En términos macroeconómicos, el País marcha con estabilidad económica, hay indicadores que muestran finanzas sanas en el Gobierno, garantizando sin ningún contratiempo los apoyos a los programas sociales y la conclusión de megaobras públicas que realiza el gobierno en todo el territorio nacional, sin recurrir a crédito, lo que significa un hito histórico.
Tenemos que subrayarlo: el presente régimen impulsa obras monumentales como nunca se había visto en la historia de nuestro País. El Presidente Andrés Manuel López Obrador se ha comprometido a dejar terminadas las obras que se encuentran en proceso de construcción al término de su mandato, en septiembre del 2024; eso también es un hecho trascendente, pues en el pasado era práctica ordinaria dejar infinidad de obras inconclusas, esa era una práctica común de los gobiernos corruptos en todo el territorio nacional.
El gobierno de la Cuarta Transformación se propone establecer parámetros para que los futuros gobernantes tomen el ejemplo y se continúe transitando por la pauta de la transformación. Los nostálgicos del pasado se frotan las manos soñando en volver al pasado régimen de corrupción y latrocinio, pero el pueblo es mucha pieza y jamás va a permitir que el País vuelva al régimen de ignominia y saqueo sin límite, donde la corrupción se enseñoreó.
Ese pasado es imposible vuelva por sus fueros, el pueblo en el futuro va a poner y quitar cuando no se cumplan con sus expectativas, en sus manos está la llave para que en este País jamás vuelva a imperar la corrupción como modo de gobierno, ese régimen se canceló para siempre. Lo que va a imperar en este País es la democracia cada vez con mayor fuerza en todo el territorio nacional, el sufragio de los ciudadanos es lo que va a marcar el rumbo de la Nación, sin ninguna duda.
Son nuevos tiempos los que se viven en pleno establecimiento de la democracia en todos los órdenes de la vida nacional. El autoritarismo y las formas despóticas de gobierno corresponden al pasado que no volverá, los ciudadanos marcarán la pauta con una clara vocación democráticas, eso es lo que va a prevalecer, nada que atente contra las formas democráticas de gobernar será aceptado, el pueblo está muy al tanto para que eso no prospere bajo ninguna circunstancia, el poder en lo sucesivo va a estar en manos de los ciudadanos y cada vez ese principio se robustece en el ámbito nacional, para beneplácito de la ciudadanía.
Vamos a ver en los hechos el comportamiento cada vez más firme en defensa de la democracia hasta su plena vigencia como lo más común del mundo, a eso tenemos que llegar más pronto que tarde. La lucha que en el País se ha librado por el establecimiento de la democracia ha sido largo y difícil, pero se ha avanzado venciendo multitud de obstáculos puestos por una Oposición que no se resigna a perder sus privilegios. El presente es el tiempo de la democracia y del establecimiento de la justicia y la libertad, estandartes que la ciudadanía enarbola con gallardía, como premisas infalibles del futuro que llegaron para quedarse en la conciencia ciudadana.
Cada vez es más obvia la decisión de los ciudadanos de afianzar la democracia de manera tangible en todas las actividades cotidianas de la vida social. Eso no hay quien lo ponga en duda, la ciudadanía lo tiene como carta de naturalización, así de sencillo. Los gobiernos de la Cuarta Transformación tienen un imperativo ético: subordinar su actuación a mandar obedeciendo, principio básico de la democracia, así ha sido y cada vez va a ser más tangible en la práctica del gobierno nacional y de los estados.
Hemos afirmado reiteradamente que los ciudadanos se sienten identificados con el presente régimen, y comprometidos con una regeneración de la vida política que debe tocar todos los ámbitos de la sociedad.