|
Emergencia

Faltan medicamentos y los hospitales están dañados; Otis empeora atención a pacientes con enfermedades crónicas

Ante las limitaciones con que operan los hospitales tras el daño que dejó el huracán Otis en Acapulco, personas que enfrentan enfermedades crónicas resultan más afectadas por falta de tratamientos y medicinas

Pese a que el Gobierno de México asegura que desde el impacto del huracán Otis en Acapulco suman 16 mil 199 las atenciones de salud a enfermedades crónicas, pacientes que de por sí lidiaban desde antes con la continuidad de tratamientos o medicamentos enfrentan las peores consecuencias tras la agudización de esas carencias en diferentes instalaciones hospitalarias del puerto.

Debido a los daños que sufrió la infraestructura tanto de los servicios estatales –ahora trasladados a IMSS Bienestar– como del IMSS y el ISSSTE, así como a las limitaciones en la operatividad por la falta de servicios u otras restricciones, personas que viven con insuficiencia renal, diabetes, cáncer, VIH y otras enfermedades crónico degenerativas han estado entre las más afectadas, según constató Animal Político en diversos recorridos.

Sin medicamentos

—¿Cómo vamos a atender a esa gente que viene, si en la farmacia no hay medicamentos? Puras tabletas para adultos— pregunta el médico pediatra Juan Andrés Beltrán al interior del Hospital Renacimiento del IMSS Bienestar, en Acapulco, Guerrero.

—Vamos a la farmacia... ¿Sabe qué pasa? Que voy al almacén y ahí están, no han pedido al almacén.... — le responde el doctor Francisco Vázquez Peña, quien está a cargo de la clínica.

El pediatra reclama por qué no mandan medicamentos comunes, en suspensión, que pueda darle a los niños: “A un niño de un mes no puedo darle una tableta, media tableta, es complicarle la vida a la gente...”. El médico Vázquez responde que arreglarán el problema para que nadie se quede sin sus medicinas.

—Básicamente son dos hospitales en Salubridad los que están funcionando, ¿no se pueden hacer cargo de que esos dos hospitales que están funcionando tengan medicamentos? — reclama el médico pediatra en referencia al El Quemado, también perteneciente al IMSS Bienestar.

—Voy a ver eso en farmacia, doctor.

—Ahí donde estaba su oficina los militares tienen muchos medicamentos, pero son de ellos, que ellos trajeron.

—Pero podemos usarlos, doctor, ahorita voy a hablar con el mayor si tuvieran esos medicamentos que usted solicita que nos los den.

El diálogo entre los dos médicos ocurre el sábado 4 de noviembre, a 11 días del paso del huracán Otis sobre Acapulco, Guerrero. Antes, el médico Francisco Vázquez Peña, subdirector del hospital, aseguró en entrevista que han recibido mucho apoyo del gobierno federal con material de curación y medicamentos. Argumentó que están realizando cirugías y un día antes hicieron tres cesáreas. También señaló que hay materiales en existencia en el almacén del hospital pero no son solicitados por las distintas áreas.

“El único problema es que no tengo tantos jefes de servicio el fin de semana y yo tengo que moverme en todo. Es lo único pesado pero sí ha estado funcionando”, dijo apurado.

Desde el martes pasado, el hospital cuenta con agua y 80 por ciento del líquido en sus dos cisternas; además, Conagua les envía dos pipas. A partir de las 10:30 del sábado, agrega el médico, quedó reinstalada por completo la energía eléctrica en el hospital; aunque lamenta que el problema son los apagones repentinos en todo Acapulco que dañan los aparatos: “A partir de hoy tenemos tomógrafo, rayos X, química sanguínea en el laboratorio que no teníamos”.

Como parte del Plan DNIII, medio centenar de militares opera dentro del hospital y han atendido a personas heridas y pacientes deshidratados. En los primeros días fueron apoyados por médicos de otras entidades como Ciudad de México, Puebla o Estado de México. “Ahorita ya estamos jalando aire nosotros mismos”, dice el médico.

Insistió en que tienen abasto suficiente de medicamentos y destacó que cuentan con 40 frascos para combatir los piquetes de alacranes. El médico calcula que el hospital está operando a un 80 por ciento de su capacidad. “Tenemos algunos problemas como rayos X o laboratorio pero han sido crónicos”, dice. Reconoce que les falta sodio y potasio para atender las deshidrataciones, principalmente de personas mayores.

En el patio del hospital, la señora Paula Elizabeth Solís vive una realidad distinta respecto a la existencia de la insulina que necesita su hija Brisa Scarlett, de 19 años, internada en el hospital hasta que su salud mejore. Por el huracán y la falta de electricidad en su vivienda, el medicamento se le echó a perder. Un día antes, llegó con una alta concentración de glucosa en la sangre.

“Me llegó muy mal, toda tiesa, yo sentía que mi hija no la contaba”, relata. Mamá e hija acudieron al hospital y ahí la estabilizaron. Sin embargo, le informaron que ya no tienen insulina. “Hemos sufrido mucho a causa de los saqueos que hubo, hemos tenido mucha deficiencia de medicamentos. Salí a buscarlo, a pedirlo, pero estoy en espera a ver si me lo traen, y no tienen tiras reactivas para estarla checando. Hay mucha deficiencia de medicamento en el hospital, ha llegado mucho paciente igual”.

La madre de familia señala que antes del huracán pasaban estas cosas, pero en días recientes se han agudizado. “A causa de los saqueos que hubo de medicamento porque fue lo primero en los saqueos que hubo, aparte de rapiñas de comida y todo eso, el medicamento, y si te lo venden te lo venden elevadamente, al costo triple o más”, lamenta.

Afuera del hospital de la Colonia Renacimiento, un auto estacionado con los vidrios rotos y una manta de la Secretaría de la Defensa Nacional sobre el plan DNIII recuerda que la instalación se encuentra en una emergencia tras el paso del huracán Otis.

Ya adentro, cintas amarillas advierten que nadie se acerque de más a la puerta de cristal dañada también por el huracán. Una cartulina indica que este sábado 4 de noviembre se dará consulta gratis de Medicina interna. También se pide llevar laboratorios viejos o recetas para tener una referencia. Un militar sentado frente a un escritorio es quien ofrece información a los recién llegados. Ese mediodía personal médico de la Sedena había realizado 122 consultas y 17 curaciones.

En Guerrero, la centralización de los servicios estatales al modelo IMSS Bienestar comenzó desde el 23 de agosto de este año con la transferencia de 42 hospitales y 983 centros de salud. En aquel momento, precisamente en el puerto, se anunció una inversión de 2 mil 479 millones de pesos para rehabilitación y equipamiento de hospitales y centros de salud en la entidad. La Unidad de Hemodiálisis del Hospital Renacimiento y el Instituto Estatal de Cancerología de Acapulco se consideraron obras prioritarias.

Pese a que ambos sufrieron pocas afectaciones por el huracán Otis, debido a la falta de luz venían operando con plantas de energía para atender solo urgencias médicas y de forma limitada. Además, no todo el personal se había presentado. Según la Secretaría de Salud, 827 médicos y enfermeras se sumaron a la atención médica en la zona, mientras que centros hospitalarios de la misma dependencia en Ciudad de México y Estado de México atienden a 30 pacientes trasladados desde Acapulco.

La batalla contra el cáncer en el ISSSTE después de Otis

Los pacientes de cáncer fueron citados a presentarse en el hospital del ISSSTE el viernes 3 de noviembre a las 10 de la mañana. A todas ellas les fue interrumpido su tratamiento de quimioterapia de tajo y no tienen certeza de cuándo lo retomarán.

El Instituto realizó lo que llaman una “referencia del paciente” para trasladarles el tratamiento al Hospital Centenario de Morelos o el 20 de Noviembre de Ciudad de México. Les pidieron llamar después del 21 de noviembre para saber si ya tienen una cita en sus hospitales a donde fueron transferidos sus casos o para ver si el Instituto ya cuenta con instalaciones donde pueda aplicar la quimioterapias, lo que ocurra primero.

A la señora Solano solo le falta la aplicación de la seta quimioterapia en su primer ciclo. A otro paciente de 73 años, del que se omite su nombre, está en la cuarta aplicación de su tercer ciclo. Francisco, un niño de 11 años, tenía cita el 27 de octubre pero ya no pudo asistir ni obtener su medicamento. “Fue horrible andar buscando en un saqueo medicamento”, dice la señora, quien compara el huracán con un dragón que recorrió con furia todo el puerto.

En el instituto las pacientes explican que ya tenían un problema debido a que solo hay dos médicos oncológicos y uno de ellos estaba contratado con base y otro estaba vinculado a través de contratos que tenía que renovar, lo que ya no sucedió en agosto pasado. El médico de base ahora debe atender también a los pacientes que atendía su colega. Ellos, incluso realizaron una petición formal escrita ante la clínica de este hospital y otra ante la dirección general del ISSSTE.

Los pacientes refieren que antes del huracán, el medicamento para la atención del cáncer en esta clínica sí estaba llegando, sin embargo, el problema había sido la falta de personal médico para darle continuidad a los tratamientos.

Este hospital anunció su reconstrucción el 30 de octubre e iniciaron los trabajos de remoción de escombros. El instituto informó que en los primeros días 53 personas de la brigada de limpieza de Protección Civil de la Universidad Autónoma de Guerrero se sumaron al retiro de árboles y escombros que impedían el acceso de las ambulancias.

De acuerdo con el ISSSTE, la Unidad de Medicina Familiar (UMF) Acapulco resultó muy dañada y cinco clínicas periféricas tienen afectaciones menores. Al lado de ese hospital, se encuentra el Instituto Estatal de Cancerología “Dr. Arturo Beltrán Ortega”, donde están suspendidas las consultas. Predomina de fondo el ruido que hacen los trabajadores con su herramienta.

Hasta este sábado, estaban presentes una trabajadora social y una guardia de vigilancia. Las consultas y la atención están suspendidas. Sólo se brindaba atención en Urgencias.

VIH, la continuidad del tratamiento

Las personas que viven con VIH o requieren profilaxis para prevenir su transmisión también se han enfrentado al desabasto derivado del huracán.

Desde la Ciudad de México, Alain Pinzon, director de la organización VIHve Libre, explica que desde los días posteriores a la entrada del huracán, ha sido necesario atender al menos 25 solicitudes del puerto y de otros lugares cercanos para continuidad del tratamiento. En el caso específico del VIH, es indispensable no interrumpirlo para no afectar la adherencia que deben generar los medicamentos.

“Nos han estado pidiendo medicamento sobre todo de derechohabientes del IMSS y de Capasits, entendiendo que estas dos instituciones tienen problemas ahorita para la operación, aunque no están totalmente destruidos; también entendiendo la lógica del estado: el Capasits y los IMSS de Acapulco están entre los más grandes, atienden a muchísima gente de otros lugares. Las continuidades de tratamiento están a cuentagotas, y lo que nosotros hemos hecho es donar todo el medicamento posible”, señaló.

VIHve Libre tuvo que resolver la logística de los envíos, sobre todo en los primeros días, de dos maneras: paquetería DHL a Chilpancingo e Iguala, que eran los destinos más seguros, mediante un pago un poco mayor pero en horarios garantizados, que han permitido que lleguen prácticamente en dos días, así como a través de su red de apoyo extendida, es decir, personas que pueden llevar consigo el medicamento.

Con el mismo propósito, la Clínica Condesa en la Ciudad de México abrió sus servicios y la dotación de medicamento a cualquier persona proveniente de Acapulco que requiera continuidad en el tratamiento de VIH, así como profilaxis pre y post exposición (PrEP y PEP).

La doctora Naxhelli Ruiz Rivera, del Instituto de Geografía de la UNAM y especialista en gestión ambiental y de riesgos, quien ha estudiado los procesos de recuperación tras desastres, afirma que en México es muy limitada la medicina que entienda los efectos a largo plazo en la salud mental y en enfermedades crónicas. En trabajo de campo tras el terremoto de 2017, el instituto documentó muertes incluso por estrés y tristeza.

En el caso de las personas que padecen enfermedades crónicas, como diabetes, la consulta externa —como está ocurriendo ahora en Acapulco— se detiene por la atención de aspectos de emergencia. “Ahí sí podríamos ver muertes que van a ser más prontas que si realmente te hubieras atendido, a lo cual tienes que sumar que no hay comida, no necesariamente lo que puedes comer sino lo que hay.

“La suma de esas cosas hace que las personas que tienen una salud precaria justamente sufran más, no porque haya un padecimiento en particular, pero por ejemplo una de las cosas que sí está muy documentada en otros países es trastornos de sueño, de alimentación, afectaciones degenerativas en enfermedades cardiovasculares y a partir de ahí ya hay menos evidencia, pero eso sin duda afecta el estado de salud general de las personas”, añadió.

Este fin de semana, en su undécimo reporte, el gobierno federal informó que en Acapulco se han incorporado mil 53 médicos que han atendido a 18 mil 802 en casos de primer nivel y 355 atenciones de urgencia. De acuerdo con el gobierno, han proporcionado comida y albergue a 344 familiares de pacientes trasladados a hospitales de Ciudad de México y Chilpancingo.