La jauja mazatleca y las aguas negras
Resolver la crisis del drenaje sanitario

OBSERVATORIO
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    Con medidas que son calmantes si es que no placebos, eso es lo que está garantizado a partir de que el 8 de febrero comienza el Carnaval, hasta el 4 de mayo que concluye la Semana de la Moto. Bien puede el Ayuntamiento de Mazatlán mitigar el inminente colapso del drenaje sanitario que es la misma red de desfogue del agua por lluvias, sin embargo, nada puede detener la cuenta regresiva que corre para encontrar soluciones finales al desbordamiento de aguas negras que cada día ocurre más en la zona turísticas y en colonias y sectores residenciales.

    Con la crisis del drenaje sanitario encima, a Mazatlán le vendrá un flujo extraordinario de turistas al juntársele cuatro enormes concentraciones de visitantes en menos de tres meses, que pondrán a prueba a los gobiernos estatal y municipal en la asignatura de atender y satisfacer la larga temporada alta de la llamada industria sin chimeneas. Carnaval, Semana Santa, eclipse total del sol y Semana de la Moto significan vetas de oportunidad y al mismo tiempo olla de presión cuya explosión deberá ser aplazada el mayor tiempo posible.

    No es exagerado anticipar que del nivel de deleite que sienta la masa de paseantes depende de que la actividad turística retenga a personas o familias de distintas regiones de México que vendrán de aquí a mayo en peregrinaje lúdico. Que quieran regresar o recomendar a otros la hospitalidad que les brindó la Perla del Pacífico. Y para que retornen o promuevan hay que adoptar soluciones para lo inmediato que eviten que tengan contacto con las aguas negras que emanan en cualquier punto de Mazatlán, a la hora que sea.

    Al Carnaval acuden casi el millón de personas entre habitantes locales y visitantes nacionales y unos pocos extranjeros; en Semana Santa la ocupación hotelera que es de alrededor de 15 mil cuartos en hoteles e inmuebles de renta vacacional alcanza entre el 95 y 100 por ciento en tanto que unas 280 mil personas acuden a las playas; para el eclipse del próximo 8 de abril prácticamente ya no hay disponibilidad de hospedaje, y en la Semana de la Moto arriban 17 mil motociclistas que atraen a un número similar de seguidores.

    En conjunto se estima la derrama económica de poco más de 5 mil millones de pesos con todo y lo que significa la baja afluencia de visitantes extranjeros, la preferencia que tiene Mazatlán entre el turismo de baja capacidad de consumo (paseantes sandwicheros los catalogan) y la pausada instalación de hoteles de gran turismo que anuncian inversiones y las calculan a muy largo plazo. Bemoles aparte la captación monetaria es bastante atractiva para los empresarios del sector.

    Con medidas que son calmantes si es que no placebos, eso es lo que está garantizado a partir de que el 8 de febrero comienza el Carnaval, hasta el 4 de mayo que concluye la Semana de la Moto. Bien puede el Ayuntamiento de Mazatlán mitigar el inminente colapso del drenaje sanitario que es la misma red de desfogue del agua por lluvias, sin embargo, nada puede detener la cuenta regresiva que corre para encontrar soluciones finales al desbordamiento de aguas negras que cada día ocurre más en la zona turísticas y en colonias y sectores residenciales.

    Al Alcalde Édgar González le han funcionado algunas acciones de contención, no de solución, implementadas conforme alcanzan los recursos públicos disponibles. En cuanto anula una fuga del alcantarillado viejo y colapsado, a unos metros de distancia emerge otra convirtiendo el problema en asunto a atender con suma emergencia, requiriendo para lo urgente mil 200 millones de pesos y 8 mil millones de pesos para la solución definitiva.

    Llegó el momento de sumar voluntades para crear la bolsa de recursos públicos-privados en sincronía de responsabilidades entre los gobiernos federal, estatal, municipal y empresarios. El destino de sol y arena todavía es disfrutable para los mazatlecos y turistas, pues para la extensa temporada alta que viene la situación es manejable, llevadera. El desafío vendrá después: evitar entre todos que Mazatlán ingrese a la lista negra de las playas más contaminadas de México como las de Acapulco, Guerrero.

    Pero es fundamental alzar la mirada más allá del presente. Bien podrían los mazatlecos exigirles a quienes pretender ser su Alcaldesa o Alcalde para el periodo 2024-2027 que obligatoriamente presentan el Plan Mazatlán Visión 2050 con propuestas para sacar adelante al puerto en todas las dificultades que enfrentará en el próximo cuarto de siglo. Lo del drenaje sanitario-pluvial es apenas un indicador del futuro oscuro, tanto como las aguas negras, que avisa a tiempo de crisis en materia sanitaria, seguridad pública, planeación urbana y bienestar general con fuerte impacto social y económico.

    Es decir, si los tantos candidatos a ocupar la Alcaldía de Mazatlán tuvieran una idea del desafío que se les vendrá encima en caso de llegar a desempeñar el cargo, a lo mejor hasta desistirían de sus aspiraciones. Antes de aparecer en la boletas electoral se les debería obligar a presentar un programa de resolución de la crisis social y económica que asoma tras agudizarse cuando en junio de 2021 el entonces Alcalde de Mazatlán, Luis Guillermo Benítez Torres, tomó una de las últimas decisiones desastrosas: cerrar la planta tratadora de aguas negras de El Crestón.

    Mientras, a ver cómo se le hace para que los asistentes al Carnaval se alucinen con el oropel, confeti y otros bullicios; que en Semana Mayor las aguas del Pacífico oculten entre sus frescas olas los olores fétidos; que los que vienen a presenciar el eclipse no aparten la mirada del fenómeno de anulación temporal del astro rey, y que los motociclistas se embriaguen tanto que ni cuenta se den de las vertederos nauseabundos que pisan sus caballos de acero.

    Reverso

    A quien pretenda ser Alcalde,

    Sin ahogarse en el albañal,

    Que un examen le respalde,

    La vista y olfato anormal.

    Limpiar las rúas

    En el Cabildo de Mazatlán, el Regidor morenista Roberto Rodríguez logró un punto de acuerdo que se le adelanta al Congreso del Estado en la decisión de que a ninguna calle o instalación pública le sea asignado el nombre de políticos o personaje desacreditados, permitiendo que la comunidad determine la nomenclatura en ciudades y comunidades rurales. En desagravio de vialidades y áreas de uso común que hasta se les cae por vergüenza la placa denominativa, la medida tendría que ser retroactiva. Y si no, los ciudadanos nos encargaremos de borrar tales ignominias.