|
Evangelización, educación y cultura

El ayuno

EVANGELIZACIÓN, EDUCACIÓN Y CULTURA

    En una sociedad altamente consumista, como la nuestra, el término ayuno puede adquirir una significación diferente al concepto en la tradición oriental, pero en el fondo pudiera llevar a la misma idea fundamental.

    En su estricto significado consiste en abstenerse de tomar alimentos y en su contexto ascético es una práctica cuya finalidad consiste en adquirir un equilibrio para la existencia del hombre. Actualizando su significado el término puede derivar hacia una forma de desprendimiento sobre el uso consumista difundido en nuestra sociedad actual.

    En las Sagradas Escrituras se relata el origen de la institución de esta práctica, establecida para el día de la expiación, que era el séptimo día de cada mes, teniendo la finalidad de afligir el cuerpo, con la privación de alimentos y con la intención de buscar una especie de empobrecimiento del espíritu a fin de alcanzar una humillación por los pecados cometidos.

    En el cristianismo esta práctica fue introducida alrededor del siglo IV como una forma de oración y penitencia, considerando que al eliminar distracciones e inquietudes se logra una mayor disposición escuchar la voz de Dios.

    Pertenecientes, nosotros, a la cultura occidental tendemos fuertemente hacia los bienes materiales, llegando a medir la calidad de la persona bajo el parámetro del tener, por encima del ser, según lo define la pragmática premisa; “Tanto tienes, tanto vales”, por ello el ser capaz de decir no a ciertos satisfactores viene a ser un reforzamiento al valor de la persona, en cuanto tal.

    Una original e interesante práctica ha surgido en algunos lugares de Europa, dándole una modalidad al contenido ascético del término abstinencia con una vigencia actual, consiste en privarse del uso del automóvil durante el tiempo de la cuaresma, haciendo uso de los medios populares masivos de transportación o definitivamente caminar. Además de ser una práctica penitencial se convierte en una forma de contribuir a mejorar el medio ambiente tan castigado en nuestros días

    Entre los propósitos del ayuno cristiano esta la purificación de nuestro espíritu, por medio de la mortificación del cuerpo, logrando así una fortaleza que permitirá vencer el dominio de las pasiones.

    Otra de las finalidades del ayuno cristiano consiste en fortalecer la oración, pues cuando esta va acompañada de esta práctica adquiere una intensidad y una fuerza que por sí sola no alcanza. La Sagrada Escritura está llena de estos ejemplos.

    Un tercer propósito consiste en alcanzar una mayor comprensión de la palabra revelada, así, cuando no alcanzamos a entender su significado, el ayuno es un medio eficaz, para comprender lo oculto en los misterios revelados.

    Instituido como una práctica ascética desde la tradición, el ayuno es un medio recogido por la iglesia para invitarnos a una mejor purificación de nuestro ser y así llegar a celebrar renovados el misterio pascual, para renacer en Cristo resucitado.