El contenedor de aguas negras que enferma a la comunidad de El Esterito en La Paz
Daniela Reyes
El Esterito es un barrio fundador de la ciudad de La Paz, Baja California Sur, al noroeste de México, conformado mayoritariamente por familias de pescadores que conviven muy cerca de un cárcamo de aguas negras que se rebalsa y cuyo derrame, de acuerdo a la comunidad, pone en riesgo su salud.
Hace 45 años, cuando la familia de Conchita Olade de 52 años se estableció en El Esterito, el cárcamo #1 ya existía, era su vecino de enfrente. A ese cárcamo llegaban las aguas negras de las colonias de El Esterito y Colina del Sol y se bombeaban a la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) La Paz.
“En ese tiempo estaba más organizado (el cárcamo). No había derrames, solo era un poco el olor pero era tolerable. Estaba más hermético su funcionamiento y no teníamos tantos problemas como hoy”, señaló Conchita.
Con el tiempo se acostumbró a sus olores, pero convivir con él se volvió insoportable cuando en 2006 la operación del cárcamo pasó del Organismo Operador Municipal del Sistema de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento (OOMSAPAS) de La Paz a la empresa Promociones Turísticas AV S.A de C.V., y al aumento de proyectos inmobiliarios y turísticos conectados a la red de drenaje que saturaron el cárcamo, refiere Conchita.
“Cuando hay picos de mayor descarga de aguas negras brotan las coladeras hacia arriba. Inclusive del cárcamo desbordan aguas negras que se estancan al final de la calle, pero son calles que han estado habitadas por mucho tiempo y ponen en condiciones muy frágiles el derecho de la comunidad a una vida digna, a una vida saludable y a la ciudad”, explicó Yurixhi Ochoa, coordinadora de la plataforma de colaboración del barrio de El Esterito.
Conchita considera que su familia ha vivido de una forma más cercana los efectos del cárcamo y sus aguas negras debido a la ubicación de su casa.
“Mi casa está exactamente a un costado del cárcamo de aguas negras por lo tanto, es más la cercanía de los problemas que genera. Aquí es el punto donde desemboca todo. Aquí se estanca el agua y otra poca se va al mar. Pero cuando se estanca, dura más días, con el calor se seca y, como pasa mucho carro, ese polvo se levanta y nos afecta”, dijo Conchita.
En 2014 su madre se enfermó de fiebre tifoidea, una enfermedad infecciosa causada por una bacteria que suele transmitirse a través del agua y los alimentos contaminados; y su padre empezó con convulsiones y desmayos. Tanto Conchita como su familia y el barrio asocian estos problemas de salud con el cárcamo y las aguas negras.
“Unos diez años atrás, a mi mamá le dio tifoidea dos veces. Lo asociamos porque hubo muchos derrames de aguas negras y porque ella no podía caminar mucho y, prácticamente, no salía de la casa. En ese tiempo mi papá de repente se convulsionaba o se desmayaba hasta dos, tres veces al día. Le hicieron estudios y era a causa de los gases y químicos que supuestamente él respiraba. El neurólogo le preguntó si trabajaba con solventes, pero le dijo que no porque él toda la vida fue pipero, pero que vivíamos a un lado del cárcamo de aguas negras y el médico le dijo que probablemente eso era”, explicó Conchita.
Su papá se recuperó y su mamá, Ramona Rodríguez, aunque recibió tratamiento y superó su enfermedad, falleció a los 66 años por otras causas. La afectó la vulnerabilidad en la que la había dejado la tifoidea, acusa su hija Conchita.
Entre noviembre y diciembre de 2023 se encendieron las alarmas entre los vecinos cuando El Esterito y Valle del Mezquite fueron señaladas por el gobernador de Baja California Sur, Víctor Castro Cosío, de ser las colonias donde se focalizaban los cinco casos de melioidosis, una enfermedad bacteriana presente en el ambiente, que causó el fallecimiento de cuatro personas.
Alfredo Garmendia, subdirector de epidemiología de la Secretaría de Salud de Baja California Sur, al ser cuestionado sobre esto, señaló que las aguas negras son consideradas como un factor de riesgo para contraer melioidosis como otras enfermedades.
“Per se el hábitat de la bacteria (de la melioidosis) no son las aguas negras o el drenaje, sin embargo, por supuesto que sí es un factor de riesgo la exposición y puede ser para otras enfermedades, otros patógenos que causan enfermedades diarreicas, bacterias o virus como, por ejemplo, el virus de la hepatitis, que son enfermedades que se transmiten por el agua y que las aguas negras representan un riesgo en común para todos estos patógenos”, explicó Garmendia.
Los resultados del monitoreo y análisis de incidencia de enfermedades que hace la Secretaría de Salud han identificado que la ocurrencia de enfermedades transmitidas por el agua tiene su punto más álgido en el último trimestre del año como una consecuencia del escurrimiento que se genera en la temporada de lluvia en los meses de agosto y septiembre.
La Red de Observadores Ciudadanos (ROC) en La Paz, una organización que se dedica a la toma de muestras de agua para analizar las concentraciones de enterococos totales, un grupo de bacterias presentes en desechos procedentes de excremento o heces fecales, detectó que el punto de la bahía más cercano al Esterito y más común que resulte como no apto para actividades recreativas por los altos niveles de contaminación es el Kiosco del Malecón.
ROC ha monitoreado El Molinito, que es el punto donde desemboca el arroyo de El Esterito en el Malecón de La Paz. Fuera de la temporada de lluvias no han logrado comprobar que el escurrimiento contamine el mar y ponga en riesgo a quienes se bañan en esa zona, refirió Alberto Guillén, director ejecutivo de ROC en La Paz.
“Desafortunadamente para el tema de comprobación, la marea es favorable para todo el malecón y para toda la ciudad, porque se lava muy rápido todo aquel vertimiento que haya, ya que contamos con dos mareas al día. Solamente cuando las lluvias son muy fuertes y la descarga es demasiada es que hemos podido ver contaminada el agua en el malecón, pero cuando es poco significativo, se diluye muy rápido y no ayuda a comprobar que ese escurrimiento está contaminando el agua”, explicó Guillén.
En un estudio impulsado por el Centro de Energías Renovables y Calidad Ambiental (Cerca) en 2023, en el que se encuestó a 386 vecinas y vecinos de El Esterito, el 59.4% manifestó que algún integrante de su núcleo familiar padece enfermedades respiratorias, el 25.6% que las sufre de vez en cuando; y el 7.8% y 7.2% las tienen frecuentemente y de manera crónica, respectivamente.
De acuerdo con un diagnóstico de la comunidad realizado por el historiador Sergio Reynaga en 2023, las principales afectaciones a la salud asociadas al cárcamo que vive la comunidad oscilan entre las de impacto menor, como infecciones por hongos en la piel, hasta repercusiones más graves como la hepatitis.
“Muchos de los vecinos y vecinas nos reportan que padecen de enfermedades gastrointestinales, respiratorias y además en estos espacios donde hay aguas negras proliferan mosquitos y larvas, por eso casi siempre hay infecciones en la piel. Además este es un barrio envejecido y muchas de estas personas tienen problemas de diabetes. Entonces la población más vulnerable son los niños y los adultos mayores”, señaló Yurixhi.
El Oomsapas considera que la reubicación del cárcamo no es factible, pero señalaron que pueden mejorar la operación y el mantenimiento para evitar los olores y los derrames, como indicó la directora general del Oomsapas La Paz, Zulema Lazos Ramírez.
“En este momento no es factible porque hay varias colectores que convergen ahí, sin embargo los cárcamos si están bien hechos, operados, si se les da el mantenimiento correcto, no deberían de oler ni tener problemática en ningún sentido. A eso es a lo que queremos llegar ahora, a un mantenimiento programado y preventivo”, señaló Lazos.
La exposición a las aguas negras y al metano (CH4) que se produce al descomponerse la materia orgánica genera otros malestares en la comunidad como dolor de cabeza, de estómago e irritación en los ojos, por lo que para los vecinos y vecinas como Conchita es insuficiente que se le dé mantenimiento o aumenten la capacidad del contenedor para resolver el rebalse de las aguas negras, para ellos la solución es que la planta se reubique.
“Las bombas no están selladas, están abiertas y salen los aromas. A veces huele tanto que no puedes comer, estar afuera de la casa ni adentro porque también llega mucho el olor y los gases. Si no estuviera ese cárcamo de aguas negras se evitarían muchos problemas de contaminación. Yo pienso que deberían reubicarlo para que disminuyeran tantas cosas porque a largo plazo hay consecuencias”, advirtió Conchita.
Durante el mes de abril iniciaron derrames de aguas negras más constantes y abundantes por lo que las vecinas convocaron a una manifestación en el Molinito del Malecón donde se leyó un pronunciamiento.
“Estamos hartos de que nuestro derecho a la salud, vivienda digna y un medio ambiente sano sean violentados. Queremos que se nos den soluciones concretas y duraderas. Estamos cansados de no ser escuchados y de que se nos hagan promesas que no serán cumplidas. Seguiremos luchando hasta vivir en paz, en condiciones dignas, y que el daño ocasionado por años no sea reparado, para que nosotros y nuestras futuras generaciones podamos vivir con salud digna”, decía el fragmento final.
Un problema sin registros
“Nosotros no tenemos el documento para decir que tal persona murió de eso, no lo podemos confirmar y es cosa que no nos van a confirmar la Secretaría de Salud. Yo tengo un problema que voy para cirugía de mi estómago no sé si a consecuencia de esto, pero pensamos que quizás hay una bacteria que agarré barriendo, la verdad no sé, no tengo cómo comprobar lo que fue realmente”, lamentó Coral Díaz, presidenta del Comité de Defensa Popular Colina del Sol.
Debido a la falta de evidencia técnica para comprobar que las aguas negras son una fuente de contaminación que tiene efectos negativos en la salud, Cerca realizó un monitoreo de tres meses (junio a septiembre de 2023) en El Esterito para comprobar la presencia de compuestos orgánicos volátiles resultado de la pulverización de las aguas negras.
“Se registran días en donde vemos que la concentración sube y esto lo complementamos con una bitácora ambiental que llevamos donde tenemos el registro de los derrames y hay una tendencia de alrededor de tres días en donde se tiene una elevación en las concentraciones. Nosotros encontramos que sí hay una incidencia, sí lo puedes ver y sí lo puedes registrar”, señaló Jaqueline Valenzuela, directora de Cerca.
Cerca registró 79 derrames de aguas negras en tres meses e identificó que las mayores concentraciones de contaminantes ocurrían entre las 6:00 y las 12:00 horas.
El arroyo principal donde ocurren los derrames conduce hacia el Malecón por lo que es usada como un atajo que aumenta el flujo vehicular pero también recibe tránsito pesado por vehículos que transitan con embarcaciones, y esto genera una mayor dispersión de las partículas y agrava el problema de acuerdo con Ochoa y Valenzuela.
Los vecinos y vecinas tienen claro que el momento de mayor riesgo es cuando el agua se evapora y hay tránsito, por eso intensifican protocolos de higiene. Conchita conserva las vajillas y alimentos tapados y antes de usarlos los lavan para evitar ingerir partículas.
Valenzuela señala que continuarán con el monitoreo este verano y se mantendrá permanente para obtener resultados más significativos, realizar un análisis más puntual de cuáles son las consecuencias y generar acciones de prevención.
Deslinde de responsabilidades
El contrato por tiempo indeterminado de compra-venta celebrado entre el Oomsapas La Paz y la empresa Promociones Turísticas AV, establece que esta última comprará 50 litros por minuto de aguas residuales crudas del cárcamo #1 para tratarlas y usarlas para el riego de áreas verdes, campo de golf y otras áreas del proyecto “Costa Baja”, ubicado en la carretera a Pichilingue kilómetro 7.5 en La Paz.
La empresa Promociones Turísticas AV es un holding que gestiona diversas filiales en múltiples industrias, entre ellas, la empresa Promociones Turísticas Marina Costa Baja SA de CV, que engloba un club de playa, gimnasio, spa y restaurantes y el complejo hotelero Puerta Cortés, compuesto por un hotel, condominios y otro club de playa.
Este último indica en su sitio web que firmó una alianza con el municipio de La Paz para el uso de aguas residuales y que tiene una planta de tratamiento con una capacidad instalada de 3 mil 888 metros cúbicos al día.
“Sabemos que las plantas de tratamiento son necesarias porque vivimos en un desierto y es importante hacer uso de ellas pero operando de la mejor manera y sin afectar a nadie. Su espacio (Costa Baja) se mantiene con ese verdor a partir de que estas familias y toda la ciudad están en esas condiciones que nos ponen en riesgo”, explicó Yurixhi.
Para este reportaje se solicitó una entrevista a Marina Costa Baja que indicó podía ser intermediaria para hacer llegar la petición a Promociones Turísticas SA de CV, sin embargo hasta el momento de la publicación no se ha concretado una entrevista.
El Oomsapas entregó en comodato a Promociones Turísticas el cárcamo incluyendo el terreno e instalaciones y por lo tanto la empresa está obligada a operar, conservar y dar mantenimiento al sistema por un periodo de 30 años, cuando debe devolver el bien prestado o renovar el contrato.
“En la concesión la empresa es quien tiene la obligación de dar todo el mantenimiento pero como sucede con muchos de los servicios públicos, la autoridad lo concesiona y se deslinda pero tampoco vigila el cumplimiento del contrato”, apuntó Alma Lidia Cota, coordinadora del programa de agua en el Observatorio Ciudadano Cómo Vamos La Paz (CVLP).
Yuma Pérez, coordinadora del programa de Vigilancia ciudadana en CVLP señala que son evidentes las fallas y desperfectos en la operación y mantenimiento del cárcamo pero debido al comodato otorgado a la empresa privada no hay acceso a la información sobre esto.
Además desde la perspectiva de Alma Cota, el Oomsapas La Paz pudo haber evitado que se agravara el derrame de aguas negras a través de no permitir que más proyectos inmobiliarios y turísticos se conectaran a la red y colapsara.
“El Oomsapas debió decir, ‘ya no hay capacidad’, porque la responsabilidad de la empresa es el mantenimiento para la concesión del volumen de agua que tienen, pero el servicio de alcantarillado y de todo lo nuevo que se construye es obligación del Oomsapas. Tampoco se trata de ser injusto y darle toda la responsabilidad a la empresa, porque quien tiene la atribución es el Oomsapas”, dijo Cota.
Actualmente el Oomsapas La Paz no tiene la cifra actualizada de cuántas viviendas descargan en el cárcamo y cuánta es la cantidad que está usando la empresa. Para solventar esos datos está haciendo un diagnóstico donde además se va a verificar la condición de las tuberías como su capacidad y materiales.
De ese diagnóstico, la directora del Oomsapas La Paz, Zulema Lazos, señala que se va a proponer un proyecto para resolver la problemática que será puesto a licitación pública y cuya ejecución se prevé para este 2024.
“Con el diagnóstico que estamos haciendo vamos a saber bien cuánta agua recibe de las colonias el cárcamo y cuánta es la cantidad que se está llevando la empresa. Luego vamos a hacer un proyecto integral para definir si los colectores tienen la capacidad o si hay que implementar otras acciones. Con ese proyecto vamos a definir las obras a realizar para solventar esta problemática. También vamos a ver quién puede asignar los recursos. Ahorita estamos haciendo los términos de referencia pero en cuanto los terminemos se licita y sabremos en cuánto tiempo, pero estamos proponiendo que quede este año”, dijo Lazos.
También señaló que en abril, cuando se intensificaron los derrames de aguas negras, el Oomsapas La Paz en colaboración con Marina Costa Baja sustituyó una bomba por una de mayor capacidad en el cárcamo. Además estableció un acuerdo de programa de mantenimiento que tiene que dar la empresa al cárcamo y que Oomsapas La Paz está supervisando diariamente.
“Estamos en un control diario con los operadores y tenemos comunicación con los administradores para que los niveles no suban y haya derrames. Sin embargo, también vamos a poner control y monitoreo al cárcamo a través de telemetría para tener esos datos a la par que Marina Costa Baja. No solamente que el trabajador de ellos nos dé datos, sino que nosotros tengamos los datos al minuto”, destacó Lazos.
Para Guillén de ROC, el derrame de aguas negras en El Esterito representa una falta de atención grave por parte de quienes administran la ciudad.
“Todos dicen por qué no son responsables de lo que sucede, pero nadie hace lo que tiene que hacer cuando sí les corresponde. La Coepris, el Ayuntamiento de La Paz, inclusive a las instituciones de turismo municipal y estatal deberían ser corresponsables de que los derrames visualmente no son saludables ni aceptables para un destino turístico como La Paz. No se trata de culpar públicamente sino de corregir un problema que está generando padecimientos en la salud de las personas”, remarcó Guillén.
El Esterito es un caso visible y emblemático en La Paz que para Lidia y Yurixhi representa y visibiliza el rezago profundo que tiene la ciudad de La Paz en materia de drenaje y alcantarillado.
“Lo que sucede en El Esterito no es particular sino que refleja las condiciones de infraestructura de toda la ciudad y nos da claves para detonar procesos de participación ciudadana y ponerlo en la agenda pública para que esto se solucione”, dimensionó Yurixhi.
El poder y el futuro de la organización barrial
El problema del cárcamo ha unificado y movilizado al barrio del Esterito por más de quince años y ha trascendido al menos dos generaciones.
“El Esterito es un barrio históricamente organizado con formas de colaboración vecinal reales y participativas. Son familias extensas y personas que se conocen y se cuidan entre sí. En los últimos 15 años el barrio ha detonado diferentes momentos para exigir solución al tema del cárcamo y han actuado en distintos niveles como demandas legales y manifestaciones”, enfatizó Yurixhi.
Debido a que la situación se ha agravado, los vecinos retomaron su organización barrial y están haciendo reuniones casi semanales para continuar con su demanda.
“Salimos a luchar porque, si no, no va a pasar nada y no queremos seguir soportando los olores y gases toda la vida. Como barrio nos unimos y nos organizamos en reuniones para presionar a las instituciones y nos resuelvan porque esto se va alargando”, resaltó Conchita.
Tanto a ella, como a otras vecinas y vecinos, les preocupa el futuro del barrio. Ellos no saben si van a poder romper el patrón y a enfermar como sus padres, pero al menos no quieren heredarles este problema y enfermedades a sus hijos y nietos, y para ellos eso solo va a ser posible si quitan el cárcamo.
“Lo qué más quiere uno para los hijos y para los nietos es un lugar bonito donde vivir, salir a pasear y divertirse. Quisiera un mejor futuro. Hay niños que vienen a la cancha de básquet (que se ubica a un costado del cárcamo), y digo, ellos tienen la ilusión de hacer algún deporte. Pero al final están respirando lo mismo que nosotros. Lo mismo que mi papá es probable que ellos lo vuelvan a pasar porque si esto sigue aquí, se van a repetir los patrones”, señaló Conchita.
*Este artículo se publicó originalmente en Causa Natura Media.