|
Desplazados por la violencia

Modesta vivió 50 años en Bagrecitos, sueña con algún día volver, pero el miedo continúa

Modesta de 63 años, era habitante del poblado de Bagrecitos en la sindicatura de Tepuche, Sinaloa, ahí se alimentaba de la siembra y sus animalitos, además de vender tortillas, ahora vive en la ciudad de Culiacán, donde dice la vida es más difícil

Modesta tiene 63 años, de los cuales 50 años, los vivió en el poblado de Bagrecitos, en la sindicatura de Tepuche, Sinaloa, lugar del que tuvo que salir por la violencia.

A dos años, del evento que cambió su vida y la de su familia, Modesta aún tiene añoranza por aquellas tierras en las que sembraba y tenía a sus animalitos, y la forma de vida que tenía antes.

“Nosotros, sembrábamos que lechuga, que cebolla, todo eso, frijol, maíz, nosotros no comprábamos maseca, puro maíz, animales, gallinas, con todo eso se mantiene uno”, recuerda.

Pero al mismo tiempo se le viene a la mente el temor, por los hechos violentos que presenció.

“Cayeron unas personas y mataron varios y la mayoría de las personas nos salimos corriendo por miedo, un pánico que sufrimos tan grande que todavía hay varios que estamos enfermos”, dice.

Modesta cuenta que durante 17 años, ella vivió de vender tortillas, con eso juntaba algunos pesos para mantenerse, pero ahora en la ciudad le es más difícil.

“Rotundamente ha cambiado, porque no tiene uno la manera, ya estoy muy vieja, y mi marido también, no podemos andar trabajando mucho, tengo un desgaste en las rodillas no puedo estar parada, yo vendía tortillas, pero ahorita, pues ahí ando”, expresa.

Sobre una posible esperanza de volver a su hogar que tenía en Bagrecitos, la señora Modesta lo ve como algo muy lejano, casi imposible.

“Pensamos que se va a embromar un buen rato, si acaso es que volvemos algún día, ahorita nadie se quiere ir, todas las personas tienen miedo”, lamenta.

Aunque ahora vive en la ciudad, en una casa que renta en la Loma de Rodriguera, Modesta extraña su poblado que ha sido tomado por la violencia y casa vez que se entera que hay un nuevo hecho, se entristece.

“Extraño, claro que extraño, todo el tiempo viví ahí, tengo 63 años, pero 50 años tuve viviendo en Bagrecitos”.