Universitarios al rescate de la UAS
Fin a la era de Universidad-partido

OBSERVATORIO
    Diga lo que diga el segmento que lame las cadenas que sujetan a la UAS, la determinación de la 64 Legislatura es a favor de alrededor de 200 mil universitarios cuyo futuro estuvo a expensas de los mismos que creyeron tener en sus mano un botín y no una Universidad.

    Bastaron 43 segundos, que es lo que llevó recoger el voto de las diputadas y los diputados, para que el Congreso del Estado tomara una decisión que haría posible interrumpir el secuestro político que encadenó durante dos décadas la academia, libertades y recursos públicos en la Universidad Autónoma de Sinaloa sujetándolos a los designios de Héctor Melesio Cuén Ojeda y el Partido Sinaloense, aberración que vieron pasar los ex gobernadores Jesús Aguilar Padilla, Mario López Valdez y Quirino Ordaz Coppel sin mover un dedo para rescatar a la institución de educación superior.

    Debería mantenerse congelado el tablero electrónico que acopió la decisión parlamentaria como el recuento de los daños para que nadie olvide a los perpetradores que se empeñan en mantener en cautiverio a la casa de estudios y mandatarios cómplices por acción u omisión que dejaron pasar, permitieron hacer, mientras el águila rosalina acostumbrada a planear su vuelo hacia la cúspide se vio forzada, dolorosamente, a fijar la mirada en el piso de la jaula.

    Diga lo que diga el segmento que lame las cadenas que sujetan a la UAS, la determinación de la 64 Legislatura es a favor de alrededor de 200 mil universitarios cuyo futuro estuvo a expensas de los mismos que creyeron tener en sus mano un botín y no una Universidad. Que no abren los ojos en medio de la realidad que los delata, a la vez que los trabajadores y estudiantes de la institución de educación superior se disponen a ponerle fin a la larga pesadilla.

    Escuchemos lo que denuncia el sistema de votación digital en el recinto legislativo que grita el desespero del PAS en la coyuntura que lo aplasta moralmente por el reciente episodio de narcopolítica cuyo desenlace y resolución están por conocerse. Los cinco legisladores y legisladoras pasistas, con el voto en contra de la consulta que legitimará la reforma a la Ley Orgánica de la UAS, reinciden en adorar al tótem caído y proseguir con el sacrificio de la Universidad. ¿Podrían siquiera mostrar asomos de dignidad en la última de sus procacidades, apoyando la liberación de los recintos rosalinos?

    Resáltese la solitaria no votación de la Diputada Morachis Paperini Giovanna, del Partido Acción Nacional, a quien le es irrelevante el contexto de la UAS esclavizada y acude a la intrascendente nulidad de su responsabilidad, quizá como ofrenda a Cuén Ojeda, al que el panismo sinaloense arropó para incrustar su figura y dinero en las recientes campañas de la coalición Fuerza y Corazón por Sinaloa. O nótese también al ermitaño legislador del Partido Revolucionario Institucional, Luis Javier de la Rocha Zazueta, cuyo dedo fue congelado en la inacción que lo salva a él mismo y abandona a la Universidad en la gran encrucijada. En esta misma celada de abdicación a la representación popular se inscribió la parlamentaria morenista María Aurelia Leal López, dándoles la espalda a los universitarios que luchan por restablecer la razón de ser del centro de enseñanza.

    Sin embargo, el acuerdo de la Comisión de Educación, Ciencia y Tecnología salió adelante el sábado en la sesión del Pleno con los 21 votos de la bancada de Morena, seis del Grupo Plural, dos de los diputados sin partido y uno del Partido del Trabajo, registrando en la pizarra legislativa el momento que sin duda será parteaguas en la UAS una vez que la legalidad meta en cintura a los saqueadores del campus y restablezca la mesura en los puntos de vista que hablan de autonomía y libertades, pero los hechos los denuncian defendiendo privilegios particulares en aras de decantar derechos generales protegidos por la Constitución.

    Lo que sigue es escuchar la voz de los universitarios sin que éstos vean o sientan la presión de los secuestradores de la UAS durante la consulta que se realizará el 11 y 12 de septiembre mediante mesas de votación instaladas en los accesos a las unidades académicas y en espacios públicos. Y que el Legislativo y la sociedad cuidemos el ejercicio de sana participación ciudadana con estricto respeto a lo que decida la comunidad uaseña que es el gobierno auténtico en la Universidad que es de los sinaloenses, de nadie más.

    Es un hecho que el encargado del despacho de Rectoría, Robespierre Lizárraga Otero, no obtuvo la autorización del pasismo para que la misma UAS asumiera la organización y concreción de la consulta universitaria, en detrimento de la valentía de siquiera por un sola vez ponerse al frente de lo fundamental y dejara de ser rehén de los que dan la última batalla para sostener el esquema de universidad-partido. No beberá del vino reservado para el placer de los bravos, que sí saborearon otros rectores como Solón Sabre Morel, Juan Eulogio Guerra Aguiluz, Raúl Cervantes Ahumada, Eduardo Franco y Jorge Medina Viedas, entre otros.

    Parece haber sonado una nueva hora en la UAS para liberarla de renovados lastres y verdugos. Antes se logró que la fuerza universitaria se aglutinara en contra de gobiernos autoritarios que no la querían autónoma ni libre sino supeditada y servil. Hoy urge rescatarla de la camarilla que la somete a los caprichos de un partido político tatuándole la represión, corrupción y mediocridad.

    Reverso

    Si por librarla de la escoria,

    Un alto costo habrá que pagar,

    Pues paguémoslo si es su gloria,

    Lo que la UAS podrá recuperar.

    Solidaridad salpicada

    Después de negarse a que la Universidad Autónoma de Sinaloa llevara la batuta en la consulta universitaria, El Rector de la UAS en funciones, Robespierre Lizárraga, acudió de nuevo a viejos aliados que son el presidente de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, Luis Armando González Placencia, y el Subsecretario de Educación Superior, Luciano Concheiro Bórquez, con el argumento de que el Congreso del Estado vulnera la autonomía universitaria. Pero ni la ANUIES ni el funcionario de la SEP poseen la misma disposición de meter las manos a la lumbre conociendo de los eventos del 26 de julio en la finca Huertos del Pedregal, de Culiacán.