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Cada vez es más común que se presenten litigios que no solo tienen efecto sobre las partes que intervienen en el juicio correspondiente, sino que tienen impacto social.
Los juicios de amparo y las acciones colectivas son las dos herramientas legales con las que contamos para generar sentencias con impacto social.
Ejemplo de amparos con impacto social es el de los cruces ferroviarios que ya les platiqué en una colaboración pasada.
Mediante ese amparo se obligará al Ayuntamiento de Mazatlán a implementar todos los mecanismos de protección necesarios para evitar accidentes en los cruces ferroviarios de esta ciudad.
A pesar de que el amparo fue iniciado por una sola persona, la sentencia dictada extiende sus beneficios a todos los ciudadanos que tengan que circular por donde hay cruces ferroviarios.
Por su lado, las acciones colectivas ya terminadas mediante sentencia o en marcha, han tenido varios impactos sociales.
Por ejemplo, han llevado al mejoramiento del servicio de transporte urbano de personas para que sea más ordenado en cuanto a los lugares donde los usuarios pueden subir y bajar de los vehículos que lo prestan.
Han establecido el deber de instalar aires acondicionados en todos los camiones urbanos y a mantenerlos limpios, así como a no rebasar los 40 kilómetros de velocidad.
Gracias a las acciones colectivas se ha obligado al Ayuntamiento a dejar de contaminar el mar con la Planta Tratadora de Aguas Negras “El Crestón” (PTAN) y el anterior Rastro Municipal (RASTRO), teniendo que pagar varios millones de pesos por la contaminación ya generada.
Se puede decir que en virtud de las acciones colectivas que les comento, el Ayuntamiento tuvo que cerrar la PTAN y el RASTRO eliminando esas dos fuentes de contaminación ambiental.
Acciones colectivas en marcha han generado órdenes de los jueces que las tramitan, para revisar torres de departamentos ya construidas y en proceso de construcción, para que el Ayuntamiento garantice que cumplen con las normas legales que regulan esas construcciones.
Las acciones colectivas han generado órdenes de jueces federales para que se regule la contaminación por ruido generada por pulmonías y aurigas.
Como vemos, ese tipo de litigios tiene impactos sociales y han generado y seguirán generando beneficios para todos los ciudadanos, aunque no hayamos participado directamente en esos juicios.
Bien empleadas las dos herramientas legales a que me refiero, cambiarán para bien las cosas en nuestra ciudad, lo que se traducirá en beneficios para todos o para un gran sector de mazatlecos y hasta turistas.
Lograr cambios a través de litigios sociales no es ya una ilusión, es un hecho y los resultados están a la vista.