Aguas negras con pronósticos oscuros
Rocha Moya: resolver o diferir la crisis
Nadie conoce la magnitud real del problema, ni sabe exactamente qué tantos miles de millones de pesos se requieren para solucionarlo, pero en las ciudades de Culiacán, Mazatlán y Los Mochis existen tramos de tubería del drenaje sanitario que ya desaparecieron porque hace 50 años o más que fueron instalados y acabó su vida útil. La pregunta, o mejor dicho la preocupación, consiste en cuál Gobernador va a aportar una parte y gestionar la otra de la enorme inversión pública que urge antes de que los socavones, derrames y contaminación configuren la situación de suma urgencia.
En las tres urbes se acude desde hace años a parches que resuelven lo inmediato aunque agravan el panorama a largo plazo. El Alcalde de Mazatlán, Édgar González Zataráin, ha destinado alrededor de 120 millones de pesos en instalar cárcamos que cumplen la función de mitigación, porque para concretar respuestas proyectadas al menos a una década se requiere de 600 millones de pesos, según los estudios técnicos realizados.
Mientras tanto, en Los Mochis se habla de la necesidad de centenas de millones de pesos para que la cabecera municipal de Ahome libre las crisis que con frecuencia se presentan en forma de hundimientos y encharcamientos de aguas negras donde la tubería no existe al haber sido devastada tanto por el óxido como por la actitud corrosiva de anteriores alcaldes que de manera irresponsable han heredado el problema de una administración a otra. Gerardo Vargas Landeros, el actual Edil, ha conseguido que el gobierno de Rubén Rocha le meta 80 millones de pesos en atenuar los daños.
No se diga en Culiacán donde desde el inicio del gobierno anterior, que presidió Quirino Ordaz, el entonces gerente de la Junta de Agua Potable y Alcantarillado, Jesús Higuera Laura, se plantó ante la Comisión Nacional del Agua para que autorice presupuesto, también se habla de cientos de millones de pesos, antes que explote la “bomba de tiempo” que significan los drenajes sanitarios y pluvial que corren por la misma tubería. Únicamente en lo que toca al emisor Rubí, el colector que se instaló desde hace medio siglo, se le han invertido más de 100 millones de pesos en reparaciones del tramo que va desde la colonia Las Flores hasta las oficinas de Conagua.
Para la reposición de la tubería de 183 centímetros de diámetro que se extiende por 6 kilómetros y 200 metros, abarcando el Malecón Viejo, se necesitarían entre 500 y 600 millones de pesos. Por allí corre el 80 por ciento de los desechos de Culiacán y en temporada de lluvias se empalma con el torrente del fluido pluvial que ocasiona que el suelo se abra tragándose vehículos, haciendo frecuentes los socavones por el boulevard Federalismo a la altura del Country Club y presentando lagunas de aguas negras que amenazan la salud de colonias enteras.
Para hacerle frente a este desafío se necesitaría que todo el presupuesto de un año destinado a obra pública se utilice para reponer la tubería del drenaje sanitario de las tres ciudades, aunque la expectativa no es tan pretenciosa. Durante un sexenio, el Gobernador que decida hacerse cargo del problema le tendría que destinar al menos mil millones de pesos anuales para evitar que siga el ciclo del manejo del tema como papa caliente que expone a la población a desastres que han sido pospuestos con remiendos según donde el colapso asome.
Mazatlán lo atribuye a la mala planeación urbana porque en zonas donde el drenaje se proyectó para algunas casas vino la vivienda vertical a multiplicar con mucho el volumen de las descargas de desechos; Culiacán lo considera un brete de tubería que se pudrió y se convirtió en moho en tramos enormes, y Los Mochis le da la explicación de la configuración plana de la ciudad que ocasiona que con cualquier lluvia, al juntarse el agua pluvial con la del alcantarillado, rebosen los desagües sanitarios.
También las alternativas son distintas para cada ciudad: en Mazatlán debe converger la inversión privada con la pública sobre todo donde se asientan los hoteles y las torres condominales; en Culiacán y Ahome los recursos públicos deben ser tripartitas entre federación, estado y municipio, y en los tres casos se necesita concientizar a la población para que aporte alguna cuota a través de los pagos de recibos de agua potable.
Lo que no se vale es estar todos cruzados de brazos rezando para que se posterguen las desgracias de grietas, riachuelos y baches que forman las aguas negras con el horrendo color y hedor que avisa de riesgos por la inaplazable toma de acciones. El tamaño de la dificultad amerita el pacto sociedad-gobierno porque ninguno de éstos podrá solo contra el desafío que entre más tiempo pasa crece en complejidad.
De no hacerlo, el costo social y político a pagar vendrá enorme, sumándole el daño económico derivado de que ningún turista o inversor querrá hospedarse en hoteles o construir y adquirir departamentos asentados sobre aguas negras. ¿Estampa apocalíptica? Es la realidad que se está mostrando cruda en los hoyancos y fetideces que abundan en las ciudades.
Ciudades ya casi sin resuello,
Exigen que alguien ataje,
Las aguas negras del drenaje,
Que están por llegarles al cuello.
Los diputados de la 64 Legislatura del Congreso local están llamados a analizar el estado deplorable de las redes de drenaje sanitario en las principales ciudades sinaloenses y hacer lo conducente, como podrían ser reasignaciones de recursos públicos, para que la Ley de Ingresos y Presupuesto de Egresos del Gobierno de Sinaloa de 2024 contemple partidas importantes que permitan obras de anticipación a las consecuencias que asoman por la tubería vetusta y colapsada que transporta las aguas negras. Hacer lo correcto desde ahora antes de reincidir en la costumbre de “muerto el niño a tapar el pozo”.
Suscríbete y ayudanos a seguir
formando ciudadanos.