A medida que avanza este año, que sin duda es de definición electoral hacia el 2024 cuando se dé la elección presidencial, y sabremos quién será elegido para tomar el mando que actualmente tiene Andrés Manuel López Obrador de Morena, el lenguaje divisionista está más candente,
El domingo, con un Zócalo a reventar, organizaciones civiles, partidos de Oposición y ciudadanos se manifestaron en contra del Plan B de la reforma electoral que fue propuesta por el Presidente por considerarlo que más allá de que aseguran que “desbarata” al INE, pone en peligro a la democracia. Los manifestantes consideran que lo que quiere el Gobierno federal y su partido es tener un árbitro electoral “a modo”.
Lo que más preocupa son las respuestas de las autoridades federales, si bien este país ha sido hasta cierto punto pasivo en cuanto a aguantar los reacomodos del sistema político mexicano, tiempos nuevos se están palpando de gente que sí, no está para nada de acuerdo con el mensaje divisionista del Presidente.
Ayer al dar su postura en su conferencia mañanera López Obrador llamó “conservadores, mapaches electorales, defensores de fraudes, delincuentes de cuello blanco, farsantes y hasta reaccionarios”, a quienes asistieron a la marcha en defensa del INE.
Por otra parte Morena, en voz de Mario Delgado, su dirigente afirma que la concentración fue una farsa, pues quienes la encabezan quieren regresar al pasado de corrupción, de fraudes electorales y pasado que podían saquear al.
Por otro lado, la gran respuesta que tuvo la convocatoria revivió los ánimos de los partidos de Oposición, incluso con declaraciones, prácticamente triunfalistas, de que es posible ganarle al partido en el poder en 2024.
Y en medio de ellos estamos quienes queremos un país mejor y de instituciones sólidas.