Andrea Lizárraga: La niña que amaba la cocina
Cuenta Andrea Lizárraga que antes de ir a la playa, con apenas tres años de edad, tomaba una barra de pan, extendía las rebanadas y las untaba de mantequilla, y se las llevaba de lonche.
“Eso me convirtió en la prima de los sandwiches que nadie quería comer, pero me permitió saber que era esto a lo que me quería dedicar”, recordó Andrea.
Hoy, Andrea se ha convertido en chef y dirige la Nao Kitchen Bar en el corazón del Centro Histórico de Mazatlán, un espacio donde la cocina de diversas regiones de Asia toma forma y se fusionan con la comida mexicana y la neoyorkina.
El amor a la cocina le viene de su padre, quien siempre trabajó en hoteles, por lo que constantemente viajaban de un lado a otro acompañándolo a su trabajo, viviendo en lugares como Los Cabos, Cancún e Ixtapa, lugares donde los restaurantes prácticamente se convirtieron en su patio de juegos, donde convivía con chefs, olores y sabores.
Al ser fanática de la buena comida y de la profesión de su padre todo encajó perfectamente para que Andrea emprendiera su aventura en el mundo gastronómico, ingresando a los 15 años a estudiar repostería en el Instituto de Capacitación Felton, en Mazatlán.
Tras salir de preparatoria, siguió dispuesta a seguir su sueño: convertirse en chef, por lo que su padre la llevó a trabajar bajo su mando durante 12 horas al día todo un verano, tiempo a lo que ella llamó, las mejores vacaciones de su vida.
Posteriormente ingresó a la carrera de Gastronomía en la Ciudad de Monterrey dentro del Instituto Culinario de México, donde recibió la formación para convertirse en una profesional; aprendizaje que le permitió viajar al sur de Francia, donde incursionó en un restaurante poseedor de dos Estrellas Michelin.
Reconoció que trabajar en Francia fue todo un reto, sobre todo por el gran machismo que imperaba en la cocina, aunado a la férrea disciplina, donde los gritos y la presión nunca faltaron.
Aún así, ni los gritos ni las fuertes dosis de machismo la detuvieron en su deseo de seguir creciendo por lo que concluida esa etapa, regresó a sus estudios de cocina, para posteriormente, viajar de nuevo a Francia, pero esta vez hacia el norte, integrándose a un restaurante tres estrellas, trabajando en el área de repostería.
Ser latina y ser mujer en una cocina francesa no era la combinación ideal, explicó, lo que llevó a vivir una etapa difícil, pero nunca se rindió. Surgieron nuevas oportunidades, una de ellas fue viajar a Japón para hacer nuevas prácticas, y posteriormente a Nueva York.
“En Nueva York es donde trabajé mucho la cocina fusión, de aquí es donde salió un poco la inspiración para mi cocina de fusión asiática, mexicana y neoyorkina”.
Tras unas vacaciones que tomó en Mazatlán, Andrea se dio cuenta que la gastronomía mazatleca se estaba desarrollando, por lo que decidió quedarse y abrir su propio local, utilizando equipo reciclado, el cual fue creciendo y mejorando con el tiempo, hasta tener la oportunidad de mudarse a donde está actualmente.
Su propuesta gastronómica, explicó, es una extensión de su personalidad, y su encanto por Asia.
“He estado en contacto con gente Korea, Filipina y por todo ese intercambio cultural llamé a mi restaurante ‘Nao’, haciendo alusión al Galeón de Manila o la Nao de China, como se denominaba a la ruta comercial que conectaba al reino de España con las riquezas de Asia, pero que también visitaba México y uno de los puertos era Mazatlán, trayendo productos que no existían en México.
“Mi cocina es una extensión de todo lo que quiero transmitir por mi pasión por Asia, crear platillos sinaloenses con ingredientes de allá. Mi menú es algo muy personal, una mezcla de experiencias de lo que yo he vivido con Asia”.
Chef, empresaria y mamá, tres facetas distintas que día a día vive Andrea, representando cada una de ellas un importante reto, sin embargo, a cada una Andrea le brinda calidad y el tiempo necesario, creando así el balance que busca.
Para Andrea, hoy la cocina sinaloense está en su mejor momento, gracias a que hay más gente preparada, que ha salido de su país para trabajar en lugares de muy buen nivel, que vuelven con una propuesta interesante, pero usando productos locales, haciendo evolucionar más a la cocina sinaloense.
“Sinaloa sabe a mar, a salinidad, a viento en la cara en un día soleado”.
Frases
“Mi cocina es una extensión de todo lo que quiero transmitir por mi pasión por Asia, crear platillos sinaloenses con ingredientes de allá. Mi menú es algo muy personal, una mezcla de experiencias de lo que yo he vivido con Asia”.
Perfil
Nombre: Andrea Lizárraga
Ocupación: Chef y fundadora del restaurante Nao Kitchen bar
Estudios Profesionales: Repostería en el ICAFE (Instituto de Capacitación Felton) en Mazatlán, y la Carrera de Gastronomía en el Instituto Culinario de México.