo”, detalló.

“Es una conmovedora estampa sobre un exiliado, un forastero que está en las condiciones equivocadas en el pueblo incorrecto y eso es una constante en García Márquez, y está presente en muchas de sus crónicas de cómo cambia la vida de un pueblo con alguien que llega de lejos”.

En Un día de estos, explicó, hace una estampa del poder y la fuerza repentina que puede tener alguien como un dentista.

“Trata sobre el dentista del pueblo, es alguien que detesta, como muchos, al alcalde, quien llega a que le quiten una muela y no lo quiere atender porque es un opresor, ha matado a personas. El dentista decide vengarse y le dice que como tiene un absceso muy grande no le puede poner anestesia y no le queda más remedio al alcalde que meterse a esta tortura se aguanta el dolor y con ese dolor se cobra 20 muertos”, compartió.

“Y con gran cinismo dice pásele la factura a la alcaldía y el dentista dice a la alcaldía o a usted y el alcalde le contesta es la misma vaina, que con total impunidad confunde lo público con lo privado. Esto ya lo habíamos visto en La mala hora, con la fuerza del caudillo”.

Villoro aseguró que En este pueblo no hay ladrones, es uno de los relatos mejor escritos, en el que alude a la confianza en un lugar que debe tener la gente en sí misma y que La prodigiosa tarde de Baltazar es una extraordinaria parábola sobre la dignidad y una alegoría de la belleza humana.

“Estos cuentos son relatos maestros por esta combinación de lo explícito y lo implícito, lo que se cuenta y lo que siendo silenciado se interpreta del cuento. El cuento es un arte del silencio y depende mucho de las cosas a las que se aluden sin que se manifiesten”, dijo.

“Ahí es donde vemos la eficacia de estos dos relatos y el grado de maestría que tiene García Márquez como cuentista, además del que tenía como novelista de tramo corto en El coronel no tiene quien le escriba, como extroardinario reportero de sucesos o artículos de color”.

En la obra, añadió, hay un elemento curioso que anticipa registros imaginativos de Gabo y que no había usado antes, que es la aparición de pájaros muertos sin explicación alguna.

“Esto es algo que altera la costumbre, sin ser del todo sobrenatural, podría haber una explicación, una causa para esta desorientación de los pájaros y su muerte, pero no es buscada y podrían significar un augurio... Los pájaros suelen significar esto en Gabo, lo vimos en Relato de un náufrago y en El Gallo”, apuntó.

“En este libro se menciona al Coronel Aureliano Buendía, el Hotel Macondo y los pájaros... ya se está gestando Cien años de soledad”.

Los cuatro libros, las crónicas y los reportajes que Gabriel García Márquez publicó antes de Cien años de soledad no hay casi elementos de realismo mágico, categoría que en sí misma había sido cuestionable.

PRÓXIMA SESIÓN

En la sesión del 7 de abril, Juan Villoro hablará sobre Cien años de soledad, considerada la obra maestra de Gabriel García Márquez.