Para el próximo año, el Gobierno de Sinaloa espera un aumento del 10.95 por ciento de recursos para ejercerlo como parte de su presupuesto de egresos, un monto de 64.5 mil millones de pesos.
Y uno de los rubros donde se espera que haya un aumento, del 14.40 por ciento, es en la transferencia de recursos hacia los municipios, una de las debilidades de la administración pública no solo de Sinaloa, sino de México.
Los municipios, la entidad de Gobierno más cercana a la sociedad, han ido acumulando compromisos a lo largo de los años que los recursos ya no alcanzan para cumplirlos, principalmente en lo relacionado con las nóminas.
Y como cada fin de año, algunos de ellos se quedan sin los fondos suficientes no solo para cubrir los salarios y prestaciones de los trabajadores, como el aguinaldo, sino, además, dejan inconclusos proyectos porque no hay fuente de financiamiento.
Es cierto que las necesidades de los municipios aumentan conforme aumentan las manchas urbanas, por lo que se requiere de más personal para cubrir las necesidades que se presentan.
Pero también es cierto que con los cambios de administración, la contratación de nuevos elementos aumenta, en algunos casos, de manera desproporcionada y eso termina generando un impacto negativo en las finanzas públicas.
El aumento previsto en los recursos para los gobiernos municipales debería tomarse con reservas y también, como una oportunidad de administrar mejor los recursos, permitiendo con ello resolver las necesidades de sus gobernados y no la de los compromisos políticos adquiridos.
Si las administraciones municipales supieran administrar los recursos que generan, y que reciben, otras historias se estarían contando cada fin de año, y no la de la falta de recursos para pagar nómina y aguinaldos.