Loza a Derechos Humanos de Sinaloa
Honrar toda una vida de lucha social
A reserva de que el Poder Legislativo desahogue el trámite de analizar los perfiles de cinco mujeres y seis hombres que aspiran a la presidencia de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, procede a cobrar forma el consenso de organizaciones amparadas por esta institución que plantean que Óscar Loza Ochoa sea designado como el nuevo Ombudsman de los sinaloenses en homenaje a la trayectoria de respaldo y defensa de luchadores sociales, indígenas, madres de desaparecidos, periodistas y demás sectores vulnerables.
Es la primera ocasión desde que se creó en 1993 la CEDH de Sinaloa que la sociedad está tan involucrada en la vigilancia de este procedimiento parlamentario, participación motivada por la desesperación e impotencia reinante en el presente panorama de violencia exacerbada donde la transgresión de las garantías constituciones es cosa de todos los días. Hoy como nunca antes, la protección de los derechos fundamentales es parte esencial en la reconstrucción de la paz y la legalidad.
Sinaloa es un manojo de sentimientos de frustración, dolor, desamparo, miedo, coraje y desencanto a raíz de la narcoguerra que en un momento dado pareció ser el choque entre los dos segmentos del cártel en conflicto, pero las consecuencias letales dan el viraje de afectación a la población pacífica. La conmoción generalizada por el ataque a balazos contra una familia el domingo 19 de enero en el sector Los Ángeles de Culiacán, con el padre y dos hijos inmolados, y otro niño herido que lucha por sobrevivir, es referente doloroso de barbarie prolongada y de civilidad pausada.
Eso es lo que define la emergencia de poner al frente de la CEDH a quien sin posibilidad de error signifique para los ciudadanos el protector que en vez de creer que ganó en la tómbola de las cuotas y los cuates, abandere las mejores convicciones y voluntades en defensa de las víctimas de todos los tipos de agravios. La salvaguarda de las garantías individuales sólo puede estar a cargo de personas probadas al margen de improvisaciones peligrosas para las sociedades.
Con tales fundamentos, y sin menoscabo de los también significativos esfuerzos en la materia de los postulantes Lucila Ayala de Moreschi, Aldo Ruiz González, Juliana Araujo Coronel, Jesús Martina Beltrán Valenzuela, Fredy Nampula Trujillo, Manuel Ardirnez Osuna, Alfonso Salazar Ibarra, María del Rosario Valdez Páez, María Sofía Torres Morales y Miguel Ángel Calderón Espinoza, es natural que resalte la figura y hoja de vida de Óscar Loza Ochoa con quien Sinaloa tiene una gran deuda por el apostolado en que ha convertido la protección a segmentos en fragilidad jurídica, social, profesional y a víctimas de delitos.
El profe Loza sabe cómo hacerlo y además conoce a los sectores de la población que deben ser amparados para fortalecerlos en las integridades física, moral y patrimonial, ya que tal labor la ha desempeñado durante más de medio siglo desde que en 1972 coordinó la solidaridad con el movimiento de presos políticos de Sinaloa y a la fecha es emblema de la resistencia contra la represión. Póngasele énfasis a la faena solidaria que efectúa desde que fundó en 1983 la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos de Sinaloa en continuidad del incipiente Ombudsman que empujó Norma Corona, la activista asesinada en 1990 al combatir los atropellos de la entonces Policía Judicial Federal y sus nexos con el crimen organizado.
A eso se refieren los colectivos y organizaciones que lo respaldan, entre éstas el Centro de Investigación Ciudadana Iniciativa Sinaloa; Somos Hoy por Ti para la Discapacidad; Una Ayuda, Una Sonrisa; Red de Periodistas y Personas Defensoras de Derechos Humanos; Fuerza y Camino Social; Mujeres Constructoras de Paz; Colegio de Abogados Clemente Vizcarra, Federación de Abogados y Colegios de Abogados de Sinaloa, Alianza de Autotransportes del Norte de Sinaloa, madres rastreadoras del norte, centro y sur del estado y ciudadanos en lo personal.
Óscar Loza siempre ha estado allí, con las víctimas, dándoles voz y fuerza a aquellos que silencia el miedo y la justicia los reduce a ciudadanos invisibles. La encrucijada de pax narca o paz efectiva y duradera en que está Sinaloa lo reclama como defensor confiable, calado y avezado en la defensa de los derechos humanos.
Por la necesidad de los sinaloenses a tenerlo junto a nosotros en esta crisis de inseguridad, no pasen esto por alto diputadas y diputados. Hagan que Loza, reconocido por su trayectoria en el ámbito internacional, sea también profeta en su tierra.
Por esta violencia que nos duele,
Por la bala que a todos roza,
Que venga el profe Oscar Loza,
Y por nuestros derechos apele.
Sinaloa está herido, angustiado, por la bestialidad que les arrebató la vida a los niños Gael, de 12 años de edad, Alexander de 9 años, y al padre de estos, Antonio de Jesús Sarmiento. Tanto salvajismo asestado a una sola familia unió en el pesar y la indignación a toda la ciudad y el estado en el grito de dolor con eco en cada hogar que oye el rugido de la bala y enseguida el crujido de los destartalados sistemas de procuración e impartición de justicia.
