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Estudio

En México baja cantidad de personas en pobreza, pero aumentan carencias en salud

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social dio a conocer el estudio Estimaciones de Pobreza Multidimensional 2022, donde se muestran los avances y los retrocesos el impacto de los políticas públicas sociales

Durante 2022, el número de personas que se encuentran en situación de pobreza se redujo, comparado con los resultados de 2020, según el estudio Estimaciones de Pobreza Multidimensional 2022 presentado por el Coneval.

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social reportó que durante 2020, un 36.3 por ciento de la población en México se encontraba en situación de pobreza, porcentaje menor al de dos años antes, cuando se encontraba en 43.9 por ciento.

Sin embargo, este avance en la atención a grupos vulnerables de parte de las políticas públicas no ha sido suficiente para atender las carencias de la población, principalmente de los más necesitados.

El estudio revela que, en el mismo período, los indicadores de carencia social tuvieron un incremento en el rubro de salud y educación.

En el primero, el de la salud, se informa que un 39.1 por ciento de la población en México registraba carencia por acceso a los servicios de salud, un nivel mucho mayor que el de dos años atrás, pues en 2020, ese rubro se encontraba en 28.2 por ciento.

Y en el tema educativo, el rezago se incrementó a 19.4 por ciento, comparado con el de dos años antes, cuando un 19.2 por ciento de la población se encontraba en ese rango.

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Sin embargo, en el apartado de las carencias sociales, donde se registra una mejoría en el País se encuentran aspectos como el de la reducción de la carencia por acceso a la seguridad social, que pasó de 52.0 por ciento en 2020 a 50.2 en 2022.

También presenta una mejoría en carencia por calidad y espacios de la vivienda, en accesos básicos para la vivienda y en alimentación nutritiva y de calidad.

En 2020, un 8.5 por ciento de la población en México, se encontraba en situación de pobreza extrema y dos años después, para 2022, ese nivel se redujo a 7.1 por ciento.

En contraparte, la población considerada como no pobre y no vulnerable, se incrementó de 23.5 por ciento de los mexicanos a 27.1 por ciento.


Las fallas en la salud

De acuerdo con el reporte del Coneval, aunque en los últimos dos años evaluados hay menos población considerada en condiciones de pobreza, eso no ha ayudado a reducir el acceso a los servicios de Salud.

De acuerdo con el comunicado de la dependencia, las personas que presentaron carencia por acceso a los servicios de salud pasaron de 16.2 por ciento a 39.1 por ciento entre 2018 y 2022, es decir, de 20.1 a 50.4 millones de personas en esta situación, respectivamente.

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De acuerdo con la medición multidimensional de la pobreza en México, en 2022, el mayor porcentaje de personas con acceso a los servicios de salud reportó estar afiliado al IMSS (38.3 por ciento); en segundo término, declaró tener derecho a los servicios del INSABI (13.1 por ciento) este último componente estaba dirigido a brindar servicios de salud a las personas sin seguridad social.


Carencias en seguridad social

En el informe difundido este jueves, se informa también sobre las personas que se encuentran ocupadas no tienen seguridad social.

El porcentaje de personas con carencia por acceso a la seguridad social pasó de 53.5 a 50.2 por ciento entre 2018 y 2022, que se traduce en un cambio de 66.2 a 64.7 millones de personas que presentaron esta carencia en este periodo.

A pesar de haber mostrado una disminución entre 2018 y 2022, esta carencia continúa siendo la de mayor presencia en la población mexicana, señala.

Entre los componentes de la carencia por acceso a la seguridad social resalta como principal reto que, en 2022, 63.6 por ciento de las personas ocupadas no cuenta con acceso a la seguridad social por prestación laboral.

Por otro lado, 29.3 por ciento de las personas de 65 años o más no contaban con un ingreso por programas para adultos mayores, igual o superior al promedio de las LPEI y no contaban con una pensión (jubilación) en el mismo periodo. En otras palabras, aproximadamente 70 por ciento de la población de 65 años o más tenía acceso a una pensión no contributiva (ingresos por programas de adultos mayores) que le permitía adquirir la canasta alimentaria o tenían acceso a una pensión contributiva (jubilaciones y pensiones).