Vocación pornográfica

    La realidad debería vivir desnuda, pero continuamente tratamos de cubrirla con máscaras, antifaces y cuanto ropaje nos parece adecuado, pero lo único que conseguimos es participar en un carnaval de representaciones. En cambio, al desnudar la realidad, se percibe una visión clara y concreta de los problemas y desafíos, al igual que de las oportunidades y posibles soluciones.

    Tal vez a alguna persona le parezca escandaloso el título de esta columna, sobre todo si precisamos que todo ser humano está llamado a sostener esta vocación pornográfica.

    La palabra pornografía se forma con dos raíces: (pórni), que significa prostituta, y (grafí), escritura. Entonces, pornografía es el tratado acerca de la prostitución. La prostituta era la mujer de baja estofa o estrato social que vendía sus servicios, mientras que la más refinada recibía el nombre de hetera. Por su parte, la palabra vocación proviene del verbo latino vocare, que significa llamar.

    Por tanto, al señalar que el ser humano tiene una vocación pornográfica estamos refiriéndonos a una expresión acuñada por el filósofo español José Barrientos Rastrojo, quien afirmó que la filosofía posee una sutil vocación pornográfica, porque se trata de desnudar la realidad.

    Sí, la realidad debería vivir desnuda, pero continuamente tratamos de cubrirla con máscaras, antifaces y cuanto ropaje nos parece adecuado, pero lo único que conseguimos es participar en un carnaval de representaciones. En cambio, al desnudar la realidad, se percibe una visión clara y concreta de los problemas y desafíos, al igual que de las oportunidades y posibles soluciones.

    De hecho, la palabra verdad proviene del vocablo griego αλήθεια, que significa descubrir lo que está oculto, quitar velos, des-ocultar. En la modernidad, Heidegger retomó este término en su analítica existencial para denominar a la verdad.

    El filósofo español José Barrientos Rastrojo es profesor en la Universidad de Sevilla y se ha distinguido por desarrollar un enfoque filosófico aplicado y experiencial, lo que significa que abandona las discusiones teóricas y académicas y se centra en la conexión con la vida diaria, de manera que la sabiduría se aplique para enfrentar los retos y desafíos que presenta la vida cotidiana.

    ¿Desnudo la realidad?

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