Viven Roger y Teresa un equinoccio de luz e inclusión en Las Labradas
En una mañana envuelta en neblina y el murmullo del mar, Roger Escamilla dejó ver una radiante sonrisa y alzó sus manos al cielo para recibir en la zona arqueológica de Las Labradas, el equinoccio de primavera en el marco de la celebración del Día Mundial del Síndrome de Down.
Con el sol de la primavera dejando ver unos tenues rayos a través de la bruma, el joven de 27 años, junto a su madre Teresa Rubio, eligieron este ancestral lugar para conmemorar este día, que para ambos es sinónimo de amor, orgullo y sobre todo inclusión.
“Desde que él llegó a nuestra vida, él ha sido un regalo de Dios. Venimos aquí a Las Labradas a llenarnos de energía y a festejar este día”, comentó.

“Desde que tienes a una persona especial como ellos con discapacidades diferentes, lo primero que uno debe de hacer es aceptar como Dios nos los envía” añadió.
Desde temprana hora, madre e hijo recorrieron los petrograbados, sintiendo esa energía que emerge de este sitio consagrado en el que cada año se le da la bienvenida al equinoccio primaveral con rituales de renovación y optimismo.

Con esa curiosidad y entusiasmo que caracteriza a Roger, no tardó en comenzar a sentir la naturaleza que lo rodeaba al contemplar las piedras marcadas desde tiempos prehispánicos, y sin dejar pasar la oportunidad de posar para las fotos que Teresa le tomaba con emoción.
“Ellos nos entienden a nosotros, pero desgraciadamente nosotros somos los que no tenemos la capacidad que ellos tienen para entender. Hay que seguir amándolos y aceptándonos tal y como son”.
“Y sobre todo seguir apoyándolos, porque en ellos es lento su aprendizaje, pero si aprenden”.

Para madre e hijo, este día no solamente es una fecha en el calendario, sino que también es la oportunidad para recordar la importancia de la inclusión y que una vida con síndrome de Down está llena de posibilidades.
Sobre todo con un joven como Roger, el cual se ha convertido en claro ejemplo al tener cerca de 10 años trabajando en DulciCentro Guadalajara tras egresar del CAM 24 de Culiacán.
“Él estuvo un año en capacitación y de ahí me lo pasaron a empresa, él ya percibe un sueldo y tiene todos sus beneficios. Ojalá que sigan las empresas abriéndole camino y dándoles confianza y apoyo a estas personas”.
Teresa destacó que ha sido gracias al apoyo de este tipo de instituciones, así como la confianza familiar que le han brindado a Roger, que este se ha vuelto una persona muy desenvuelta e independiente, al punto de desplazarse solo por la ciudad.
De esta forma, Roger y Teresa se sumaron con entusiasmo al resto de visitantes para sumarse a los rituales de bienvenida a la primavera, al ritmo de tambores, cánticos y rodeados por el humo del copal que llenaba el aire con su aroma tradicional.

Con gran felicidad, ambos disfrutaron de un pequeño momento como este, pero enorme en su corazón, bajo los rayos del sol de marzo, en donde la vida tiene un brillo intenso y peculiar.
Así, entre el vaivén de las olas y las energías que proporciona el equinoccio, Roger y Teresa disfrutaron de este 21 de marzo de una forma diferente, pero siempre con el emblema de la inclusión, amor y respeto al frente.