‘Es un reto escribir un poema de orden social sin que sea panfletario’
Escribir un poema de corte cívico era algo que hace 10 años “asustaba” a Francisco Meza, pues lo primero que venía a su mente era que se trataba de un panfleto. Ahora, en Retóricas de la sed, ese fue su mayor reto.
“El reto está en que un poema de orden social no se convierta en panfletario”, dijo al presentar su más reciente libro en Café Yameto, con los comentarios de Adrián López Ortiz, director de grupo editorial Noroeste, y del poeta e historiador Iván Rocha.
En una primera instancia, contó Meza, tenía 120 páginas de poemas que había publicado en suplementos, revistas, nacionales, estatales, que había leído en encuentros y que estaban sueltos, sin libro.
“Estaban casi en estado de calle y dije, qué voy a hacer con ellos o los voy a guardar en una carpeta y ahí van a estar o voy a buscar una publicación que no hable tanto de un libro, sino de una época”.
Los reunió, revisó los que no tenían un aire de familia y utilizó un tercer filtro, si a la tercera lectura le aburrían, los dejaba fuera. Al final quedaron 60 y propuso la lectura para el hipotético lector.
“Y esta empieza con un sujeto lírico, romántico, el poeta que está disertando y luego pasar a personajes imaginarios, como el monólogo del vendedor de agua, que son figuras ficcionales, propia voz, donde se cede la voz y esa fue la disposición de lectura y he tenido buenos comentarios, es un libro misceláneo en términos reales, al menos se lee amablemente”.
Adrián López Ortiz dio la bienvenida al autor y dijo que le da gusto que tenga un nuevo libro y que encuentre en Yameto un espacio para presentarlo, pues a Culiacán le faltan lugares para pensar, platicar y era una oportunidad de poder hacerlo ahí.
Como lector, dijo que dos cosas le gustaron del libro más allá de la poesía, una de ellas la indignación permanente en el contexto de violencia.
“Es esta indignación permanente por el contexto de violencia, por la realidad que todos los días se vive y está muy presente en los poemas, sobre todo en ‘Bala perdida’, de una brevedad extraordinaria, pero que cuenta el absurdo que nos toca a nosotros desde lo periodístico, contar tristemente... es un absurdo así y el gran acierto de ese poema es la brevedad”, dijo.
“Esos hecho son así de efímeros, suceden y ya, y también la poesía puede servir para exigir cómo nos pensamos y construimos en Culiacán y Sinaloa, estamos a dos años del Jueves Negro, y es algo que tenemos muy presente. Es triste y comprensible que hay una resistencia a recordar este tipo de hechos, a repensarlos y reflexionarlos”.
Lo segundo que le gustó fue encontrar a un Francisco “más viejo, más consciente de que el cuerpo se desgasta, de que el cigarro hace daño y las cheves a la larga cobran factura”, comentó en tono de broma.
“Pero por otro lado más consciente de esta humanidad finita, estos cuerpos limitados que tenemos, hay una madurez, de pronto nos subimos a los 40 y te empiezan a doler cosas. Y eso me gustó del libro, por una parte los poemas reflejan cierta nostalgia por la juventud, esta condición muy humana. Me gustó mucho que no olvidaras el compromiso permanente con lo que piensas y de lo que sucede todos los días”.
Rocha recordó que el libro llegó a sus manos en el punto más álgido de la pandemia y encontró en él una aproximación a los avatares de la cotidianidad.
“Es un libro de una sencillez muy profunda y repleta de técnica, hay un esfuerzo por alcanzar una voz poética muy bien estructurada, y esto me hace pensar mucho en los talleres dónde no solo aprendimos a escribir poesía sino a leerla desde otra posición, encontrar recursos, estructuras y es algo que me gustó de Retóricas de la sed”, destacó.
Comentó que Mirada perdida, le recordó a los poemas de José Watanabe, porque narra una historia en unos cuantos versos, con un lenguaje muy sencillo pero con una intensidad emocional muy fuerte
“Otra cosa que me gusta del libro es que hay una apreciación de la realidad, de lo cotidiano, muy profunda, con esta voluntad poética de crear otra posición ante estos avatares de la cotidianidad”, apuntó.
“Y en un punto va aterrizando en temas más complejos, políticos, el de La bala, el poema de odio, que son temas políticos y de una reflexión que va más allá de lo estético, que aterriza en la reflexión de lo que ocurre en nuestra sociedad”.
Al final, leyó algunos poemas del libro.