Después de dos semanas de diálogos en Nueva York, en la que sería la última ronda de negociaciones por un Tratado Global de los Océanos, las delegaciones de los países miembros de la ONU terminan la Quinta Conferencia Intergubernamental (IGC5) sin un Tratado. A pesar de las múltiples promesas de los líderes mundiales, particularmente de aquellos países que forman parte de la Coalición de Alta Ambición [1], parece ser que cerraremos el 2022 sin la adopción del tan esperado acuerdo.
Durante las sesiones vimos a países como Rusia bloquear las negociaciones, mientras que otros como Estados Unidos y naciones de la Coalición de Alta Ambición dejaron la acción para el último momento, cuando ya no alcanzaba el tiempo. Después de una larga jornada, que se extendió hasta la noche del viernes 26 de agosto, la conferencia se dio por terminada causando una gran decepción entre los miembros de la sociedad civil que llevan años luchando por la adopción de este Tratado que proteja las aguas internacionales de las actividades humanas que resultan dañinas para la vida y la biodiversidad.
Mientras los gobiernos del mundo siguen sin ponerse de acuerdo y sin darle la importancia que merece a este Tratado, la crisis oceánica se agudiza y las comunidades costeras siguen pagando el precio. En la actualidad, los océanos globales se ven afectados por amenazas que van desde el cambio climático; la pesca industrial excesiva que está vaciando las aguas y con ello poniendo en riesgo la seguridad alimentaria de millones de personas; la contaminación por plásticos; la minería en aguas profundas, donde millonarias empresas están buscando permisos para comenzar a explotar el fondo marino; hasta la extracción petrolera que causa gran contaminación.
Sin una “Sesión Especial de Emergencia” para concluir las negociaciones del Tratado Global de los Océanos antes de finales de 2022, será imposible proteger el 30 por ciento de los océanos del mundo para 2030: el objetivo de 30×30 que, según los científicos, es el mínimo necesario para que los océanos tengan espacio para recuperarse. Por eso, es urgente que se adopte un Tratado Global de Océanos sin demoras este año. México, como líder regional, tiene un papel clave que cumplir y es esencial que le imprima la ambición y la urgencia necesarias para poner fin este año a este proceso que ya lleva décadas. Ya no tenemos tiempo para seguir posponiéndolo, la calidad de vida de millones y nuestro planeta mismo depende de ello.
[1] Creada en febrero de 2022 por el Presidente francés Emmanuel Macron y la Comisión de la UE, la Coalición de Alta Ambición sobre BBNJ (Biodiversidad más allá de la Jurisdicción Nacional) ha sido suscrita por 49 Jefes de Estado y la UE, en la que se comprometieron a adoptar un Tratado Global de los Océanos ambicioso este 2022. El Gobierno de México es parte de dicha coalición.