El Presidente de Estados Unidos y el Primer Ministro de Canadá, sin recato alguno, se han pronunciado en contra de México con fundamento en el Tratado Comercial con México, por la “presunta violación de su política energética” aprobada durante varios sexenios por los ex mandatarios neoliberales de nuestro país.
El titular del Ejecutivo Federal, Andrés Manuel López Obrador, refirió que la política energética es un tema de soberanía nacional, no un comercio en beneficio de Estados Unidos y Canadá.
El Presidente de México dice que su política en la materia, no viola el acuerdo del Tratado Comercial referido. Difundió en la pantalla el contenido del artículo 8.1 del capital 8 del T-MEC.
“En el caso de México, y sin prejuicio de sus derechos y remedios disponibles conforma a ese tratado con Estados Unidos y Canadá, saben que México se reserva su derecho soberano de reformar su Constitución y su legislación interna”.
“México tiene el dominio directo y la propiedad inalienable e imprescriptible de todos los hidrocarburos en el subsuelo del territorio nacional, incluida la plataforma continental y la zona económica exclusiva situada fuera del mar territorial y adyacente a éste, en manos o yacimientos, cualquiera que sea su estado físico, de conformidad con la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos”.
Adicionalmente, resaltó la contradicción de analistas y medios de información porque cuando su gobierno solicitó una consulta a Washington relacionada con la industria automotriz, también como parte del T-MEC, “pasó de noche. Ahora que la Consulta la pide Estados Unidos y lo secunda Canadá en contra de México, es la nota”.
Refirió que uno de los negociadores del T-MEC por parte de su administración cuando aún era Presidente electo, le aseguró que no existe ningún incumplimiento al acuerdo con Estados Unidos y Canadá.
Y agregó: “Legalmente no existe ninguna violación al tratado. Esto que les menciono, que se declara fraude legal al auto abasto de energía eléctrica está apoyando por unanimidad de los ministros de la Suprema Corte. Entonces, ¿Dónde está la violación al tratado?” preguntó.
Y, por si fuera poco, agregó: “Lo que me llama mucho la atención, es que haya tanto traidor a la patria de nuestro país, que, en vez de defender a México, defienden los intereses de países y de empresas extranjeras”.
“Es increíble. Se cierne todavía el espíritu de Antonio López de Santana, de Porfirio Díaz, de Carlos de Salinas de Gortari. Pero muchísima gente, sobre todo en la academia, con los seudo intelectuales, expertos internacionalistas, que quisieran que nos castigaran los extranjeros, que nos fuera mal. Es increíble. Tenemos una relación de más respeto con los gobiernos extranjeros que con estos entreguistas”.
Y tiene toda la razón. Según la Constitución, la Soberanía Nacional reside en el pueblo y la ejerce a través de la democracia, decidiendo y participando libremente en la construcción y perfeccionamiento del sistema económico, político y social de la nación. Más claro ni el agua.
La soberanía nacional se fundamenta desde el origen de la Revolución Francesa en la existencia de un marco legal y constitucional que haga posible y legitime la relación de los ciudadanos soberanos con dirigentes que los representan y garantizan sus derechos y libertades, y no que los manipulen en beneficio de la riqueza de los neoliberales.
Veremos y diremos, si los mexicanos auténticos apoyan el 16 de septiembre próximo la soberanía de nuestra nación.
