Corrupción y tráfico de influencias detrás de la caída del puente sobre el Río Quelite

    Que nadie crea que la caída de las vigas de concreto que soportarían el puente fue producto de un error humano, como salió a declarar el Secretario de Obras Públicas, José Luis Zavala Cabanillas... El derrumbe claramente fue debido a la corrupción que impera en los procesos de licitación y concesión de la obra pública. El tráfico de influencias hizo que el Gobierno del Estado adjudicará el proyecto a empresas sin experiencia verificada en ese ramo de la construcción.

    jorge.ibarram@uas.edu.mx

    En el Sinaloa mágico y humanista de Rubén Rocha Moya, la corrupción no se persigue, y mucho menos se castiga. Ya está claro que estas autoridades no son más que cómplices de los ladrones que se aprovechan de las finanzas públicas para enriquecer su patrimonio personal.

    Allá está en Madrid, Quirino Ordaz Coppel, atendiendo cenas de gala, mientras en Sinaloa todavía no se esclarecen las cuentas opacas que dejó durante su mandato, simplemente porque la Fiscalía tiene paradas las investigaciones del caso Precasin en el que está involucrado quien hoy funge como Embajador de México en España.

    Por ahí anda también “El Químico” Benítez, muy tranquilo, pintando casas en Chametla, bajo el amparo y protección del mismísimo Gobernador, que lo acogió como Secretario de Turismo, a pesar de los flagrantes actos de corrupción por los que fue denunciado y separado de su cargo.

    Y por si estas desvergüenzas no fueran suficientes, ahora nos enteramos que en todo este tiempo fue Grupo ARHE la empresa a la que el Gobierno del Estado concesionó la construcción del puente sobre el Río Quelite, que el fin de semana pasado colapsó, supuestamente por una mala maniobra.

    Pero que nadie crea que la caída de las vigas de concreto que soportarían el puente fue producto de un error humano, como salió a declarar el Secretario de Obras Públicas, José Luis Zavala Cabanillas.

    El derrumbe claramente fue debido a la corrupción que impera en los procesos de licitación y concesión de la obra pública.

    El tráfico de influencias hizo que el Gobierno del Estado adjudicará el proyecto a empresas sin experiencia verificada en ese ramo de la construcción.

    A Grupo ARHE le fue asignado un contrato por 100 millones 450 mil pesos, para levantar los dos puentes que contempla el plan de la obra, junto con Quel Obras y Edificaciones, una empresa propiedad del mazatleco Quel Galván Pelayo.

    Estamos frente a una situación inadmisible. Rocha está obligado a explicar por qué razón le fue concesionado el proyecto a una empresa que no está calificada para la construcción de infraestructura carretera, que ha sido señalada de estar detrás de una red de lavado de dinero, y que además ha estado involucrada en el desfalco de las finanzas del municipio de Mazatlán.

    Desde que el puerto se convirtió en un polo de desarrollo turístico, en el sur del estado se ha creado una sospechosa alianza entre políticos y empresarios que acaparan los proyectos de inversión pública y privada sobre los espacios de mayor plusvalía.

    ¡Cuánta desconfianza! ¡Cuánta complicidad! Cada vez que ocurre una anomalía, siempre aparecen los mismos nombres y las mismas empresas.

    ¿Qué tanto saben las autoridades estatales sobre todo esto que ocurre? ¿Se hacen de la vista gorda, o también están involucrados? ¿Será esta la explicación de porqué Rocha decidió proteger a “El Químico” Benítez luego que la ciudadanía lo corriera del Ayuntamiento?

    Es urgente revisar de manera minuciosa el proceso de licitación por el que se adjudicó la obra del puente del Río Quelite. Esta debería ser una tarea coordinada entre todos los miembros del Sistema Estatal y Municipal Anticorrupción. Sin embargo, hasta el momento no ha habido ningún pronunciamiento de parte de los organismos que lo conforman.

    Pero alguna esperanza pudiera surgir de parte de las nuevas integrantes que participarán en el Consejo de Participación Ciudadana. Recordemos que por paridad de género, la Ley mandata que, solo por esta ocasión, el Consejo se termine de completar con puras mujeres.

    Quienes sean seleccionadas tendrán una labor muy importante. Mientras eso ocurre, el CPC se encuentra capturado por personajes de dudosa reputación e imparcialidad, como lo es Sergio Avendaño Coronel, quien actualmente funge como presidente del organismo, y que en las últimas semanas ha intentado sabotear la convocatoria que está apunto de publicarse para elegir a quienes serán sus compañeras de trabajo.

    Esperemos que con la renovación del Consejo vengan tiempos mejores para el combate a la corrupción en Sinaloa.