Nuevamente se publicó el Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria hecho por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, y para ninguna sorpresa de nadie, nuestro sistema penal salió reprobado.
Y tampoco es cosa nueva las razones por las que estos documentos siempre dejan a los centros penitenciarios sinaloenses entre los peores del país: autogobierno y cogobierno, presencia de actividades ilícitas e inexistente división entre hombres y mujeres.
Esta vez, Sinaloa se ubicó entre los únicos 11, de los 32 estados, que reprobaron por obtener puntajes menores a los 6.0.
Según el estudio, nuestro estado sólo obtuvo 5.85 puntos ubicándose en la zona roja que lidera Tabasco con 4.27 y muy lejos de Querétaro, que obtuvo la mejor calificación con 8.61.
Lo que sí resulta una sorpresa es que penales como el de Aguaruto, que nada más de llegar a la entrada parece que es un edificio abandonado, sin pavimento, sin techos ni puntos para servir al tránsito de las personas, al igual que El Castillo de Mazatlán, obtuvieron puntajes aprobatorios con 6.03 y 6.20, respectivamente.
El penal de Angostura, que obtuvo la mejor puntuación de 6.32, no fue suficiente para evitar que Goros II los arrastrara a los últimos lugares con una calificación de 4.87.
Sin embargo el problema persiste en todos con narcotráfico, extorsión, homicidios, sin procedimientos para sancionar, deficiencia de condiciones materiales, problemas de higiene y salubridad y por si fuera poco, falta de personal.
Sabemos que estas calificaciones no se pueden cambiar de un año para otro, pero desde hace mucho que se nota que a nadie le importa.