Acuérdate de Acapulco

    “Es mejor prevenir que lamentar”.
    Planificar el desarrollo urbano y la gestión del territorio de manera adecuada puede ayudar a reducir la exposición a los peligros naturales. Esto implica evitar la construcción en zonas de alto riesgo, fortalecer la infraestructura y promover prácticas de construcción resistentes a desastres.

    @isaacarangureconacentoenlae

    Corría la mañana del 25 de octubre cuando nos enteramos en el resto del País que un huracán categoría 5 había literalmente arrasado con Acapulco; este y otros medios iniciaron la cobertura de destrucción y necesidad que el fenómeno natural dejó a su paso por la ciudad costera; la Conagua informó el poderoso fenómeno meteorológico que registró vientos máximos sostenidos de 270 kilómetros por hora (km/h), rachas de 330 km/h y desplazamiento a 17 km/h al nor-noroeste, cifras récord para fenómenos de esta naturaleza que han impactado en el Pacífico mexicano.

    A las horas, las diferentes coberturas de los distintos medios, las redes sociales, no hicieron esperar imágenes espeluznantes de lo que había sucedido e inmediatamente la sociedad, como es costumbre por fortuna para nosotros los mexicanos, se empezó a movilizar para apoyar a cuanto afectado fuera posible. Sin embargo, más allá de toda la desgracia y la necesidad inminente que existía y que existe por este desafortunado suceso, fue imposible no dejar de pensar en lo que sucede con Mazatlán, el boom inmobiliario y la pregunta de si estamos listos o no para afrontar un evento de esta magnitud.

    Sandra Guido, consejera ciudadana del Implan, a través de su asociación Conselva, soltó un boletín que alertaba sobre este fenómeno y lo que podría ocurrir en nuestra ciudad, que después fue replicado y cubierto por distintos medios locales, la conversación pública inició y, encontrando eco en el Implan, el pasado jueves 9 de noviembre, sostuvimos un taller donde participaron distintos sectores y ciudadanos interesados en el tema: El taller se da en el marco del tema de los proyectos de “Aguas Bajo control: Respuestas comunitarias a eventos hidrometeorológicos extremos en Mazatlán México”, de Conselva, Costas y Comunidades A. C.

    Estos talleres tradicionalmente se vuelven letra muerta, sin embargo, hay una dinámica por lo menos entre consejeros para arropar los proyectos y garantizar su ejecución, esperemos este sea el caso.

    De las discusiones que tuvimos ahí quisiera exponer algunas conclusiones:

    La conciencia y la educación. Si bien esto no es de resultado inmediato, la educación sobre desastres naturales es fundamental. Es importante que la sociedad esté informada sobre los riesgos y las medidas de prevención adecuadas. Instituciones educativas, organizaciones comunitarias y gobiernos puedan brindar programas de educación y concientización sobre desastres naturales. Esto es tan importante que me pareció muy acertado iniciar el taller con la ponencia “Riesgos en costas mexicanas”, del doctor Rodolfo Silva Casarín, del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la Universidad Nacional Autónoma de México.

    Planificación urbana y gestión del territorio: Planificar el desarrollo urbano y la gestión del territorio de manera adecuada puede ayudar a reducir la exposición a los peligros naturales. Esto implica evitar la construcción en zonas de alto riesgo, fortalecer la infraestructura y promover prácticas de construcción resistentes a desastres.

    Alertas tempranas y sistemas de respuesta: Existen sistemas de alerta temprana que pueden avisar a la población sobre la proximidad de desastres naturales, como terremotos, tsunamis o tormentas severas. Estos sistemas permiten a la sociedad tomar medidas preventivas y evacuar de manera oportuna.

    Medidas de adaptación al cambio climático: Enfrentar el cambio climático también es crucial en la prevención de desastres naturales a largo plazo. La mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero y la adopción de prácticas sostenibles pueden ayudar a reducir la frecuencia e intensidad de algunos desastres naturales.

    Por ejemplo, aquí se puso en la mesa el tema de nuestra infraestructura verde, la protección a áreas naturales clave y la paleta vegetal, además diferentes técnicas de construcción más sostenibles.

    Cooperación y participación comunitaria: La participación activa de la comunidad en la planificación y toma de decisiones es esencial. Promover la colaboración entre gobiernos locales, organizaciones comunitarias y ciudadanos es fundamental para implementar medidas de prevención efectivas.

    Estas son solo algunas de las medidas que se pueden tomar a nivel social para prevenir desastres naturales. La prevención y preparación continua son esenciales para minimizar el impacto de estos eventos en nuestras comunidades.

    Como nota al pie de esta columna, en mi mesa de trabajo estuvo sentado el actual Director de Planeación y me sorprendió la cantidad de información técnica y de construcción que tenía a la mano para integrar estos conceptos que acabo de mencionar, esto lo digo porque muchas veces dudamos de la cualificación técnica de nuestros servidores públicos, sin embargo, tenemos que poner atención cuando la hay, lo mismo algunos ciudadanos, consejeros y académicos que dieron cátedra de su experiencia en el tema y de los cuales nuestra ciudad y sus gobiernos pueden echar mano para cuidarse mejor.

    Mazatlán como ciudad, ¿hará algo? La pregunta es: ¿haremos algo? Al tiempo. La anomalía estadística que somos desde 1975 y el Huracán Olivia, nos mantendrá, sin importar la creencia, rezándole a la Virgen de la Puntilla.

    Gracias por leer hasta aquí, por comentar y compartir.

    Es cuánto.