El año que termina fue en general prolífero -fuera de la pandemia global- de buenas noticias para México. Los ciudadanos no se pueden quejar del nuevo rumbo que ha tomado la economía y la política, donde se han dado cambios sustanciales; esto pese a la oposición silvestre, que no ceja de esparcir, por todos los medios, infundios sin ton ni son. Pero, afortunadamente, sin encontrar eco en la ciudadanía, que desde el 2018 ha dicho basta y se ha echado andar en la construcción de un país con democracia y bienestar social.
Ha sido importante la claridad política de los ciudadanos, quienes han sorprendido en su toma de posiciones, dejando ver que están plenamente conscientes del rumbo tomado por el país y apoyan las metas prioritarias planteadas por el Presidente. La ciudadanía está convencida que al final del sexenio, en 2024, habremos ganado un sexenio destacado en sentar las bases de la transformación política del país.
Lo estamos viendo con el avance de la agenda política. Pese a las piedras en el camino, que intentaron ponerle a la democracia, por parte del titular del INE y el prianismo, es un hecho que habrá un ejercicio democrático por la revocación del mandato. Esto sentará un precedente de gran relevancia en un país donde tradicionalmente los gobernantes, una vez sentados en la silla, se olvidaban de cumplirle sus promesas al pueblo. Con la revocación de mandato, el pueblo será el que ponga y quite, premiando a los buenos y quitando a los malos gobernantes.
Y esta tendencia histórica a favor de la transformación democrática que vive el país se confirmará en las elecciones de seis gubernaturas este año. El pueblo va a demostrar su madurez política y su claridad a la hora de depositar su sufragio en las urnas. El partido en el gobierno -Morena- acapara las preferencias electorales y va, en nuestra opinión, a refrendar sin titubeos su avance triunfal, y ni unida la oposición prianista en la llamada Alianza por México logrará distraer a los ciudadanos de su voluntad de profundizar el cambio democrático. La oposición, que sólo ofrece más de lo mismo, no pinta para la ciudadanía como alternativa, debido a los oprobiosos gobiernos que mostraron el cobre cuando tuvieron el poder. El pueblo no olvida que estuvieron 36 años hundiendo al país en su peor crisis de corrupción y saqueo del patrimonio nacional.
Los ciudadanos tienen memoria y no perdonan a sus verdugos, quienes dejaron una estela de oprobio en su largo periodo de gobierno.
En verdad son verdaderos cara dura los políticos de los partidos aliancistas, al atreverse a solicitar el voto popular; es el colmo del cinismo político, no puede haber lugar para mayor desvergüenza política. Afortunadamente, los ciudadanos tienen en sus manos la herramienta para ponerlos en el lugar que les corresponde. De eso van a dar plena cuenta las elecciones que tendrán lugar en el presente año, no hay duda.
Los ciudadanos están claros de cuál debe ser su actitud con los políticos que luchan por restaurar el régimen de corrupción e ignominia que imperó en el pasado. No hay forma, en ninguna circunstancia, que ese retroceso pueda suceder. El pueblo le dio los santos óleos al prianrd el 2018, y fue con la voluntad de que nunca vuelvan a mandar en la vida política del país.
Hoy las cosas han cambiado y quien manda es el pueblo, sus gobernantes lo hacen obedeciendo el mandato popular. Eso cada vez se hace más tangible en la vida del ciudadano común, que ve y siente que aumenta su salario, que ve incrementar las pensiones a los adultos mayores, que ve a una juventud estudiosa beneficiarse con becas. Y esos programas sociales llegan directamente a los sectores, sin falsos intermediarios y sin las sangrías causadas por la corrupción.
La nueva política social establecida por el gobierno de la Cuarta Transformación busca hacer realidad el bienestar de los más pobres, la derrama económica para beneficiar a los sectores vulnerables es considerable y se aplica con impecable transparencia.
La política de bienestar social da fortaleza al gobierno en su empeño por la transformación del país, desde luego que, por esa vía, la vigencia del partido del Presidente confirma la tendencia ciudadana de brindar un sólido respaldo.