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Narcotráfico

Miguel Ángel Félix Gallardo, el capo mexicano que mató a un agente de la DEA... y luego ‘olvidó’ todo

En los 70, Félix Gallardo quitó el liderazgo del narcotráfico a Pedro Avilés Pérez, también conocido como ‘El León de la Sierra’, y se asoció con algunos de los principales capos de esa época

Miguel Ángel Félix Gallardo, alias “El Jefe de Jefes” o “El Padrino” -fundador del primer cártel que hubo en México, el de Guadalajara-, nació el 8 de enero de 1946, en Culiacán, Sinaloa.

Fue desde inicios de la década de 1960, integrante de la Policía Judicial de Sinaloa, llegando a tener entre sus labores ser escolta del entonces gobernador, Leopoldo Sánchez Celis (1963-1968). Incluso fue padrino de bodas de unos de sus hijos.

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Según sus datos generales, es viudo, tiene 15 dependientes económicos y no consume ninguna droga. En la actualidad está casado con una mujer identificada como María Elvira Murillo, su segunda esposa, con quien procreó dos hijos: Miguel Félix Murillo y Abril Félix Murillo.

En la década de los 70 del siglo pasado, Félix Gallardo quitó el liderazgo del narcotráfico a Pedro Avilés Pérez, también conocido como “El León de la Sierra”, y se asoció con algunos de los principales capos de esa época, como Manuel Salcido Uzeta conocido, alias “El Cochiloco”, además de “Don Neto” y Rafael Caro Quintero.

“El Jefe de Jefes” creó una poderosa organización que controlaba el tráfico de amapola y marihuana en Sinaloa, Durango, Jalisco, Guerrero, Chihuahua, Baja California y Nayarit.

También, a principios de los años 80 del siglo pasado, estableció contacto con el Cártel de Medellín -que dirigió Pablo Escobar Gaviria- y con el Cártel de Cali, a quienes empezó a comprar cocaína para enviarla a Estados Unidos.

Félix Gallardo tuvo bajo su mando a Juan José Quintero Payán, “Don Juanjo”; Pablo Acosta Villarreal, “El Zorro de Ojinaga”; a Juan José Esparragoza Moreno, “El Azul”; a Héctor Luis ‘El Güero’ Palma Salazar; a Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos”; y, a Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, “El Chapo”, entre muchos otros.

Además, se le vincula como tío de Sandra Ávila Beltrán, la llamada “Reina del Pacífico”, y también como tío de los hermanos Arellano Félix, fundadores del Cártel de Tijuana, ya que es primo de Alicia Félix Zazueta, madre de los narcotraficantes asentados en Baja California.


La detención

Félix Gallardo fue detenido el sábado 8 de abril de 1989, cuando sólo tenía 43 años de edad en una finca de su propiedad en Guadalajara, Jalisco. La detención fue reportada por Noroeste el lunes 10 de abril de 1980 bajo el titular “Cayó Félix Gallardo”.

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Su detención en Jalisco provocó también una oleada de repentinas detenciones de agentes de la policía en Sinaloa por parte del ejército, cuando gobernaba el Lic. Francisco Labastida Ochoa y quien dijo cándidamente sobre el caso: “Me fallaron los informadores”.

Junto con Félix Gallardo fueron consignados también Arturo Moreno Espinoza, ex jefe de la Policía Judicial del Estado, Enrique Corza Marín, subdelegado de la Campaña contra el narcotráfico y Robespierre Lizárraga Coronel, ex jefe de la Policía Municipal. Todos por protección, colusión e información con el capo.

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Fue el narcotraficante más poderoso en su momento, dueño de las principales rutas de comercio de droga en la mitad del país y Centroamérica en la década de los 70 y 80 del Siglo pasado. Los cálculos de su fortuna se estimaron en 500 millones de dólares en su momento, así como un patrimonio de 50 casas y 200 ranchos.

Había sido buscado por más de diez años y tras su arresto -que dirigió el director de inteligencia de la desaparecida Policía Judicial Federal, Guillermo González Calderoni-, a “El Jefe de Jefes” le fueron incautadas diversas propiedades, incluidos el hotel Las Américas, Suites Monreal y varios locales en la Plaza comercial México de Guadalajara.


Cargos y sentencias

A Félix Gallardo se le culpa de los asesinatos del agente de la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA por sus siglas en inglés), Enrique “Kiki” Camarena Salazar, y del piloto aviador de la extinta Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos, Alfredo Zavala Avelar, ocurridos en 1985, delito por el que fue condenado, el 27 de agosto del 2017, a 37 años de prisión.

Luego de 28 años, el Juez Cuarto de Distrito de Procesos Penales Federales en Jalisco, sentenció al ex líder del Cártel de Guadalajara, por el delito de homicidio calificado con premeditación y ventaja, en agravio del agente estadounidense Enrique Camarena adscrito al Consulado de EE.UU. en México, y, del piloto aviador Alfredo Zavala.

En ese mismo juicio también fue condenado al pago de 20 millones 810 mil pesos como reparación del daño a las víctimas indirectas de los secuestros y homicidios de esas mismas dos personas.

Asimismo, en forma solidaria y mancomunada por los anteriores sentenciados: los

sinaloenses Rafael Caro Quintero y Ernesto Fonseca Carrillo, alias “Don Neto” -los otros dos fundadores del Cártel de Guadalajara- se fijó como reparación integral del daño más de 20 millones de pesos, los cuales deberán ser asignados a las familias de las víctimas.

Además, el juez dictó sentencia absolutoria a Félix Gallardo, por los delitos que se le formularon contra la salud, en su modalidad de posesión con fines de comercio, indicó el diario Milenio, que dio a conocer en su momento el hecho. Esta fue la última resolución judicial que faltaba dictarle.


Salud precaria

Félix Gallardo estuvo internado en el penal de máxima seguridad Centro Federal de

Readaptación Social (CEFERESO) No. 2 de Occidente -mejor conocido como “Puente Grande”-, a pesar de que en mayo del 2016 se había informado que sería traslado a la Comisaría de Sentenciados del Estado de Jalisco, de mediana seguridad, “por su senilidad y su precario estado de salud”, además de que ya no es considerado una persona con perfil de alta peligrosidad.

Según lo indicaron sus abogados defensores, el ex jefe del Cártel de Guadalajara tiene graves problemas de la vista y pérdida parcial de la capacidad auditiva. A Félix Gallardo también le diagnosticaron faringitis aguda, hernia hiatal, gastritis crónica, dolor y ardor durante la micción, así como estreñimiento crónico y trastorno ansioso depresivo.

El capo estuvo preso, desde abril de 1989, en el Reclusorio Sur de la Ciudad de México, así como el CEFERESO No. 1 “El Altiplano” en Almoloya de Juárez, Estado de México, y de forma más reciente en el Centro Federal de Rehabilitación Psicosocial (CEFEREPSI), en Morelos, por algunos padecimientos psiquiátrico-psicológicos.


El ‘Jefe de Jefes’ se dice ‘honesto’

Sin embargo, y a pesar de la amplia evidencia en su contra, Félix Gallardo –quien habló por primera vez en público en los 32 años que lleva preso-, se calificó a sí mismo como un hombre “honesto”, que dice no saber nada de los crímenes y leyendas que le imputan.

En una entrevista que la cadena estadounidense Noticias Telemundo le realizó, se ve al ex narcotraficante como un hombre anciano de 75 años de edad, preso en la zona de máxima seguridad del Penal Estatal de Puente Grande, en Jalisco, postrado en una silla de ruedas, sordo, ciego, afectado por una neumonía y con el brazo roto.

“Mi salud es pésima, mi familia está haciendo un hoyo para yo ser enterrado en un árbol. No tengo pronóstico de vida ninguno, puesto que perdí todo. Perdí la sensibilidad, los oídos, los ojos. Han pasado 32 años, es una eternidad para un hombre que no cometió ningún delito”, se quejó Félix Gallardo, quien dijo, además, que lo han tratado “mal” en prisión, sin permitirle visitas, sin locutorios y sin abogados.

Negó haber conocido a Enrique “Kiki” Camarena Salazar, agente de la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA por sus siglas en inglés), asesinado el 7 de febrero de 1985, también en Guadalajara.

“Es un tema muy lamentable. Este señor Camarena. Quienes fueron, quienes hayan sido, hay autores materiales e intelectuales, presos, que han pagado su vida en la prisión y que les ha ido muy mal”, aseveró Félix Gallardo.

“Ignoro el porqué se me relaciona, porque a ese señor yo no lo conocí. Porque te vuelvo a repetir: yo no soy una persona de armas. Lamento mucho, porque sé que era un buen hombre”, insistió el fundador del Cártel de Guadalajara.

Aunado a lo anterior, “El Jefe de Jefes” le deseó a Mika Camarena, viuda del finado agente de la DEA, “la resignación y que tenga la satisfacción de que los culpables del asesinato de su esposo están pagando sus culpas (sic)”.

Por otra parte y de manera increíble, Félix Gallardo negó conocer a los también capos sinaloenses Rafael Caro Quintero y Ernesto Fonseca Carrillo, alias “Don Neto”, los otros dos fundadores del Cártel de Guadalajara.

“No los conozco. En la calle no nos conocimos. Estas personas y yo nunca hemos platicado al respecto. Mi abogado, [Fernando] Martínez Inclán, me dijo: ‘no estás involucrado, nunca platiques’”, señaló ‘El Jefe de Jefes’.

Félix Gallardo negó, también, que principios de los años 80 del Siglo pasado, estableció contacto con el Cártel de Medellín -que dirigió Pablo Escobar Gaviria- o con el Cártel de Cali, a quienes empezó a comprar cocaína para enviarla a Estados Unidos, tal como se indicó en una serie de la plataforma digital Netflix.

“No existe zar [de la droga, como lo llamaban], no existió eso, nunca existió cárteles en Guadalajara, quién sabe ahora. Nunca existió. O sea, llevábamos una vida de familia, traje a mis hijos a la escuela (sic)”, insistió el capo sinaloense, quien dijo, además, no identificarse con el personaje que aparece en la serie de Netflix.

“No, Miguel Félix Gallardo es un hombre honesto”, afirmó, hablando en tercera persona. ‘El Jefe de Jefes’ indicó, también, que a pesar de haber pasado tantos años en prisión, jamás pasó por su mente el fugarse. Asimismo, señaló que antes de estar en la cárcel él se dedicaba “a la agricultura y a la ganadería, desde chico”.

Recordó que, según él, sus padres fueron los primeros ganaderos que exportaron legumbre a Estados Unidos en 1942, “También tenía unas farmacias y dos viejos hoteles”, detalló el capo sinaloense, quien dijo no arrepentirse, porque nunca cometió un error.

Asimismo, Félix Gallardo reconoce que perdió a “más de la mitad de su familia” estando en la cárcel, entre ellos a una hija y a sus padres. “No estoy pensando en la libertad, pienso en mis nietos (sic)”. dijo.

“No tengo pronóstico de vida. Fui seccionado del estómago, me quitaron ocho hernias. Me privaron de la vista, me privaron de los oídos y como ve, no puedo caminar [...] No estoy esperando, claro, todos creemos en los milagros, pero pues mis nietos, sería el oro (sic)”, recalcó quien fuera uno de los más poderosos y violentos capos del narcotráfico mexicano.