La línea es que no hay línea... dice por ahí una frase popular para referir que no hay una orden de cómo hacer las cosas, sino que se hacen libremente.
En el caso del periodismo se habla de la “línea editorial”... término que muy probablemente ha escuchado por ahí usted como lector, y que hoy explicaremos de qué se trata y cómo vemos esto en Noroeste.
¿Hay una línea editorial? Sí, siempre y en todos los medios. Eso ni siquiera está a discusión, pese a lo que muchos pudieran pensar.
Y no solo lo decimos nosotros, sino los expertos.
La periodista Yolanda Ruiz, maestra de la Fundación Gabo, a través del Consultorio Ético, lo dice terminante: “Todos los medios tienen dueños y todos tienen línea editorial”.
Por eso el asunto va más allá y radica en qué tanto se transparenta esto a los lectores.
“Sin duda la transparencia en todos los sentidos es un derecho de las audiencias. El ideal ético, al margen de lo que ordenen las leyes particulares en cada país, es que se pueda conocer quiénes son los dueños de un medio de comunicación y cuáles son los intereses que puede haber tras una publicación grande o pequeña”, precisa Ruiz, en el Consultorio Ético de la Fundación Gabo.
“Todos los medios tienen dueños y todos tienen línea editorial. Por esa misma razón siempre se pueden presentar conflictos de interés. Si las audiencias tienen claridad sobre ello hay mayor transparencia para entender y tener contexto. Es importante recordar también que al margen de quiénes sean los dueños, es deber ético de los periodistas trabajar pensando en el bien de la sociedad que merece información de calidad más allá de intereses particulares”.
Y en Noroeste tratamos siempre de seguir esto al pie de la letra.
Este espacio, por ejemplo, es prueba de ello, como en su momento lo fue la figura del Defensor del Lector, pero también tenemos bien establecido nuestro Decálogo, así como nuestro Código de Ética y Manual de Estilo, y todos los lineamientos que no solo conocemos los de dentro de la empresa, sino también estamos comunicando hacia afuera de manera constante.
Y es que los medios de comunicación, aunque son empresas privadas, no son iguales que la mayoría de las empresas, y no operan como tales en muchos aspectos. ¿Por qué? Porque pese a ser empresas privadas, son un bien público, porque su insumo principal es la información, y la información es un bien público.
El maestro Javier Darío Restrepo lo resumió así: “¿De quién es la información? Es claro, y así lo confirman los códigos y manuales de estilo, que la información es un bien público que nadie puede considerar ni manejar como una propiedad particular. La información se le debe al lector y su propiedad es de toda la sociedad (...) El periodista al informar profesionalmente no defiende los derechos de la empresa ni los de los empresarios, sino los de los lectores (audiencias)”.
Entonces, aunque somos una empresa privada, en algunos aspectos debemos operar como bien público, y la transparencia de la línea editorial, por ejemplo, es uno de esos aspectos.
¿Qué deben saber las audiencias para garantizar la transparencia de un medio?, establecen los expertos de la Fundación:
1. Quiénes son los dueños del medio.
2. Cuáles son los intereses tras una publicación grande o pequeña.
3. La línea editorial del medio de comunicación.
Nosotros agregaríamos un punto más: ¿Cómo se toman las decisiones editoriales dentro del medio? Es decir, ¿qué se publica y cómo?, ¿qué no se publica y por qué?
De esto último hemos hablado en varios artículos de este espacio, incluso hemos comentado en varias ocasiones nuestro decálogo y siempre estamos tratando de transparentar nuestra toma de decisiones.
En su libro Comunicación responsable: La autorregulación de los medios, el catedrático español Hugo Aznar, señala que “se llama línea editorial de un medio a la orientación permanente de sus publicaciones: intencionalidad de sus editoriales, selección de sus columnistas, personajes que se entrevistan o que se silencian, hechos que se destacan o que se omiten, enfoque habitual de las noticias”.
Y agrega: “Para descubrir esa línea editorial, como para conocer el carácter de una persona, es necesario un seguimiento crítico de sus ediciones o emisiones y de sus reacciones frente a los hechos. Si se trata de adoptar una línea editorial, los responsables del medio de comunicación deberán responderse sobre su intencionalidad: ¿quieren un medio dedicado al deporte? ¿A las noticias? ¿Al entretenimiento? ¿A la cultura? ¿a la política? ¿A la economía? ¿A la religión? ¿A la farándula?”.
Aznar señala que precisamente ese objetivo central y preferente de un medio se suele presentar en un manual de estilo, en nuestro caso agregaríamos el Código de Ética, “que son la expresión de la línea editorial del medio”.
Y es que de hecho, señala el autor, “desde el punto de vista ético la definición editorial de un medio resuelve de antemano los dilemas éticos que genera una agenda difusa o indefinida. Una agenda definida es una toma de posición, implica una decisión ética y unas reglas de juego claras, susceptibles de acuerdos o desacuerdos, de examen y de discusión”.
Por esto, en Noroeste tenemos directrices y lineamientos muy claros y establecidos, no nos confundimos a la hora de tomar decisiones editoriales o la hora de definir agendas: somos una empresa privada que se sabe un bien público, y aunque como empresa privada hay dueños y un consejo directivo, tenemos una línea editorial muy precisa: nos debemos a nuestros lectores y a nuestra comunidad, siempre buscando cumplir con nuestro cometido de ejercer la libertad de expresión con responsabilidad.