Plásticos: también alimentan cambio climático

    Los plásticos que llegan a rellenos sanitarios (y se quedan en la superficie), o aquellos que terminan en los ecosistemas, se degradan por la luz solar y emiten metano y otros gases de efecto invernadero.[3] Los plásticos en los océanos también pueden interferir con la capacidad del plancton para absorber el dióxido de carbono de la atmósfera,[4] lo cual funciona como un freno esencial del calentamiento global.

    Los plásticos de un solo uso (como envases, empaques y otros artículos desechables como vasos, platos o cubiertos) al convertirse en residuos contaminan los ecosistemas y dañan a las especies, como es el caso de los animales marinos. Sin embargo, los plásticos de un solo uso tienen un papel muy importante no solo en la pérdida de biodiversidad sino también en el cambio climático.

    Cabe recordar que más del 99 por ciento del plástico es fabricado utilizando combustibles fósiles [1], por lo que emite gases de efecto invernadero (GEI) en cada etapa de su ciclo de vida: durante la extracción del gas y el petróleo, el refinado y la producción del plástico, su incineración y llegada a rellenos sanitarios, e incluso al reciclarlo. Por ejemplo, tan solo en 2019, las emisiones globales por el total del ciclo de vida del plástico, cuando la producción y el fin de su vida útil son debidamente considerados, fueron equivalentes a cerca de 200 plantas generadoras de energía eléctrica alimentadas con carbón [2].

    Así también, los plásticos que llegan a rellenos sanitarios (y se quedan en la superficie), o aquellos que terminan en los ecosistemas, se degradan por la luz solar y emiten metano y otros gases de efecto invernadero.[3] Los plásticos en los océanos también pueden interferir con la capacidad del plancton para absorber el dióxido de carbono de la atmósfera,[4] lo cual funciona como un freno esencial del calentamiento global.

    Sin embargo, a pesar de estas alertas, la industria de los combustibles fósiles está invirtiendo miles de millones de dólares para expandir la producción de plásticos en los próximos años en un intento por garantizar su rentabilidad en el futuro ante la presión por dejar atrás los combustibles fósiles en los sectores de energía y transporte. Las empresas de bienes de consumo, como Nestlé, Coca-Cola y Pepsico, tienen también un importante papel en esta expansión debido a su amplia demanda de plásticos para los envases y empaques que usan en la distribución de sus productos. Esto ha llevado a que, según estimaciones de la misma industria, la producción de plásticos se pueda duplicar para el 2030–2035 y triplicar para el 2050 en comparación con el 2015 [5].

    Debido a los GEI emitidos en cada etapa del ciclo de vida del plástico y a las alertas antes mencionadas, existe un verdadero riesgo de que la expansión petroquímica proyectada contribuya a fijar al mundo en una trayectoria catastrófica de altas emisiones, amenazando la habilidad humana de mantener el calentamiento global por debajo de 1.5 grados Centígrados (°C).

    Ante ello, los gobiernos deben hacer responsables a las grandes empresas por la contaminación plástica que inunda el planeta pero también por su contribución al calentamiento global. Para esto, un paso necesario es integrar el principio de la Responsabilidad Extendida de los Productores en el marco legal mexicano, por ejemplo en la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos (LGPGIR), para asegurar que las empresas de bienes de consumo y otras que producen, comercializan o importan plásticos se hagan responsables por los productos que ponen en el mercado durante todo su ciclo de vida, desde el diseño y la extracción de recursos para fabricarlos hasta el final de su vida útil.

    Las grandes marcas deben eliminar los plásticos de un solo uso de su modelo de negocio y transitar hacia esquemas circulares basados en empaques reutilizables, en el refill o en productos libres de empaque, deben encargarse de la gestión de los residuos generados por sus productos y dejar de externalizar sus costos al planeta y a la sociedad.

    Para más información sobre el vínculo entre las grandes petroleras y las empresas de bienes de consumo y su papel en la expansión de la producción de plásticos y el cambio climático, véase el nuevo informe de Greenpeace “En las entrañas de la emergencia climática” https://www.greenpeace.org/mexico/publicacion/49056/en-las-entranas-de-la-emergencia-climatica/.

    *Ornela Garelli es especialista en Consumo responsable y cambio climático de Greenpeace México

    Referencias

    [1] y [2] CIEL. 2019. Plastic & climate: The hidden costs of a plastic planet (Plástico y clima: Los costos ocultos de un planeta plástico). https://www.ciel.org/wp-content/uploads/2019/05/Plastic-and-Climate-FINAL-2019.pdf

    [3] Royer, S.-J., Ferrón, S., Wilson, S.T., & Karl, D.M. 2018. Production of methane and ethylene from plastic in the environment. PLoS ONE 13(8): e0200574. doi:10.1371/journal.pone.0200574

    [4] Shen, M., Ye, S., Zeng, G., Zhang, Y., Xing, L., Tang, W., Wen, X., & Lui, S. 2020. Can microplastics pose a threat to ocean carbon sequestration? Marine Pollution Bulletin 150: 110712. doi:10.1016/j.marpolbul.2019.110712

    [5] World Economic Forum. 2016. The New Plastics Economy: Rethinking the future of plastics (Foro Económico Mundial. 2016. La nueva economía del plástico: Pensando nuevamente el futuro de los plásticos). http://www3.weforum.org/docs/WEF_The_New_Plastics_Economy.pdf