Critica AMLO infiltración de la DEA en estructura de ‘Los Chapitos’
El Presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó este lunes que México no estaba al tanto de la operación en la que la Administración de Control de Drogas (DEA) logró infiltrarse al interior de la estructura del grupo delincuencial de Sinaloa conocido como “Los Chapitos”, “Los Menores” y/o “Los Chiquillos”.
La organización es liderada por Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, alias “El Chapito” y “El Alfredillo”, así como Joaquín y Ovidio Guzmán López, “El Güero Moreno” y “El Ratón”, todos hijos del capo sinaloense Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, de 40, 37, 36 y 33 años de edad, respectivamente.
López Obrador calificó las acciones de la agencia del Departamento de Justicia de Estados Unidos como una “intromisión abusiva” y “prepotente”, que no debió de haberse aceptado.
Al ser cuestionado por una periodista respecto si se realizó el operativo sin el conocimiento de México, el Mandatario respondió que sí.
“Sí, seguramente... No pueden haber agentes extranjeros en nuestro País... No se pueden estar utilizando actos de espionaje, nada más para saber qué están haciendo nuestras instituciones de seguridad”, señaló.
“Nosotros hemos sostenido, primero, que en México no se produce el fentanilo, que se importa de Asia y que llega a México, llega a Estados Unidos y llega a Canadá, de Asia. Y hemos sostenido y ahora se refrendó en el encuentro que tuvieron en Estados Unidos integrantes de México y Estados Unidos que vamos a cooperar con autoridades de Estados Unidos, porque es muy grave lo que les está sucediendo”.
El 7 de marzo, Rogelio Díaz Villarreal, juez de Control del Centro de Justicia Penal Federal, con residencia en Almoloya de Juárez, Estado de México, notificó a Ovidio Guzmán López la solicitud de extradición que realizó el Departamento de Justicia del Gobierno de EU para que sea juzgado en las Cortes Federales de los Distritos Norte de Illinois y Sur de Nueva York, por 11 cargos de tráfico de drogas y lavado de dinero, entre ellos el delito de asociación delictuosa para distribuir cocaína, metanfetamina y mariguana.
En dicha audiencia también se informó que con tres infiltrados que en México y Estados Unidos grabaron reuniones, además de que conocieron laboratorios de fentanilo y atestiguaron el negocio criminal de “Los Chapitos”, la DEA pudo conformar las principales acusaciones contra el Cártel de Sinaloa.
La DEA tuvo esas fuentes de información en el círculo cercano de los hijos de “El Chapo” al menos hasta mayo de 2021. Los tres entregaron fotografías y detalles de la distribución en EU, de 2017 a 2022, además de que todas sus conversaciones electrónicas y telefónicas eran vigiladas.
Uno era Miguel Alonso Payán, miembro del grupo de seguridad de “El Ratón”. Otro era Juan Carlos Arce Cabrera, distribuidor de narcóticos, y un tercer sujeto que solo fue identificado con las claves “NN”, quien fungía como administrador de las bodegas de droga del cártel en California.
Los dos primeros eran miembros de “Los Chapitos” y en el expediente no se aclaró si entregaron información a la DEA hasta que fueron detenidos para negociar sus condenas. Al menos uno de ellos ya fue sentenciado. Del tercero, fue elemento externo colocado por la DEA en las redes del Cártel de Sinaloa, ya que fue el único cuya identidad no fue revelada al Gobierno de México en el expediente de extradición.
La infiltración de “Los Chapitos” fue un caso que trabajó David J. Robles, fiscal del Distrito Sur de Nueva York, con el apoyo técnico de la DEA, y por el que la Corte Federal de la misma demarcación, ordenó las capturas de los hijos de “El Chapo” el 25 de enero de 2023, el mismo día en que un Gran Jurado presentó la acusación.
Payán, originario de Culiacán y quien trabajó en la vigilancia de los laboratorios de fentanilo, declaró que el Cártel de Sinaloa enviaba hasta 500 mil pastillas mensualmente del opioide a Estados Unidos. Además, ofreció a la DEA, los detalles de cómo en Aguapetito, poblado de Navolato, la “cocina” de drogas se hacía en un sótano, al que solo se podía acceder en un elevador, y del cual salían diariamente decenas de barriles de 200 litros de la droga sintética.
“La entrada del laboratorio podía ser cubierta con tierra y ramas, tenía estufas y prensas para hacer kilos de pastillas de fentanilo. Se enviaban de 400 mil a 500 mil píldoras de fentanilo en aviones pequeños a la frontera”, informó Alonso Payán.
En 2019, al lastimarse un brazo y ya no poder seguir en tareas de seguridad, dicho infiltrado recibió instrucciones para transportar pastillas de fentanilo ocultas en sillones y asientos de autobuses, desde Sinaloa a Tijuana, Mexicali, San Luis Río Colorado, Nogales y Sonoita, en Sonora.
Declaró que en los cuatro años que trabajó para “Los Chapitos” solo vio en dos ocasiones a Ovidio Guzmán. La primera vez fue en 2020, cuando él y su primo Jimmy Loera lo visitaron en el rancho de La Anona. Este último trabajó dos años con el hijo de “El Chapo”, como responsable de una casa de seguridad ubicada en el Fraccionamiento Montebello, de Culiacán, donde el grupo delictivo almacenaba drogas y armas.
Loera le confirmó en una ocasión a Alonso Payán que “Los Chapitos” enviaban mensualmente de 400 a 500 mil pastillas de fentanilo a la frontera con Estados Unidos. Las comunicaciones por teléfono entre ambos estuvieron monitoreadas por la DEA.
La segunda ocasión que Alonso Payán vio a “El Ratón” fue en Jesús María, localidad de Culiacán. Aquella vez, el hijo de “El Chapo” portaba una pistola que tenía grabadas las iniciales JGL de su padre. El 5 de enero, Guzmán López fue detenido en ese mismo lugar.
Alonso Payán, quien dejó de trabajar para los “Chapitos” en 2021, entregó a la DEA fotografías de laboratorios, dinero y autobuses que transportaban fentanilo. La agencia del Departamento de Justicia de EU también tiene fotografías de su infiltrado, en las que aparece disparando o portando un rifle de asalto AK-47 -también conocido como “cuerno de chivo”- y una granada.
Por su parte, “NN” testificó, el 27 de enero de 2023, en la Corte Federal del Distrito Sur de Nueva York, que entre 2017 y 2022, “Los Chapitos” vendieron en Los Ángeles, California, alrededor de 80 kilos de fentanilo mensuales, a un precio de entre 13 mil y 30 mil dólares cada uno, y usaron empresas de transporte para distribuir la droga también a Ohio, Michigan, Minnesota, Nueva York y Massachusetts.
Uno solo de los distribuidores de los hijos de “El Chapo”, identificado como “NN”, dijo haber tenido ganancias de 24 millones de dólares por la venta de droga en seis estados de EU, aunque también relató que surtía fentanilo a sus clientes por el servicio de correos.
Asimismo, “NN” dijo haber enviado 9 millones de dólares en ganancias a “Los Chapitos”, a través de operaciones “espejo”, es decir, entregas de dinero en efectivo que podían ser cobradas en tiempo real en México, sin pasar por el sistema bancario.
Otros 9 millones de dólares, “NN” los entregó a personas que llevaban el dinero en llantas de vehículos, y el resto, 6 millones de dólares, a individuos que lavaban el dinero en operaciones para facilitar el movimiento de fondos a México.
El mismo 27 de enero de 2023, Juan Carlos Arce Cabrera declaró que un año antes se encontró con “El Ratón” en uno de sus ranchos, ubicado en la localidad de La Anona, en Culiacán, para pedirle que le vendiera 2 millones 400 mil dólares de fentanilo.
Según el testimonio de Arce Cabrera, él fue uno de los que fue abastecido por los hijos de Guzmán Loera, con 80 kilos de fentanilo, valuados en 30 mil dólares cada uno. El testigo narró que para lograr sentarse con “El Ratón”, primero tuvo que viajar a la Ciudad de México el 26 de mayo de 2022, donde mantuvo una entrevista con uno de los emisarios del Cártel de Sinaloa.
Ese mismo día, la DEA interceptó las comunicaciones electrónicas entre el enviado de “Los Chapitos” y otros miembros de dicha organización criminal. En esa llamada, los integrantes del cártel concertaron el encuentro entre Arce Cabrera y el hijo de Guzmán Loera, para una semana después.
La cita fue el 31 de mayo de 2022, en una gasolinera de Culiacán, a donde Arce Cabrera llegó y se encontró un vehículo que lo trasladó hasta un rancho en La Anona. A pesar de que aseguró que le pidieron dejar su teléfono, el hombre dijo que lo conservó, por lo que logró tomar fotografías del lugar.
“Había 40 pistoleros uniformados, y con armas de uso militar, seis camionetas blindadas con metralletas en el techo. Los sicarios iban armados con AK-47 y rifles con lanzagranadas [...] Ovidio Guzmán llevaba cinturón y pistola en la cadera”, recordó Arce Cabrera.
En aquella ocasión, según apuntó el testigo, Ovidio Gumzán López le dijo que había narcotraficantes que fabricaban fentanilo de manera inadecuada, y que ponían en riesgo la vida de los consumidores. “Pueden morir si se mezcla el fentanilo de cierta manera”, les aseguró, según Arce Cabrera.
“Acaba con esos fabricantes y centraliza la producción en Sinaloa”, le aconsejó uno de los presentes al hijo de “El Chapo”. Según la declaración del comprador, Guzmán López autorizó venderle cinco kilos de fentanilo en Los Ángeles, California. Sin embargo, Arce Cabrera aseguró que le contestó que necesitaría de 80 a 100 kilos. Según el diario Reforma, que informó del hecho, dicho testigo entregó fotografías del rancho de “El Ratón” a la DEA.