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Durante concierto de la OSSLA

Ovacionan de al pianista Mikhail Voskresensky

Un largo y cerrado aplauso acompañado de ovaciones, culminó la primera presentación en Culiacán del gran pianista ucraniano Mikhail Voskresensky (1935), acompañado por la Orquesta Sinfónica Sinaloa de las Artes en el cuarto programa de la Temporada de Primavera 2024, bajo la dirección artística del titular de la OSSLA, el maestro Eduardo García Barrios.

El programa, denominado Mikhail Voskresensky, Una leyenda del piano, será replicado este domingo 19 a las 12:30 horas en el Teatro Pablo de Villavicencio del Instituto Sinaloense de Cultura, con boletos a un costo de 50 pesos general, disponibles en kynetick.com y en la taquilla del teatro.

El aclamado solista brindó una magistral interpretación del Concierto para Piano No. 1, Do menor Op.15, de Ludwig van Beethoven, en el que dio fe de su virtuosismo.

Pasaje a pasaje, los tres movimientos de ese gran concierto –por el cual Beethoven no sintió mucho aprecio- fueron desgranados por el solista, quien hizo toda su carrera artística en Rusia, país que dejó para radicarse en Estados Unidos en 1922, en protesta por la invasión de Rusia a Ucrania, su país natal.

Vítores y aplausos de pie coronaron su participación; salió dos veces a agradecer, y a la segunda, jaló a la concertino Olena Bugaychuk como señal de que no había más... y los aplausos arreciaron.

Respecto a Voskresensky, “honor a quien honor merece”, dijo García Barrios, durante más de 60 años ha sido profesor emérito del Conservatorio Tchaikovsky de Moscú, maestro visitante de la Escuela Juilliard de Nueva York con más de 300 lauros en concursos durante su carrera en todo el mundo y una leyenda de la escuela rusa del piano y que a su edad sigue lleno de energía y nos honra con su presencia.

El programa, que en esta ocasión dejó al solista para el último, abrió con la Sinfonía No.1, Op.68, en Do menor, de Johannes Brahms, con cuatro movimientos y que fue compuesta a los 40 años de edad.

“Brahms no había escrito ninguna sinfonía y cuando le preguntaban por qué, contestó pensando en Beethoven: ‘aún el gigante nos observa’. No se atrevía a entrar en ese género y cuando por fin escribió esta sinfonía, fue considerada como “la décima sinfonía de Beethoven”, comentó García Barrios.

Y en efecto, la influencia del genio de Bonn es notoria en su impetuosidad, que evoca al poderoso mar, e incluso en el cuarto movimiento hay una melodía que evoca en algo al Himno a la alegría, aunque García Barrios –que es quien sabe- lo consideró “un himno a la naturaleza humana y al espíritu”.

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