Sinaloa pocas veces ha sido sacudida como lo vemos desde el pasado 25 de julio. El terremoto no ha parado desde entonces. Estamos ante un momento histórico. Sin embargo, no sabemos qué consecuencias van a derivar de él. Por lo pronto, la única evidencia rotunda y demostrada es que Melesio Cuén y el PAS gozaban del pleno respaldo del crimen organizado, si es que creemos en las declaraciones de “El Mayo” Zambada en su carta.
Las indagaciones de la FGR han demostrado que el capo no ha mentido en varias de sus aseveraciones. Sin la amistad de “El Mayo” (¿Y de “Los Chapitos” también?) ni Cuén ni el PAS habrían mantenido su enorme poder sobre la UAS, ni habrían socavado su autonomía. Múltiples voces señalan que Morena también ha gozado de esos apoyos en la arena electoral, pero no han pasado al plano legal para demostrarlo. Si lo hacen y se comprueban sería una hecatombe para Sinaloa, Morena y el sistema político en su conjunto. ¿El Mayo y Joaquín Guzmán López declararán algo al respecto? Pero si los capos no dicen nada al respecto y no se comprueban legalmente los vínculos de los gobiernos estatal y federal de Morena con los cárteles, el partido de AMLO se fortalecerá aún más.
Por lo pronto, al margen de que los pasos legales para que se reforme la Ley Orgánica de la UAS parecen avanzar sólidamente en el Congreso local, la pregunta de muchos universitarios y observadores externos, tanto dentro como fuera de Sinaloa, es si el crimen organizado o una fracción de él, va a seguir apoyando al PAS, o por lo menos, a la nomenklatura que se aprovecha de la institución. Sin ese apoyo es prácticamente imposible que se sostengan.
Con Cuén fue posible un largo e insaciable cacicazgo porque, tal y como lo dice Ismael Zambada García, tenían una larga amistad, lo cual el finado ex Rector ostentaba dentro y fuera de la UAS. Esos lazos eran utilizados al interior de la casa rosalina por Cuén y otros miembros del PAS para advertirles a universitarios disidentes a lo que se intentaban enfrentar. Circulan videos en las redes donde hay testimonios de profesores que denuncian esos hechos.
Aunque ya conocemos información donde se nos dice que hay otros personajes del PAS-UAS ligados familiar y amistosamente con otros capos, lo cierto es que la figura de Héctor Melesio Cuén parece irremplazable porque él concentraba todos los hilos del poder del PAS-UAS y de las estrechas relaciones con los jefes de más alto nivel de los cárteles. Si esto es cierto, entonces, la nomenklatura que todavía está posesionada de la UAS no se ve con las capacidades ni las relaciones necesarias para relevar a su jefe. Y menos, cuando todo parece indicar que, por lo menos una fracción del Cártel de Sinaloa, rompió con Cuén y el PAS. ¿Los que se sienten herederos de Cuén van a meterse y, por lo tanto, a involucrar a la UAS, en lo que parece un rompimiento y una guerra interna del CS?
El apoyo del Cártel de Sinaloa al PAS-UAS obviamente no fue filantrópico ni se debió tan sólo a una vieja amistad de Cuén con los legendarios capos, porque esa organización -como otras en Guerrero, Michoacán, Tamaulipas y otros estados del País- buscaba incidir en la política y gobiernos locales para facilitar el funcionamiento de sus negocios. Sin embargo, no hay evidencia de ningún tipo, ni siquiera rumores, de que los jefes del cártel sacaran provecho monetario de los recursos de la UAS. Este era privilegio exclusivo de la nomenklatura del PAS.
Una relación de este tipo, y con una mentalidad caciquil y ferozmente autoritaria de Melesio Cuén, era inevitable que se creara una atmósfera de miedo en la UAS. La libertad de pensamiento y opinión fue severamente acosada y perseguida en la casa de estudios. Prohibieron la participación de académicos críticos que pusieran en duda el cacicazgo cuenista en las aulas de la Universidad y se hostigaba vilmente, a través de Radio UAS y otros medios externos sostenidos por la institución, a las voces disidentes del cuenato. En este contexto fue inevitable el descenso de la calidad académica y científica en la UAS, donde, entre otras cosas, se privilegió el crecimiento de las preparatorias en todos los municipios porque aquellas servían a la estructura electoral del PAS.
Con la Universidad utilizada por un partido caciquil y acomodaticio, la sociedad sinaloense se empobreció académica y moralmente. Todos salieron perdiendo, menos sus usufructuarios, e incluso también perdieron los mismos negocios legales del crimen organizado. Sí, ni a éste le conviene el egreso de profesionistas empobrecidos académicamente. Los negocios del crimen organizado se han diversificado en prácticamente todos los campos de la vida económica de Sinaloa y de otras partes del País, que ya no sabemos qué origen tienen y hasta dónde llegan. Así que ¿para qué seguir protegiendo a un grupúsculo que cercena la libertad en la Universidad y empobrece a la sociedad sinaloense? Una institución de este tipo necesita de plena libertad para que se desarrolle el conocimiento y egresen profesionistas altamente capacitados. La UAS y todas las universidades deben estar libres de la injerencia de cualquier partido político. Y si algunos de sus integrantes tienen intereses políticos, lo que es natural en cualquier tipo de sociedad, que actúen fuera de la institución y que no utilicen a sus profesores, funcionarios, estudiantes y empleados administrativos y de intendencia, ni sus recursos económicos y materiales.
La sociedad sinaloense y la UAS en particular están viviendo una noche negra. Hagamos un esfuerzo porque no oscurezca más.
Olvidé agradecer al doctor Alberto Kousuke su explicación sobre las emociones y las lágrimas, la cual le solicité en uno de mis artículos, así que gracias. Y también muchas gracias a Marco Verde, gloria olímpica de Mazatlán y México, por su ejemplo de talento, voluntad y disciplina. Esperemos que muchos jóvenes sinaloenses sigan su ejemplo.
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