|
Entrevista

Alejandro Escobar, una historia que comienza con Noroeste

El fotógrafo al que apodaron ‘El Morro’ llegó a Noroeste cuando tenía 16 años, han pasado 50 y sigue siendo un colaborador entusiasta que ama con pasión este oficio
04/09/2023 22:26

Imprimir placas, negativos, hacer de una habitación un laboratorio de revelado, cubrir momentos históricos para Sinaloa y para el país, la transformación de la fotografía análoga en digital, son algunos los cambios que le tocó ver al fotógrafo Alejandro Escobar “El Morro”, en su trayectoria en Noroeste.

Hace 50 años, llegó al edificio ubicado en la calle Flores 282 Ote, tocó la puerta de madera y abrió Martín Silva Lozano, hermano del director fundador, Silvino Silva Lozano (QEPD). Era el año 1973 y aún no se inauguraba el periódico.

“Yo pensé que era el director, pero era su hermano, íbamos varios y le explicamos que buscábamos trabajo. Inmediatamente me pasa y me dice ‘hay una buena escoba’, siempre lo cuento como anécdota”, comparte.

“Estaba por inaugurarse el periódico y, pues sí, todos andaban barriendo, limpiando toda la planta baja de donde estamos ahorita, desde la entrada hasta el fondo. Era un adolescente, estaba terminando la secundaria y mi proyecto era desarrollarme en algo”.

Como había sido anteriormente ayudante en un laboratorio de fotografía en un estudio, cuando escuchó que un perióico nuevo y moderno nacería en Culiacán, y luego tuvo la suerte de que sus instalaciones estuvieran frente a su casa, buscó la oportunidad de trabajar aquí. Y lo consiguió.

En esos primeros días, se fue integrando con el personal de todas las áreas: fotografía, fotomecánica, reporteros.

“Fui haciendo empatía con ellos y con el tiempo se dio la posibilidad de integrarnos al área de fotografía, de lo que era la formación del periódico, la impresión, nosotros hacíamos ese proceso”.

Hacía de todo, desde el área administrativa, traslados al Seguro Social en papeleos y trámites por los registros de los trabajadores y hasta vendía periódico.

Sergio Inzunza y Fausto García Mascareño eran los dos fotógrafos que además eran maestros de fotografía de la Escuela de Artes, y como yo ya traía algunas nociones fue más fácil.

La transformación

En aquella época, recuerda, el área de fotografía tenía muchas áreas internas.

“Teníamos una de fotomecánica, la plana del periódico se formaba en una hoja de papel y a ésta se le tomaba una fotografía con cámaras horizontales que eran de un tamaño de unos cinco o seis metros, tomaba una placa de película del tamaño de una plana de periódico”, contó.

“Posteriormente se creó el área de foto radio, un sistema para capturar fotografías de las agencias internacionales mediante un sistema de radio, las agencias transmitían las fotos y las recibíamos en equipo que se llamaba de tambor y en un papel fotográfico, por medio de códigos para que el que enviaba la imagen y al mismo iniciar el proceso de captura, línea por línea y cuando se terminaba la fotografía se tenía que revelar con un proceso químico fotográfico”.

En estos 50 años, Escobar ha vivido muchos momentos clave en la evolución de la fotografía, principalmente relacionados con las nuevas tecnologías, porque dice que las bases siguen siendo las mismas.

“Hay que contar con un objetivo para la captura de imágenes, integrado a un cajón, a una caja oscura y registrarla en un acetato o película y en la actualidad pues registrarla en un sensor de un sistema computarizado”, señala.

“Los mecanismos de captura de la de la luz a través de de un diafragma u obturador siguen siendo los mismos, se siguen los mismos pasos, cambia donde capturamos y la inmediatez de contar con la imagen en poco tiempo”.

Para recibir información, recuerda, no contaban entonces con un sistema llamado teletipos, solo lo tenían instituciones como la CAADES a donde acudía por información.

“Íbamos a la CAADES y de ahí traíamos toda la información, ese fue uno de los primeros trabajos que hicimos, tener que ir a estar trayendo toda la información y todo el día en la noche, 11 o 12 de la noche una de la mañana todavía estábamos en esas vueltas”.

Posteriormente llegaron los fax y el periódico fue evolocionando, pasó del blanco y negro, al color.

Todo el día había movimiento, un periódico es un trabajo de 24 horas, inicia, en la mañana cuando se dan las órdenes al reportero para que vaya y el fotógrafo iba a cubrir sus fuentes desde ese momento, inicia, el proceso y termina el siguiente día a las 8 de la mañana.

Para imprimir las noticias del periódico, también intervenía el área de fotografía, recuerda.

“Los reporteros trabajaban en máquinas de escribir y su texto se pasaba a un equipo que se encargaba de capturarlos en una computadora que leía los códigos y los grababa en una cinta, y ya empezaron a salir las notas impresas en un papel que se tenía que revelar en un proceso fotográfico”, dice.

“Las notas aparecían en un papel fotográfico, se recortaba cada nota y se pegaban en las páginas del tamaño de la plana del periódico y se iban acomodando cada texto y cada espacio para la fotografía, para que esa hoja después se le hiciera un negativo”.

El negativo pasaba una placa que iba a la prensa, como se hace hoy en día, pero en aquel tiempo todo era mecánico. Para quemar la placa se utilizaba carbón, creando una iluminación muy fuerte y luego la llevaban a revelar, en una bandeja de revelado donde había químicos como revelador y fijador, agua, etcétera.

Todo este proceso fue desapareciendo poco a poco con la llegada de la tecnología. Hoy en día este proceso es computarizado. Y la fotografía también evolucionó, hoy todo se trabaja de manera digital.

El trabajo, la familia

Para Escobar, Noroeste siempre ha sido su casa. Aquí, por ser tan joven cuando empezó a trabajar le pusieron el mote de Morro.

Todos éramos una familia, estaba Sergio, su esposa, Gilberto Ceceña, nos sentíamos agusto aquí, yo creo que para todos el trabajo es nuestra segunda casa, luego se involucran nuestros hijos.

Cuando quiso estudiar lo hizo, la preparatoria, inició la carrera de ingeniería civil que finalmente dejó porque no le dedicaba el tiempo necesario. Y luego se le presentó la oportunidad de estudiar la carrera Técnica de Comunicación Social.

Y así fue compaginando su vida personal, su carrera, familia y trabajo.

“Al principio uno tenía todas las fuentes, tres fotógrafos cubríamos todo, publicidad, sociales, policiaca, primera plana, política, deportes, luego nos especializamos, éramos como 20 fotógrafos”.

Noroeste,añade, inició cuando se dieron cambios políticos en el país, el estado. Había violencia y narcotráfico Sinaloa tenía el estigma de ser un estado productor y distribuidor y surgía mucha información de esa cuestión, había movimientos estudiantiles y políticos, y esto hace que el periódico tuviera mucha información.

De ahí surgió la necesidad de expandirse a Mazatlán y a Los Mochis.

Noroeste empieza a ser un medio que sobresale no solo en el estado y eso hace que nosotros salgamos a cubrir información fuera de aquí.

“Fuimos a varios estados del país y fuera de él, como La Serie del Caribe, beisbol de grandes ligas donde destacaban sinaloenses; el cambio de política, tuvimos un candidato de Sinaloa, con mucha afinidad al periódico”, narra.

“Nos tocó contar sobre las explosiones de Guadalajara, algunas visitas del Papa a México, visitas presidenciales... Muchos eventos, salíamos a cubrirlo, hoy hemos regresado un poco esos tiempos cuando una pequeña familia empezaba a sostenerse”.

Algunas veces, dice, agarraban el el el cuarto del hotel para hacerlo laboratorio de revelado, en el baño para cerrar el cuarto oscuro.

Escobar ya se jubiló, pero sigue siendo colaborador de Noroeste porque tiene la energía y la pasión para seguir en el “trote del periodismo”.

“La realidad es que es un trabajo como cualquier otro y que cuando lo empiezas te va abriendo puertas. Aquí conocí a Mario Montijo, Esteban Zamora, Germán García, Marta Araujo, etcétera y cada uno de ellos me fue abriendo otras puertas”.

Y cubre todas las fuentes, porque para trabajar en un periódico, asegura, “tienes que ser un fotógrafo completo”.

Noroeste ha sido para Alejandro escobar una familia y una escuela.

“A veces pasaba el día aquí y lo seguimos haciendo, yo digo que cuando no hay información pues la tenemos que andar buscando porque al siguiente día tiene que aparecer el periódico, entonces ahí es cuando realmente trabajan cuando tenemos”.

Cumplir 50 años y estar aquí, contándolo, no como pocos de los fundadores todavía que alguno ya jubilados algunos ella se han retirado a descansar a sus casas otros todavía aquí en número este seguimos activos. Y pues es bonito, seguimos en el mismo edificio, no extraño mucho”.