La incapacidad para fabricar antibióticos nuevos favorece la resistencia de las bacterias a los medicamentos
Pese a la creciente sensibilización a nivel mundial sobre la amenaza que representa la resistencia a los antibióticos, ninguno de los cuarenta y tres medicamentos que están actualmente en fase de investigación clínica trata de manera adecuada el problema de la farmacorresistencia de las bacterias más peligrosas del mundo.
Lo anterior lo advierte la Organización Mundial de la Salud en un nuevo informe publicado este jueves, donde se indica que casi todos los nuevos antibióticos que han salido al mercado en las últimas décadas son variaciones de grupos de medicamentos que se habían descubierto en la década de 1980.
“La persistente incapacidad para elaborar, fabricar y distribuir nuevos antibióticos eficaces está alimentando aún más el impacto de la resistencia a los antimicrobianos y amenaza nuestra capacidad para tratar con éxito las infecciones bacterianas”, afirma el doctor, Hanan Balkhy, subdirector general de la Organización en materia de antimicrobianos.
Los efectos de esta resistencia son más graves en lugares con recursos limitados y entre grupos vulnerables como los recién nacidos y los niños pequeños. Por ejemplo, la neumonía de origen bacteriano y las infecciones del flujo sanguíneo se encuentran entre las principales causas de mortalidad infantil en menores de 5 años, y aproximadamente el 30% de los recién nacidos con sepsis mueren debido a infecciones bacterianas resistentes a múltiples antibióticos de primera línea.
La mayoría los fármacos en fase de desarrollo ofrecen un beneficio clínico limitado
El informe de la Organización examina los antibióticos que se encuentran en fase de ensayo clínico y los que están en fase de desarrollo. Su objetivo es evaluar los progresos e identificar las carencias relacionadas con las amenazas más urgentes en materia de resistencia a los medicamentos, y fomentar la acción para llenar esas deficiencias
El estudio evalúa el potencial de los medicamentos para combatir a las bacterias farmacorresistentes más peligrosas que aparecen en la lista de patógenos bacterianos prioritarios de la Organización. Esta lista, que incluye las trece bacterias más resistentes a los medicamentos, ha informado y guiado las áreas prioritarias de investigación y desarrollo desde su primera publicación en 2017.
El análisis de 2020 evidencia una cartera de productos casi estática, con solo unos pocos antibióticos aprobados por las agencias reguladoras en los últimos años. La mayoría de estos fármacos en fase de desarrollo ofrecen un beneficio clínico limitado sobre los tratamientos existentes, y el 82% de los antibióticos recientemente aprobados son productos derivados de antibióticos existentes con resistencia a los medicamentos muy consolidada. Por lo tanto, se prevé una rápida aparición de farmacorresistencia a estos nuevos agentes.
La evaluación concluye que “en general, la cartera de productos clínicos y antibióticos recientemente aprobados son insuficientes para hacer frente al reto de la creciente aparición y propagación de la resistencia a los antimicrobianos”.
Soluciones novedosas al margen de la vía tradicional de desarrollo
La falta de avances en el desarrollo de antibióticos pone de manifiesto la necesidad de explorar enfoques innovadores para tratar las infecciones bacterianas.
El informe de la Organización sobre la cartera de productos en desarrollo para 2021 incluye por primera vez una descripción exhaustiva de los medicamentos antibacterianos no tradicionales.
La investigación menciona 27 agentes antibacterianos no tradicionales en fase de desarrollo que van desde anticuerpos a bacteriófagos y terapias que apoyan la respuesta inmunitaria del paciente y debilitan el efecto de las bacterias.
Las pequeñas y medianas empresas innovan, pero les falta músculo financiero
El informe señala que existen algunos productos prometedores en diferentes fases de desarrollo. Sin embargo, solo una parte de ellos llegará al mercado debido a los retos económicos y científicos inherentes al proceso de elaboración de medicamentos.
Esta circunstancia, ligada al escaso retorno de la inversión de los antibióticos que han tenido éxito, ha limitado el interés de los principales inversores privados y de la mayoría de las grandes empresas farmacéuticas.
El estudio también confirma que las pequeñas y medianas empresas son las impulsoras de los estudios preclínicos y clínicos siguen siendo impulsados por pequeñas y medianas empresas. Estas compañías suelen tener dificultades para financiar sus productos hasta las últimas fases del desarrollo clínico o hasta que se obtiene la aprobación reglamentaria.
El Covid-19 como oportunidad
La crisis del Covid-19 ha permitido profundizar en la comprensión global de las implicaciones sanitarias y económicas de una pandemia incontrolada. Al mismo tiempo, ha agudizado las carencias de financiación sostenible para hacer frente a estos riesgos, incluidas las inversiones en I+D de medicamentos antimicrobianos y vacunas, a la vez que ha revelado los rápidos avances que se pueden lograr cuando hay suficiente voluntad política y emprendimiento.
“Hay que aprovechar las oportunidades que surgen de la pandemia de Covid-19 para poner sobre la mesa la necesidad de realizar inversiones sostenibles en I+D de antibióticos nuevos y eficaces”, explica el director de Coordinación Mundial de la resistencia antimicrobiana de la Organización, Haileyesus Getahun.
“Los antibióticos son el talón de Aquiles de la cobertura sanitaria universal y de la seguridad sanitaria mundial. Necesitamos un impulso mundial continuado que incluya mecanismos de financiación conjunta e inversiones nuevas y adicionales para hacer frente a la magnitud de la amenaza de la resistencia a los antimicrobianos.”
Para subsanar estas deficiencias financieras e impulsar las inversiones sostenibles en el desarrollo de antibióticos, la Organización y su socio Drugs for Neglected Diseases intitive (inicativa Medicamentos para Enfermedades Olvidadas) han creado la Global Antibiotic R&D Partnership para elaborar algunos de los tratamientos innovadores que se incluyen en el informe.
Además, la OMS ha colaborado estrechamente con otros socios de financiación sin ánimo de lucro para impulsar y acelerar la investigación antibacteriana.