‘El corrido es una fuente para conocer el pasado’, asegura Juan Carlos Ramírez-Pimienta
El corrido debe ser aprovechado como fuente histórica para conocer el pasado, da cuenta de los protagonistas, de la violencia y representa narrativas diferentes al discurso oficial, consideró el escritor Juan Carlos Ramírez-Pimienta.
Al presentar su libro libro Una historia temprana del crimen organizado en los corridos de Ciudad Juárez, el investigador especialista en temas de narcocorridos y violencia recordó que comenzó a escribirlo cuando Ciudad Juárez era el centro de conversación por su violencia contra las mujeres.
“Me di cuenta que se le habían compuesto corridos que hablaban de feminicidios y levantones mortales, como ahora, tenía idea de que eran documentales y estaba convencido de lo indispensable que es estudiar las criminalidades y sus historias”.
Investigar el pasado, dijo, le hacía reflexionar sobre el presente.
Desde San Diego, el autor compartió que se propuso contar historias olvidadas, corridos pintorescos pues su estudio ayuda a comprender un periodo cardinal de la historia fronteriza nacional y aún internacional.
“Nos proporcionan claves para entender nuestra relación con Estados Unidos en materia de procuración de justicia y políticas antidrogas, nos ayuda a entender cómo llegamos a la situación de violencia y corrupción de inicios de este Siglo 21”.
En este libro, añadió, son muchas las historias de personajes las que cuenta, como la de Enrique Fernández, conocido como el al capone de Juárez y el Robin Hood del valle de juárez, cuyo funeral congregó a miles de personas.
“Afirmo y no me parece exagerado que él pudo haber sido el primer jefe de cartel, de la manera en que hoy entendemos el término, una banda criminal con un amplio portafolio de intereses delictivos nacionales e internacionales, con todo y protección política” dijo.
“Aun así era percibido como un benefactor social, pues mandó hacer escuelas, entre otras cosas, para despistar a sus enemigos”.
Consideró que uno de los errores al contextualizarse los narcocorridos es pensar que son solo apología y dijo que no es lo mismo escucharlo en Estados Unidos o en México y en México en una zona de mucha violencia.
“No podemos pensar que quienes escuchan los narcocorridos son narcos, criminales o proclives a la violencia, lo que hacen los oyentes es escoger los mensajes”, apuntó.
“Como género, el corrido no tiene ideología, la ideología la tiene la persona que lo compone y quien lo puede escuchar. Siempre he pensado que el hecho de escuchar música no va a ser que alguien diga ‘dejo de ser estudiante de historia o investigador para ser sicario, eso no va a suceder”.
Compartió que cuando hace su investigación de campo, escucha y percibe que las personas que están en los bares son profesionistas o gente que no tiene nada que ver con el crimen organizado.
“Hablan de la obra, de que van a hablar con el ingeniero, se emocionan con las canciones y regresan a hacer su vida normal”.
Juan Carlos Ayala Barrón, director de Editorial UAS y comentarista, destacó que Ramírez Pimienta es un connotado investigador de corridos y narcocorridos, y su obra es uno de los aportes más originales y profundos que intenta a partir de este tema un conocimiento crítico y seriamente reflexivo de las micro historias.
Da al corrido ese carácter de documento fundamental para ser la historia de una época y un espacio determinado.
“De cada estrofa, verso y nombre ahí mencionado busca la fuente hemerográfica y bibliográfica que le dé el carácter de documento histórico, además de mostrar el contexto situacional y causal de los sucesos relatados”, apuntó.
El libro, añadió, no es un documento literario, sino que reúne las características de un ensayo histórico propio de la micro historia que escudriña el acontecer cotidiano desde el cual es posible reconstruir parte de la historia local y regional, y en este caso nacional, en la primera mitad del Siglo 20.
Agradeció que proporcionara una obra tan rica y documentada, la historia temprana del crimen organizado en los corridos de Ciudad Juárez.
Juan Fernández, investigador en el tema del narcotráfico en los altos de Sinaloa, comentó que en su libro el autor va más allá de entender el corrido como una fuente lírica narrativa y reconoce su naturaleza como fuente histórica.
“Los corridos son aquellos que le permiten al autor seguir la huella al más puro estilo de la microhistoria del delito para dar a conocer las andanzas de personajes no tan mediáticos a quienes les otorga voz y protagonismo, lo que permite comprender las formas de organización criminal”, señaló.
Destacó las fuentes consultadas por el autor, como prensa nacional y extranjera, archivos históricos y fotográficos que permitieron recrear los perfiles delictivos de los protagonistas de esta obra.
“Este libro además de que es un aporte para la historiografía sobre este tema, es un libro imprescindible para quienes nos dedicamos al estudio de la violencia y la criminalidad, pero también debe ser leído por un público amplio que conocerá en sus páginas la historia regional del crimen organizado como parte de la cultura y la vida cotidiana en el contexto de la frontera norte de México.