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Cultivo

Siembran Victorina e Isaías por tradición aunque ya no llueva como antes

El reto para Victorina e Isaías es ver sus flores crecer y florecer a pesar de la sequía; tienen 40 años cultivando flor de muerto en Oaxaca

OAXACA.– Es de tarde, el viento sopla ligero y ambos caminan con tranquilidad entre los surcos que parecen un gran jardín pintado de amarillo, guinda y violeta. Victorina Valdivieso González e Isaías Alonso Marín tienen 65 años de edad y desde hace 40 años cultivan flores de muerto “Guie’ biguá (cempasúchil), Guie’ cresta de gallo y guie’ yaana’ (flor de olote)” en familia y por tradición en esta localidad oaxaqueña.

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Este año para la familia de Victorina e Isaías ver sus flores crecer y florecer fue un reto, porque no hubo lluvia, la sequía, producto de la crisis climática se ha prolongo demasiado, y es que recalcan que “sin agua, no hay vida”.

Cultivar la flor de muerto va más allá de obtener dinero, para ellos, es seguir conservando esta tradición que hacen año con año pero en colectivo y preservando el tequio. Ellos son la única familia en la localidad que cultivan la flor de muerto en esta localidad en grandes volúmenes, hay otros que solo lo hacen en el patio de su hogar o en unos cuantos metros.

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Mientras narra, Victorina toca con sus manos la suavidad de las flores de color guinda, son cresta gallos, y dan el toque perfecto a los altares o biguies que elaboran los días 30 y 31, fechas en que se celebra el culto a los muertos en esta región de Oaxaca.

Son aproximadamente medio centenar de surcos los que la familia Alonso Valdivieso cultivó en este 2023, y que ahora venderán en los mercados de la comunidad o en su propia casa.

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“Celebramos que este año este dando la flor, fue difícil, pero por fortuna pudimos hacer un pozo hace 13 años y con eso lo regamos. Este tipo de flores requieren agua, cuidado, buena mano y paciencia, estamos contentos de que habrá flores para ponerle a nuestros muertos”, expresaron.

La siembra de la flor de muerte tiene su proceso: En junio comienzan las labores, todo es manual y orgánico, y participan sus dos hijos- Manuel y Lourdes- y para este año, también participó su nuera y los nietos.

“Lo primero que se hace es labrar la tierra con un arado de madera y yuntas de bueyes”, explica el campesino. Isaías nació, creció y sigue cultivando la tierra, porque cree que es la mejor fuente de vida.

“Herencia de mi padre es la tierra, nosotros sembramos porque nos gusta, porque creemos que así conservamos una tradición, que es la sembrar las flores, pero también la de preservar el culto a los muertos, el saber que vuelven para convivir con nosotros, y se llevan los aromas de las flores cuando se van, porque es la esencia de la vida”, dijo.

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El ritual incluye también el rezo a San Isidro Labrador, nuestro patrono de los campesinos, a él le invocamos, le dejamos en sus manos nuestra milpa.

“Estoy muy feliz y contento, porque habrá flor, ya la gente por tradición nos visita en la casa, en la víspera del Día de muertos para comprar sus flores, repito, nosotros lo vendemos por gusto, por conservar una tradición, más que volvernos ricos”.

Recordó que cultivar la flor de muerto es una herencia de hace más de 40 años que su suegra, Francisca González Ruiz, originaria de Huilotepec, Oaxaca les enseñó y desde entonces su campo se pinta de tres colores cada mes de octubre.

“Desde el 28 comenzamos a cortar las flores, y acabamos el 31 por la mañana, la gente ya sabe, ya viene a la casa y lo aparta, o bien lo llevamos al mercado, es un verdadero gozo saber que hubo flores, que crecieron contentas y que florearon con mucha fe”, expresa el campesino.

Victorina e Isaías aseguran que mientras tengan fuerza, habrá siembra, y recalcaron que su mayor herencia para sus hijos es que no se olviden del campo, que es fuente de vida.

“Acá hacemos milpa, al año cosechamos flores, pero también tomates, maíz, frijoles, calabaza, chile habanero, todo usando técnicas tradicionales y de forma orgánica, para no dañar nuestra tierra”, reiteró.

De acuerdo con el Monitor de Sequía en México, los cuales mostraron que al 15 de agosto de este año al menos 348 municipios de Oaxaca fueron afectados por la sequía, es decir, 61 por ciento de los 570 municipios del estado.