El silencio mazatleco y los hermanos Arellano

    @AdrianLopezMX
    El patrimonio de los Arellano y su familia es ya demasiado grande para obviarlo. En Noroeste investigamos y publicamos sobre sus negocios, no porque nos interese su vida personal, sino por su vinculación con el Gobierno y el dinero público. Pero tras años de documentar su modus operandi, estoy consciente que a su poder económico se rendirán la clase política y empresarial en turno, con el autoengaño de que el beneficio de sus inversiones pesa más que su reputación o la ética de sus acciones.

    Los mazatlecos, fieles a su naturaleza costeña, son ruidosos. Hacen ruido con la banda, hacen ruido con el Carnaval y la comparsa; y hacen ruido en la política a través del voto y la protesta, un derecho que ejercen a cada rato en pleno malecón.

    Tomar las calles, el derecho ciudadano por antonomasia en materia de libertad de expresión, pareciera quedar cada vez más lejos de la nueva ciudadanía que prefiere la indignación anónima de las redes sociales. Comentar para insultar en Facebook o Twitter, o “tirar hate” -como le dicen los morros de ahora, es la nueva forma de participar sin participar, de hacer catarsis sin cambiar nada afuera.

    Pero mientras que los mazatlecos gritan por las personas desaparecidas (algo que cubrimos y cubriremos siempre desde Noroeste), gritan por los frivolidades millonarias de “El Químico”, ahora frente a los juzgados; y también gritaron antes por los excesos de Rodríguez Pasos o la corrupción de Jorge Abel y de Felton, hay algo sobre lo que los mazatlecos, y en especial sus élites económicas y políticas, callan desde hace años.

    Me refiero al “elefante en la sala” de los hermanos Arellano y su acelerado enriquecimiento entreverado con la vida y los dineros públicos de Mazatlán.

    Llegué a Mazatlán en 2008, cuando Grupo ARHE no era el monstruo que ahora conocemos, sino la modesta firma UPC, especializada en asesoría fiscal. Desde entonces, los hermanos Erick y Juan José Arellano Hernández han acumulado un patrimonio envidiable para cualquiera y que se mide en miles de millones de pesos: ARHE es ahora dueña de los hoteles Inn, la constructora Coseco, el parque industrial MLC, el Colegio SAM, el equipo de beisbol Leones de Yucatán, la arrendadora de autos Alamo, las torres de departamentos M y Stelarhe, el corporativo Buks (donde están sus oficinas), la nueva plaza Isla Tres y hasta de la cerveza Bichola. Más lo que hayan comprado mientras escribo este artículo.

    Los hermanos proyectan, además, traer la marca World Trade Center a Mazatlán y sabemos -porque él lo dijo, que Juan José, cabeza del grupo, ya no vive en Mazatlán sino en San Diego, California. Lejos quedaron los modestos orígenes en la Colonia Pancho Villa de Mazatlán.

    La historia de éxito se antoja como caso de estudio para cualquier clase de emprendimiento. “Nosotros gracias a Dios tenemos 20 años (de trabajo empresarial) y nuestra preocupación es en el desarrollo de nuestro estado y aportar nuestro granito de arena”, respondió Juan José a nuestro reportero en un evento reciente, invitado por la Canirac nacional y en el que compartió panel con Javier Gaxiola, Secretario de Economía estatal; Ricardo Velarde, Subsecretario de Turismo; y reconocidos empresarios del estado.

    Me recordó al argumento de Melesio Cuén cuando se le pregunta sobre el presunto enriquecimiento inexplicable por el que ahora son investigados, tras su paso por la Rectoría de la UAS, y su discurso impostado sobre la meritocracia y el trabajo duro.

    La postura del mayor de los Arellano vino como respuesta a la que ha sido nuestra nota más leída en lo que va del 2023, titulada “Juez de Almoloya resolvió órdenes de aprehensión contra dueño de Algodoneros, mamá y tío de los hermanos Arellano por presunta delincuencia organizada” con 91 mil 294 lecturas completas hasta ahora y publicada apenas el 20 de junio pasado.

    En esa nota, en Noroeste revelamos la liberación de las órdenes de aprehensión contra 61 personas vinculadas a la red criminal de Genaro García luna, entre ellas la madre de los hermanos Arellano, María Hernández Ramos y su tío, David; el director de su constructora; Jorge Luis Hérnandez, y el ahora dueño de los Algodoneros de Guasave, Alfredo Arámburo, por presunta delincuencia organizada; entre otra decena de colaboradores de las empresas de los Arellano a través de la razón social Operadora Grupo Gas Mart, que sirvió como puente a las empresas de García Luna para mover dinero.

    Las órdenes las liberó un Juez de Control de Almoloya y en Noroeste tuvimos acceso al documento de 435 páginas, lo que sirvió para reconfirmar lo que publicamos un mes antes sobre el tema, tras la revelación de la lista por Ciro Gómez Leyva y confirmada por nosotros con fuentes internas del gobierno federal. Esa otra nota es la cuarta más leída del año en nuestro portal con más de 51 mil lecturas completas.

    En esa ocasión, las órdenes fueron negadas por los hermanos Arellano a través de publicaciones en el sitio sinaloense Los Noticieristas y el portal nacional SDP Noticias, diciendo que eran falsas. Ninguno de los portales aclara si la nota, que es prácticamente idéntica, fue pagada por los hermanos Arellano.

    Pero esta última vez, Juan José Arellano dijo otra cosa: “Es un tema que lo estamos resolviendo de manera legal... el que nada debe, nada teme”.

    Al respecto, funcionarios estatales evitaron pronunciarse al respecto, aún cuando los negocios de los Arellano y su red han estado profundamente vinculados con el dinero público, como documentamos en Noroeste y Animal Político en octubre del 2020 al revelar que de 2013 a 2020, su constructora obtuvo contratos por al menos 117 millones de pesos con el Ayuntamiento de Mazatlán, además de ganar una demanda por pretender instalar una gasolinera, que sin vender ningún litro de gasolina, obtuvo del Ayuntamiento porteño una indemnización de 141 millones de pesos, pagada a la empresa Nafta y autorizada ilegalmente por la administración del entonces alcalde panista Alejandro Higuera, hoy secretario particular del Gobernador de Sinaloa.

    Revelamos también, entonces, que el gobierno federal invirtió 65 millones de pesos en la remodelación del estadio de beisbol de Guasave, aún cuando su dueño, Alfredo Arámburo, estaba vinculado a una red de empresas factureras señaladas por el propio presidente López Obrador como una de las más grandes de México. A esa cantidad, el Gobierno estatal sumó otros 6 millones de pesos. Arámburo fue representante de otra empresa socia de Operadora Grupo Gas Mart, junto con los familiares de los Arellano.

    Cada vez que publicamos sobre los negocios de los Arellano sucede el mismo comportamiento atípico digital: las notas tienen una fuerte lectoría pero en redes sociales nadie las comenta o las comparte. El tráfico viene directo a nuestro portal o desde Google; es decir, la gente las busca directamente con nombre y apellido. En total, nuestras entregas sobre el tema suman más de medio millón de lecturas acumuladas en los últimos tres años.

    También pasa otra cosa. Amigos y conocidos mazatlecos me chismean en Whatsapp: critican, normalizan y hasta se indignan, pero en público hacen silencio.

    Lo cierto es que son muy pocos los empresarios y emprendedores mazatlecos y sinaloenses que se han resistido al encanto de los Arellano y el que no es su cliente, es proveedor, empleado o hasta socio.

    Sobre ellos dijo Quirino Ordaz que “eran buenas personas”, luego Rocha Moya los invitó a la cena con el Presidente López Obrador, su parque industrial MLC es ahora Recinto Fiscal Estratégico por la Agencia Nacional de Aduanas de México y hasta patrocinan encuentros del IPADE, la reconocida escuela de alta dirección de negocios de la que Juan José ha sido alumno y que pregona la responsabilidad social y la ética empresarial.

    El patrimonio de los Arellano y su familia es ya demasiado grande para obviarlo. En Noroeste investigamos y publicamos sobre sus negocios, no porque nos interese su vida personal, sino por su vinculación con el gobierno y el dinero público.

    Pero tras años de documentar su modus operandi, estoy consciente que a su poder económico se rendirán la clase política y empresarial en turno, con el autoengaño de que el beneficio de sus inversiones pesa más que su reputación o la ética de sus acciones.

    Es un gusto estar en este momento en este día, en este lugar, invitado por un gran amigo (Juan José Arellano), que he convivido mucho en los últimos tiempos con él, porque me impacta su tenacidad, su voluntad, su deseo de hacer de Mazatlán un destino turístico diferente”, dijo “El Químico” Benítez en octubre del 2021, en la inauguración del corredor gastronómico de Grupo ARHE, cuando todavía era Alcalde.

    Hoy, un “Químico” defenestrado acude a los juzgados mientras los Arellano continúan inaugurando negocios con la presencia del nuevo Alcalde.

    Con los Arellano y su grupo queda claro que en Sinaloa el fin justifica los medios. Aunque ahora sus familiares y colaboradores sean investigados por la Fiscalía General por sus vínculos financieros con un ex Secretario federal encarcelado y sentenciado en Estados Unidos por narcotráfico.