A través del arte logra que fluya el amor entre madre e hijo
Ser mamá ha sido para Ericka Mariana Gelover Ramírez un gran regalo de la vida. Ver a sus hijos crecer, volverse cada vez más independientes, que empiecen a tomar más decisiones y que vayan tomando su lugar en el mundo la ha llenado de orgullo.
Pero en ese camino no todo ha sido fácil, pues cuando se es madre por vez primera es como recibir un cuaderno en blanco, dice.
Pero en el arte y la terapia encontró las herramientas que le han permitido gestionar sus emociones y contribuir en sus pequeños a manejar las suyas. De ahí creó el taller de Arte Terapia que después evolucionó en el Arcoiris de las Emociones, que imparte en el Instituto de Terapia Sistémica Shalom, en Culiacán y pronto, en Mazatlán.
Arte y terapia
A Ericka Mariana siempre le gustaron las manualidades, empezó a pintar siendo adolescente y de grande decidió estudiar la carrera de Artes Plásticas. También ha participado en los talleres del Instituto Shalom, que fundó su mamá, la psicóloga Naytzé Ramírez Torres.
“Yo crecí aquí, mi mamá es psicóloga desde antes de que yo naciera, yo tomaba los talleres de niños, después entré a estudiar la Licenciatura en Educación para la Familia”.
El arte lo ha relacionado con las emociones y siempre que pasaba por alguna situación, pintaba, dejando fluir así sus emociones. Así creó el taller de Arte Terapia, en donde los pequeños aprendían de la teoría del color, y luego de tomar la certificación en Terapia de Contención, y crear cuadros de las emociones para los consultorios de sus compañeras, surgió la idea del taller Arcoíris de las Emociones
“Me gustó unir la parte de las emociones, lo terapéutico y la pintura, en Arte Terapia, aprenden ellos sobre la teoría del color y siempre aterrizamos con las emociones, por ejemplo, qué color sería el enojo, casi siempre lo relacionan con el rojo, que color es la tristeza, azul”.
Pero el trabajo en el taller va más allá. Si el tema es el enojo, surgen preguntas “¿cómo se manifiesta en tu cuerpo? ¿En qué parte lo sientes? ¿Cuánto tiempo dura? ¿Qué haces, lastimas a los demás, te lastimas a ti mismo?, con la intención de aprender a canalizarlo para que no guarden las emociones, pues pueden enfermar o alejar de las personas.
“Vemos las emociones, no como buenas y malas, sino como agradables y desagradables, ¿qué nos gusta sentir más?, pero a veces en nuestro sistema no están permitidas, por ejemplo, si ha habido muchas pérdidas o están pasando un duelo, y no está muy bien permitido sentirlas. Me ha tocado ver que no permiten el enojo o no permiten la tristeza, por ejemplo que te vean llorando, pero no te permiten expresarte, y te mandan al cuarto”.
La maternidad
La llegada de un hijo a la vida de una mujer, reconoce, es casi como recibir una hoja en blanco.
“Ellos aprendieron a sentir adentro de nosotras, de la tristeza, el enojo, el miedo, la angustia, como nosotras lo vivíamos en ese momento y ahora afuera también, si nos permitimos llorar o nos reprimimos o quedamos callados y hacemos la ley del hielo, les estamos enseñando eso”, dice.
“Entonces hay que permitirnos validar nuestras emociones con nuestros hijos, decirles ‘estoy muy cansada’ o ‘estoy muy triste’ porque ‘tuve un problema con una compañera de trabajo y ahorita necesito un tiempo’. Ellos van a aprender que cuando se sientan mal pueden estar mal, y eso, también es válido, y pueden tomar ese momento para recuperarse o llorar si lo necesitan”.
En la terapia de contención, comparte, se trabaja en el acompañamiento de temas como duelos, relación con mamá, padres e hijos, ex parejas o pareja actual, que no hacen que fluya el amor.
“Pudo haber mucho miedo, tristeza o enojo contenido, a veces con la pareja, y con un abrazo de contención puedes por primera vez darte permiso de experimentar todas las emociones y sacarlas, para sacarlas y llegar al amor. Casi siempre el enojo tapa otras emociones. Puedo estar muy enojada con mi pareja, pero realmente estoy triste, decepcionada o me siento de otra manera”.
Lo primero es reconocerlas, saber en qué parte del cuerpo se sienten, puede uno estar muy enojado y tener un nudo garganta, añade.
“Como mamás es importante darnos el permiso, porque nuestros hijos están aprendiendo como nosotros lo hacemos y entender que el cerebro de nuestros hijos está en construcción hasta los 28 años, más o menos, que se termina de construir la corteza que nosotros ya desarrollamos, saber que ellos no tienen esa base para reaccionar como nos gustaría, que el adulto somos nosotros”.
Cuando hay emociones contenidas, explica, el amor no puede fluir y no hay espacio para el amor y la felicidad y las relaciones se vuelven reactivas.
Que fluya el amor
En su experiencia con los talleres, ha podido notar como hay niños con más inteligencia artística y eso fortalece mucho su autoestima, se sienten valiosos, relajados y felices, tienen libertad y disfrutan lo que hacen.
Como mamá de dos pequeños, Arturo, de 6 años, y Natanael, de 2, Ericka Mariana ha buscado incorporar en sus talleres las herramientas que le han funcionado.
“Mis hijos son de temperamentos totalmente diferentes, habilidades diferentes, a uno le cuesta más y el otro es más activo, más social, conocer las etapas del desarrollo, pero también las emocionales de cada niño, y estar disponible es cansado, pero estás construyendo las bases de tus hijo para que tenga todas las habilidades”, asegura.
“Porque a veces queremos que sean independientes, pero no los dejamos equivocarse porque ya tenemos 10 minutos para llegar a la escuela y entonces yo te lavo los dientes, yo te peino, yo te pongo los zapatos, yo te ayudo para que no te vayas manchar. Hay que abrir ese espacio para que ellos aprendan, dejar que se equivoquen, a veces no les gusta a las mamás que sean berrinchudos, pero es muy bueno que lo puedan experimentar, es una etapa de crecimiento, donde ellos van a agarrar esa fuerza para conseguir lo que quieren”.
En el taller de Arcoíris de las Emociones ayuda a los niños y adolescentes a entender que no son malos por estar enojados o sentir algún rencor por alguien cercano, sino que busca que puedan entender qué pasó, qué se lo está causando, no sentir culpas y poder liberarlo.
Destacó la importancia de que como madres, cada una puede llenar sus propias necesidades y no esperar a que otros lo hagan por uno.
“Es encargarme de mí misma, saber que yo también necesito llenar mi propia olla como los lenguajes del amor, que son cinco, si a veces yo necesito caricias y mi esposo está ocupado, pues yo mismo me puedo dar mi masajito o ir a tomar en un masaje, o si necesito palabras de aliento, pues yo también me las puedo dar, eres importante, eres valiosas, no esperar que los demás me los den”.
Para las mamás organizó una sesión de Arte Terapia para que ellas pudieran explorar sus propias emociones, mientras pintan, toman una copa de vino. Y próximamente planea un taller de Arcoíris de las Emociones con el enfoque en mamá.
Los talleres
Arcoiris de las Emociones
Se imparte los lunes de 17:00 a 19:00 horas, para niños de 4 a 12 años, en Instituto Shalom.
Arte Terapia Kids
Se imparte los martes de 17:00 a 19:00 horas, para niños de 4 a 12 años, en Instituto Shalom.