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Festival Internacional de Guitarra

Viajan con ‘La dolce guitar’ a través de los siglos

El guitarrista Gian Marco Ciampa ofrece un repertorio de Ponce, Turina, Barrios y otros autores

Un viaje a través de los siglos, las culturas del mundo y las múltiples etapas de la guitarra, ofreció Gian Marco Ciampa a los sinaloenses con el programa “La dolce guitar”.

En el teatro Socorro Astol, el músico italiano ofreció una noche memorable en la tercera jornada del Festival Internacional de Guitarra Sinaloa 2023, con un repertorio que incluyó obras de Heitor Villa-Lobos, Joaquín Turina, Agustín Barrios y otros.

Concebido como un viaje a través de los siglos y a través de las culturas musicales del mundo, el programa reunió las múltiples facetas del instrumento, desde la música romántica hasta el Siglo 20 cuando la guitarra tuvo su esplendor creativo, explicó el guitarrista.

Abrió con Valsa Concerto No.2, del brasileño Heitor Villa-Lobos, uno de los temas póstumos del autor, para continuar con un tema del mexicano Manuel María Ponce, Variaciones sobre un tema de A. de Cabezón, escritas por el compositor unas semanas antes de su muerte en 1948 y, si no de las más famosas, sí de las más tocadas por el concertista desde que se la mostraron hace unos años.

Volvió a Villa-Lobos, autor que tuvo la virtud de combinar los bailes de la música clásica europea con el coro del folclore popular brasileño, lo cual se muestra en las piezas Mazurka-Choro, Valsa-Choro y Gavotta Choro.

Luego la Introducción y Capriccho opus 23, del italiano Giulio Regondi, uno de los pocos compositores del romanticismo guitarrístico, con una pieza en la que rinde homenaje al Rondo Caprichoso, de Felix Mendelssohn.

Siguió con el Choro de Saudade, del paraguayo universal Agustín Barrios que definición como una mezcla perfecta entre el choro sudamericano y la influencia romántica de los compositores europeos, pieza que provocó una de las más fuertes muestras de entusiasmo hasta ese momento.

Cerró con la Toccata in Blue del italiano Carlo Domeniconi, una pieza inspirada formal e instrumentalmente en la tocata de clavecín, cuyos sonidos están influenciados por el repertorio de guitarra contemporánea pero también por el jazz y el blues característicos en la obra de Domeniconi. Fue la más aplaudida, con vítores tan intensos que obligaron a Ciampa a retornar dos veces al escenario, la segunda con su guitarra para conceder un encore.