Parece que sucedió ayer, dice Isabel, a un año de la masacre de Tepuche que expulsó a 85 familias
“Estos días así estamos, reviviendo todo, para nosotros parece que sucedió ayer, no hace un año”, relató Isabel López, quien tenía 35 años viviendo en Bagrecitos, comunidad perteneciente a la sindicatura de Tepuche, al norte de Culiacán, pero la violencia ejercida por grupos armados la hizo salirse de su casa junto con sus vecinos y vecinas.
El 25 de junio del 2020, las agresiones e intimidaciones que se presentaban por integrantes del crimen organizado cobraron la vida de 16 personas que fueron asesinadas, ese fue el ultimátum y el inicio del éxodo.
“Ahí dejamos la vida, todo nuestro esfuerzo de toda la vida, ahí quedó y se nos hace muy difícil levantarnos, por donde andemos, como mi esposo y yo ya estamos viejos se nos hace muy difícil y todas las parejas que ya están mayores, ya no nos levantamos de este golpe tan duro que nos tocó vivir”, expresó la víctima.
Ahora viviendo en la zona urbana de Culiacán, Isabel detalló que son alrededor de 85 familias las desplazadas por la violencia, que incluyen adultos mayores, viudas, madres solteras y familias.
Además de que como era costumbre en la comunidad, algunas familias de las que se tuvieron que desplazar a Culiacán vivían de tres familias en un espacio común, llegando a la ciudad se tuvieron que separar, haciendo más difícil el proceso de estar en un lugar que no era lo que siempre habían conocido.
“Para nosotros es echarle sal a la herida, es muy duro, muy difícil el saber que realmente ya no tenemos nada por qué regresar, porque las casas nos las saquearon, todo el mundo se aprovechó, todo el mundo hizo lo que quiso y realmente ya no tenemos nada”, lamentó la madre de familia.
“Nuestras casas están vacías, sacaron todo y es la gente que iba pasando cada quien tomó lo que quiso, lo que le hizo falta, no solamente esa gente que anda ahí, yo no creo que haya sido ella, todo el mundo se aprovechó del temor de nosotros de regresar y saquearon todo realmente, para nosotros es bien duro es bien difícil ¿te imaginas volver a empezar de nuevo? de comprarte todo de nueva cuenta ¿de dónde?”, reiteró.
Lo último que supieron las familias desplazadas que se mantienen en contacto, es que una pareja de personas de avanzada edad decidieron regresar a Bagrecitos, de acuerdo con la información que comentaron a Isabel, esto sucedió hace dos o tres meses, junto a la pareja se fue uno de sus hijos, desde entonces no saben de ellos.
La situación en las comunidades de norte de Culiacán sigue siendo la misma, explicó Isabel, no hay mejora respecto a la inseguridad y con ello se perdió la esperanza de regresar al espacio ya abandonado, sumado a la falta de apoyo de las autoridades municipales y estatales para garantizar el cese de violencia.
“Algunas viven más hacinadas aún que antes allá, porque ya sabes que está difícil para pagar renta, agua luz y todo”, dijo la víctima sobre las otras familais, mientras que el apoyo que se ha recibido del municipio ha sido solo por parte de Alonso Ramírez Reyes mientras estuvo al frente del Instituto Municipal de la Juventud y de José Luis Ramírez Acosta, un particular que les ha dado seguimiento para hacer trámites, como la solicitud de compra de un terreno, que no se ha concretado.
También tuvieron el recibimiento de Jesús Estrada Ferreiro, Alcalde en funciones y electo, quien señaló que no estaba de acuerdo con que las familias se quedaran en la ciudad de Culiacán, sino que les ofreció apoyo con la condición que regresaran a las comunidades de la sindicatura de Tepuche, lo que las familias rechazaron.
“Que se nos va a apoyar, pero si regresamos, pero el trauma, el riesgo y el terror que uno corre por estar allá, pues no, vale más no tener apoyo”, dijo sobre el Gobierno municipal, “¿Ya ves que vamos a cambiar de Gobierno? nosotros tenemos esperanza que con este cambio de Gobierno se nos apoye realmente”, señaló Isabel sobre la administración estatal que está por iniciar.
Sin embargo, más allá del deseo de estar en donde pasaron su vida, está el de querer tranquilidad, por lo que regresar ahora no es una opción, lo que han podido entender durante el año que llevan en el exilio, pero no deja de doler.
“Regresar significaría mucho para quienes no perdieron vidas, pero para quienes perdimos a seres queridos, se nos hace muy difícil, ya regresar es muy duro y que ellos no estén, son personas que no tenían nada que ver, es un trauma que no es tan fácil de quitar, el ir y revivir todo eso es muy difícil”, destacó Isabel.
“Vale más la seguridad de nuestras familias, la tranquilidad de los jóvenes, porque son el futuro de nosotros y es mejor que no se involucren en nada de eso, ni que se acostumbren a eso tampoco, vale más luchar y si se puede regresar algún día, qué bueno y si no a hacer la vida donde podamos”, concluyó.