La polémica desatada por la fotografía de un funcionario de Cultura, de Culiacán, donde se le observa sosteniendo una guitarra hecha con el esqueleto de un rifle de alto poder, es una de esas buenas ideas mal implementadas.
La foto le dio la vuelta a México, debido a que el funcionario la publicó en sus redes sociales, provocando que cientos de personas la calificaran de apología de la violencia.
Para acabarla de amolar, o de confundir, la famosa guitarra se llama “La Escopetarra”, un nombrecito que tampoco ayuda a calmar las cosas.
La historia de la fotografía tiene su profundidad, resulta que la guitarra es invento de un colombiano pacifista que convirtió un fusil de alto poder en un instrumento musical, convirtiendo un arma en arte, y las balas en música.
Hasta ahí, todo bien, el pacifista le muestra al mundo que un arma puede tener otras funciones, en este caso se convierte en un instrumento musical, en arte que promueve la paz y no la guerra, cosa para la que fue creada originalmente.
El problema es que si uno le toma una foto a una persona, posando con La Escopetarra, sin que le hayan explicado el trasfondo o la intención del instrumento, lo primero que piensan los internautas es que el funcionario anda promoviendo la música alterada, con esa tremenda guitarra.
Lo dicho, no se trata de hacer cosas buenas que parezcan malas, en todo caso hay que explicar las razones del instrumento antes de aparecer posando como si fuera un cantante de corridos del narco.