"Jimmy, el padre que se convirtió en activista en Culiacán"

"Alejado de la Iglesia Católica, donde se formó, ahora es un sacerdote dentro de la Iglesia Anglicana, donde busca mantener su activismo a favor de los más necesitados"

Jaime Marvin Quintero Corrales, conocido como el "Padre Jimmy", es contundente: "soy sacerdote hasta que me muera".

Por no estar de acuerdo con la conducción de la Iglesia Católica, el 7 de julio de 2016 presentó su renuncia a la Diócesis de Culiacán.

Después de su renuncia, mencionó, es ex comulgado, es "echado" de la Iglesia Católica Romana y se va a la comunidad Anglicana.

Ahora es sacerdote de la Iglesia Anglicana de México, ya que el sacerdote es un sacramento y es para siempre.

Si la Iglesia Católica Romana lo aparta, sigue siendo sacerdote y cita como ejemplo que si un futbolista no es aceptado en el equipo donde creció, puede seguir ejerciendo ese deporte en otro grupo.

De igual forma, si un doctor deja de trabajar en una clínica, puede seguir ejerciendo la profesión en otra, si un maestro deja de trabajar en una escuela, se puede ir a otro plantel.

"Un sacerdocio no es exclusivo de una institución, es de Dios, es algo sagrado, ahora como católico romano hay leyes, si la estructura aquí diocesana dice: 'tú no eres de los nuestros', no soy de los tuyos, pero somos una iglesia hermana".

Ahora es integrante de una iglesia hermana, que viene a sumar, a orar, a hacer fuerza, contraparte y si la Iglesia Católica Romana, no puede hacer un cambio, por lo medieval, la anglicana, da ese cobijo, explicó.

Ricardo Gómez Osnaya, Cuarto Obispo de la Diócesis de Occidente, junto con el padre Misael Sáenz, de Costa Rica, lo motivan y prepararon para un proceso de anglicanización.

Posteriormente el Obispo don Lino Rodríguez, Tercer Obispo de Occidente, fue el que lo puso en Culiacán, con la misión de abrir la Iglesia, porque quieren en Sinaloa hacer fuerza, no para dividir, sino para sumar.

Considera que como sacerdote está llamado no hacer pisadas, sino a dejar huellas en la historia, a trabajar en la calle, no solamente calentando un escritorio, una butaca, un púlpito.

Es un sacerdote activista, porque Cristo llama a no estar conformes, a ayudar a las personas.

"¿Qué he hecho para con los demás?, eso me lo va a cuestionar Dios, y yo me digo: ¿estoy contento con esto?, por eso está mi activismo, por eso están mis ganas de servir, por eso tengo mis 24 horas abiertas a la gente".

Mientras duerme recibe llamadas de la gente, lo piden en hospitales, no importando el sueño, se levanta y acude a las instituciones de salud donde puede estar horas.

"El sacerdote es para siempre, el sacerdocio es para Dios y es para el pueblo de Dios".

En el noroeste del país, es el primer sacerdote que se emancipa de la iglesia, levanta la voz y es escuchado, asegura.

"Se dice que para que la cuña apriete, tiene que ser del mismo palo, a veces tiene que ser un sacerdote católico romano o ex sacerdote católico romano para hacerle ver a la Iglesia Católica Romana al menos aquí en México en la diócesis que tiene que cambiar".

 

 

'La Iglesia debe cambiar'

Durante once años fue miembro de la Diócesis de Culiacán, ya que en 2005, recibió su Ministerio sacerdotal, luego de ocho años en el Seminario.

La Iglesia Católica Romana es muy conservadora, reglas escritas, y no escritas, usos y costumbres muy marcados y no es fácil luchar contra un sistema, manifestó.

Si internamente algo no les gusta, como sacerdotes tienen que ceder, "apechugar", no pueden hablar, porque de hacerlo, los callan, los regañan, les jalan la oreja, los mandan al "fin de la tierra" o les cae el canon.

Y ese ambiente le causaba presión, incomodidad, frustración.

La Iglesia Católica Romana con sus 2 mil años de existencia tiene que cambiar, volver a sus raíces, evangelizar a los bautizados, no tiene que ser nada más una iglesia de sacramento. Tiene que educar, formar, no estar solamente en la élite del poder, conservando ruinas.

Aunque la Iglesia tiene sus lados gloriosos, también tiene sus lados débiles, abundó.

Si se toma en cuenta el parámetro mundial, la Iglesia Católica Romana está en crisis y eso se ha visto en los escándalos.

Hace más de 50 años el Concilio Vaticano Segundo vino a cambiar la Iglesia en sus estructuras, y se acercó al mundo actual, hoy es necesario un tercer Concilio que reestructure, primero la disciplina del celibato, que el sacerdote se pueda casar.

Actualmente ve dobles vidas, como abusos a menores, así como una frustración de la sexualidad.

La Iglesia tiene que estar en las causas sociales, sin embargo, frente a situaciones fuertes como la desaparición de los jóvenes de Ayotzinapa, la muerte de los niños en la Guardería ABC, desapariciones, feminicidios, discriminaciones, ningún padre levanta la voz en el púlpito, los obispos se quedan enmudecidos y a veces conspiran con el gobierno.

La Iglesia representa votos, poder y músculo político, tienen que cuidar las formas, consideró.

"¿Por qué callan?, tal vez porque se han olvidado de que deben servir a Dios y no a los hombres, al César, lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios, no lo dije yo, lo dijo nuestro maestro hace más de 2 mil años".

Los sacerdotes que hablan, son quienes están libres de una institución diocesana, como el padre Alejandro Solalinde, un religioso con libertad.

"La Iglesia tiene que cambiar, tiene que adaptarse a los tiempos, no tiempos en donde la inmoralidad impere, ¡no!, tiempos donde se respeten los derechos humanos".

Las personas con preferencias sexuales distintas a la heterosexual, son derechos humanos, la educación sexual, es otro derecho humano, así como la justicia, el trabajo.

La Teología de Dios no es cállate, perdona hasta siete veces, Dios quiere a los pobres, quédate así, si tu marido te maltrata, no lo dejes, destruirás una familia, pide por él y si tu jefe te explota, no te mortifiques, Dios te recompensará.

"Esa teología no me gusta, esa teología no es la teología de Cristo, es la teología de los hombres vendidos".

Amar, servir, libertad, buscar el bien, es la teología de Cristo, explicó el padre Jimmy.

 

 

La diferencia

La misión del sacerdote es ser pastor, enseñar, santificar, guiar, dar cura de almas.

Y la cura se da en los hospitales, en los momentos de dolor cuando alguien muere, acudiendo a las casas, consolando.

Hace lo que Jesús ordenó: ir por todo el mundo y bautizar.

Al ser iglesia hermana, tienen los mismos sacramentos, creen en los santos, en la Virgen María, en la fe, en el credo, tienen la misma vestimenta.

La diferencia de la Anglicana, con la Católica Romana, es que la mujer tiene una parte activa dentro de la Iglesia, ya que puede ser sacerdote, hasta obispo, se da la equidad de género desde hace 20 años.

En la Romana la mujer se queda como monjita, comentó.

Manifestó que Cristo llamó a mujeres, siendo la primera a la Virgen María y cuando resucita, las primeras que fueron a anunciar que estaba vivo, fueron ellas.

María Magdalena no solamente se quedó llorando al pie de la cruz, sino que fue a llevar el mensaje de Cristo, fue una apóstol.

A los homosexuales la Iglesia Anglicana los ve como hijos de Dios, mientras que para la Católica Romana es una enfermedad, es pecado, incluso, un papa sugirió que ellos deben ir con un psiquiatra, cuando hace 25 años la Organización Mundial de la Salud la quitó como una enfermedad mental.

"Si el Obispo, si las demás iglesias te dicen, vives en pecado, vives mal, ¡hey!, no es una enfermedad, no estás en pecado, eres hijo de Dios, Dios te ama, Dios no viene a salvar genitales, Dios viene a salvar almas, Dios viene a tocar corazones".

En mentalidad, la Iglesia Católica Romana, está en la Edad Media, añadió.

"En mentalidad sí, no ha dado ese salto, se quiere mantener en el oscurantismo, si una religiosa quiere estudiar una maestría o doctorado es cesada, oyes, ¿cómo vas a estudiar?, tú dedícate a ser ostia, dedícate a rezar,y así quédate, eres una sirvienta del señor".

Para la Iglesia Católica Romana es pecado utilizar condón, planificar familia, incluso, hasta interrumpir embarazo, cuando peligre la vida de la mujer.

 

 

Su vida

Jaime Marvin Quintero Corrales nació en Culiacán el 30 de diciembre de 1974. Su padre, es Jaime Quintero Arredondo y su madre, la señora Magdalena Corrales Madrid.

Su papá era ejidatario en Campo Romero y trabajaba en el Cobaes 26 y su mamá, básicamente ama de casa.

Es hijo de una familia clase media baja. Tiene tres hermanos más, sin embargo, él es el mayor. Recuerda tuvo una infancia feliz, con familia unida, amiguero.

A su padre, le admira el esfuerzo, paciencia, amor y honestidad y a su madre, el espíritu conciliador, su fe, amor, el mantener unida a la familia, fortalecida, ser el lado suave y tierno.

En esta ciudad estudió su primaria, secundaria, preparatoria y en el Seminario.

Cuando tenía entre 13 y 14 años, ingresó a un grupo juvenil de la Iglesia, donde estuvo hasta los 18 años, para ingresar al Seminario.

"El sacerdocio es una vocación, lo dice la palabra de Dios, desde el vientre de tu madre te he llamado".

En el grupo juvenil empezó el llamado de Dios, indicó.

Dios, explicó el padre, es la causa que mueve todo, un ser espiritual, amoroso, ente de amor, que ha creado todas las cosas para darle un sentido a la existencia humana.

Es más que energía, es espíritu, fuerza, pasión, amor, conjugación de elementos.

Dios no es ningún invento, porque el hombre no puede dar tanto.

"Jesús viene, se encarna, se hace hombre, nos habla del mensaje de Dios padre y nos viene a abrir las puertas del entendimiento las puertas de la espiritualidad, nos cambia la historia, un antes y después de Cristo, nos habla de un padre ya no bélico, sino misericordioso, cercano, ya nos habla de Dios de a profundidad y los da con elementos naturales y sobrenaturales".

Lo sobrenatural son los milagros registrados en los mismos libros sagrados, dijo.

"Jesús viene y nos habla de Dios y nos da garantía de Dios, muere por nosotros por causas religiosas, por causas políticas, pero resucita".

Jesús quiere una iglesia amorosa, cercana a todos, tanto a ricos como pobres.

"Uno está llamado a ser luz, luz de la nación a ser profeta de su tiempo".