En una réplica de lo acontecido el 17 de octubre de 2019, cuando la población de Culiacán fue rehén de grupos criminales que tomaron la ciudad ante la detención de uno de sus líderes, Ovidio Guzmán, hijo del capo Joaquín Guzmán Loera, ahora todo Sinaloa fue paralizado por la acción de grupos de la delincuencia, que se movilizaron ante la detención, esta vez sí cumplimentada, del citado líder heredero del Cártel del Pacífico.
Ya no fue solo la capital, donde aquel día hace tres años se dieron cita personas reclutadas por el grupo delincuencial para sembrar el terror y obligar al Gobierno federal, en voz del mismo Presidente de la República, a dejar libre a Ovidio Guzmán; esta vez, luego de consumada la detención, los grupos armados se movilizaron en actos de franco terrorismo en contra de la población, despojo de vehículos, quema de las unidades motrices, principalmente tractocamiones, bloqueos de vías de comunicación, prácticas usuales de la delincuencia organizada, ahora en toda la geografía sinaloense y más allá de sus fronteras.
Todo un estado en alerta ante la reacción contra el Gobierno federal, que corrigió errores cometidos la primera vez que intentaron detener al integrante del grupo denominado Los Menores, célula del Cártel de Pacífico o Cártel de Sinaloa.
Y aunque las autoridades, en voz del General Luis Cresencio Sandoval, Secretario de Defensa Nacional, señalan que la detención se logró luego de un trabajo de más de seis meses, también de la misma información oficial se desprende que un encuentro de unidades militares con vehículos de civiles armados y al parecer con blindaje artesanal, provocó la detección del citado detenido.
Una noticia que sigue dando la vuelta al mundo y una acción que contradice el lema de “abrazos no balazos” que enarbola el mismo Presidente de México.
Hasta anoche se vivía aún en estado de emergencia ciudadana ante la indefensión que se vive por la acción terrorista de los grupos criminales, que buscan doblegar al Estado mexicano tomando de rehén a la población.