Despide Londres al Príncipe Felipe de Edimburgo
El Reino Unido y la reina Isabel II dieron el último adiós este sábado al príncipe Felipe de Edimburgo, en un sobrio funeral de estilo militar con mascarillas y pocos invitados debido a las medidas impuestas a causa de la pandemia.
Cubierto con su espada, su gorra naval y su estandarte personal, el féretro del duque fue trasladado de mañana por portadores del Primer Batallón de Granaderos, de los que Felipe fue coronel durante 42 años, desde la capilla privada de la familia real a otro salón del castillo.
Preparándose para la procesión, los guardias reales con sus altos gorros negros de pelo de oso y decenas de representantes de otros cuerpos militares se posicionaron, perfectamente alineados, sobre el impecable césped del patio central del castillo mientras sonaban las fanfarrias militares, publicó el sitio www.dw.com.
El príncipe Enrique, de 36 años, reapareció públicamente con la realeza desde que él y su esposa Meghan, que no viajó al Reino Unido por su embarazo, abandonaron sus funciones reales y se fueron a vivir a California. Durante la procesión, Enrique y Guillermo, de 38 años, no caminaron juntos, en medio estuvo su primo Peter Phillips.
Felipe de Edimburgo, que falleció en Windson el 9 de abril, dos meses antes de cumplir 100 años, fue una presencia constante junto a Isabel II desde que, con solo 25 años, fue coronada en 1952, cuando el Reino Unido se reconstruía tras la Segunda Guerra Mundial y su imperio empezaba a desmoronarse.
Debido al coronavirus se pidió a los británicos no desplazarse a esta pequeña localidad. Aún así algunos decidieron hacer el viaje mientras la mayoría del país seguía el acto por televisión.
“Se supone que la gente no debe venir, pero este es un gran evento, único en una generación, el duque era especial así que esperamos a mucha gente”, dijo uno de los agentes de seguridad desplegados en las calles de Windsor.
Las exequias de la realeza británica suelen ser de gran envergadura, perfeccionadas durante años y concurridas por monarcas y mandatarios de todo el mundo. Pero las restricciones impuestas por el coronavirus obligaron a modificar los planes para el entierro de Felipe, que se limitó a 30 invitados cercanos con mascarillas y distancias de seguridad, y respetó el marcado estilo militar.
Antes de entrar a la capilla de San Jorge, se guardó un minuto de silencio para rendir homenaje al esposo de la reina Isabel II, también se escucharon unos cañonazos, todo con el fin de recordar al monarca.
Tras el funeral, presidido por el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, líder espiritual de los anglicanos, el duque fue enterrado en privado en la bóveda real de la capilla San Jorge.
A pesar de que la familia real pidió a los británicos no asistir al castillo de Windsor, lugar en donde se realizó el funeral del príncipe, algunas personas se dieron cita para despedirse del esposo de la reina Isabel II.