El teatro en los tiempos de pandemia
Cerrar las puertas del teatro durante prácticamente un año, fue un golpe duro para los creadores escénicos. Actores, directores, productores han tenido que hacer ajustes, recortes, para sortear la crisis y seguir compartiendo su trabajo en esta nueva realidad que se vive en el mundo.
El público dejó de ir al teatro, para transformarse en un espectador desde casa, a través de la pantalla de la televisión, el celular o la computadora.
Las funciones se cancelaron, los ingresos se cayeron. Como cualquier negocio o empresa, pudieron sobrellevarlo al inicio, pero luego se fue haciendo insostenible. Vinieron recortes. Y hubo quien, en algún momento, pensó en cerrar.
Algunos participaron en la convocatoria Espacios Escénicos Independientes en Resiliencia, de la Secretaría de Cultura, a través del INBA, fueron beneficiados, lo que les ayudó a pagar la renta y a los actores.
Unos más lograron acomodar funciones en programas en línea que llevaron a cabo las instituciones de cultura, del estado y/o municipios, y recibir ingresos por ello.
Al ser espacios que se sostienen por proyectos o con entrada de boletos, que es lo menos, pudieron sostenerlos porque: se les perdonó rentas de varios meses, les bajaron un porcentaje de la misma o se les esperó a que pudieran pagar.
Y sorteando la pandemia, los contagios, la pérdida de amigos e incluso familiares, siguieron adelante. Porque si algo caracteriza a los sinaloenses es que son ‘echados pa’delante’.
Siguieron para estar vigentes, para tener un lugar donde ensayar, prepararse, seguir trabajando, gestionando recursos, mientras llegan mejores tiempos.
Porque el teatro seguirá siendo teatro, como lo ha sido desde siempre, coinciden, la virtualidad será solo una herramienta.
Cúcara y Mácara
Del espacio escénico Cúcara y Mácara, que se ubica en la que fue casa del dramaturgo Óscar Liera, Alejandro López, actor y director de Delta Teatro, que está al frente de éste, compartió que si han sobrevivido el año de pandemia porque tenían ahorros y un presupuesto que pensaban utilizar para hacer adecuaciones y cambiar la imagen del lugar, lo cual fue cancelado y utilizado para “irla pasando”.
En este caso les ayudó que la señora Adelina Cabanillas, hermana de Óscar Liera y dueña de la casa, les perdonó varios meses de renta. También detuvieron proyectos que tenían con agrupaciones. Y como grupo, todas las funciones de Delta Teatro en festivales se cancelaron.
Hacer algunos proyectos con los ayuntamientos de Culiacán y Mazatlán, que hicieron programas en línea, les generaron cierto ingreso durante ese difícil periodo.
“Nos motivó a seguir el hecho de tener un lugar donde seguir ensayando, preparándonos, ahora tenemos ingresos para cubrir lo mínimo necesario”.
Y aunque no ve el momento exacto en que esta situación vaya a cambiar considera que tendrán que acostumbrarse y seguir trabajando de esta manera. Actualmente hacen presentaciones, los fines de semana, a las que se puede acudir con reservación.
“La tendencia nuestra es acomodarnos a la situación. No vemos el momento exacto en que esta situación vaya a cambiar del todo. No hemos entrado a trabajo digital, porque como amantes del teatro, no les gusta que no sea en vivo, y están buscando alternativas que realmente sean interactivas o en un lenguaje muy cercano a la experiencia de estar en el foro.
Recientemente presentaron Quisiera ser Selena, un espectáculo de Lázaro Fernando, con Sabaiba Teatro y Pareja Abierta.
La Nave
Al tener que cancelar funciones, proyectos que se tenían a corto y mediano plazo, La Nave, el espacio de la Compañía de Teatro Escénico Todo Terreno, que dirige Juan Mendoza, vivió uno de los momentos más complicados. Incluso se pensó en cerrar.
Lograron un apoyo federal con la convocatoria del INBA para Espacios Escénicos Independientes en Resiliencia, con el que hicieron la obra E-contingencia, y pudieron pagar renta y servicios.
Pero que al prolongarse el confinamiento, tuvieron que hacer recorte de personal, reducir pagos. Incluso, comentó Juan Mendoza, tuvo que poner dinero que ganaba en otro trabajo, para seguir sosteniendo. Sacrificando incluso los ingresos de su familia.
“Han sido meses complicados, no logramos vender funciones, colocamos algún proyecto virtual”.
Esa ha sido la constante y aunque en algún momento sí pensó en cerrar, al final de cuentas dice que es un lujo, como compañía, tener su espacio para trabajar.
Foro Escénico Tatuas
Mantener durante la pandemia el Foro Escénico Tatuas ha sido para la agrupación que fundó Óscar Liera en 1982, complicado porque la renta no es barata y no se tienen ingresos, reconoce su director Rodolfo Arriaga.
Haber ganado apoyos de la convocatoria para Espacios Escénicos Independientes en Resiliencia, les ayudó a paliar el tema económico: pago de servicios, renta del espacio. Pero cuando este recurso se acabó, tuvo que salir de su bolsa.
A esto se sumó que algunos integrantes enfrentaron las complicaciones de haberse contagiado de Covid y la pérdida de amigos y familiares por esta situación.
Sin festivales ni proyectos, pudieron hacer algunas presentaciones en instituciones, algunas virtuales y algunas presenciales, en municipios de menos casos de coronavirus.
La Escuela Municipal de Teatro, que tiene ahí su sede, siguió en línea, y algunos maestros renunciaron al salario, en pro de mantener el espacio.
El confinamiento les enseñó también nuevas posibilidades de hacer teatro, como la de actuar y dirigir, cada quien desde su casa, y en pantalla parecer que lo hacían juntos.
“Estamos en un momento complicado, no solamente por la pandemia, porque la gente se acostumbra, los chavos tienen en su mano un celular y quitárselo es complicado, el teatro lo tienes que ir achicando, ajustar el espacio, estábamos en ese proceso”, apuntó.
“Con el cine se pensó que el teatro desaparecía, el Teatro Apolo se convirtió en un cine piojito antes de que lo desaparecieran y contra todo eso el teatro ha tenido que resucitar, tiene que ir planteando nuevos paradigmas para que sea interesante”.
Volver a lo que era el teatro antes de la pandemia tomará tiempo, reconoció, porque la gente se quedó con miedo de ir a lugares cerrados.
Aún así, siguen trabajando y ya tienen un nuevo montaje ‘Corazón desazón’, de Saúl Enríquez, con las actuaciones de Marcela Beltrán, Marichú Romero, Miriam Valdez, Genaro Sahagún, Andrés Vízar y la dirección de Rodolfo Arriaga, que presentan de manera presencial con todas las medidas sanitarias.
Mil Producciones
Para los productores este escenario tampoco ha sido alentador. Los actores Misael Arredondo y Lorena Fierro, que producen sus propios espectáculos, de otros grupos y traen funciones a la ciudad de obras del país, se vieron afectados por la pandemia.
Tuvieron que recortar personal, escenógrafos, mercadotecnia. Cancelaron funciones, proyectos e hicieron algunas presentaciones a través de YouTube y Facebook.
Y aunque al teatro ya se puede volver, con medidas sanitarias, Arredondo considera que no será posible en el corto plazo, recuperarse cuando menos a como estaban en 2019.
“La gente tiene miedo, aunque también es una doble moral, porque sí van a fiestas”.