Violencia y paro laboral en la UAS interrumpen la educación de Sandra en Mazatlán
MAZATLÁN._ Desde hace un mes, la violencia en la región y el paro laboral en la Universidad Autónoma de Sinaloa le han impedido a Sandra volver a las aulas para tomar clases.
La joven cursa el séptimo semestre en una de las facultades de la UAS y es originaria de Concordia. Por petición, su nombre real se mantiene en el anonimato.
“Antes de que empezara todo esto era muy normal, iba y venía como si nada. Salía de mi casa a las 5:20 (de la mañana) para llegar al camión a las 5:40, y el camión llegaba a la escuela como a las 6:40 o 6:50”, relató.
Estudiar en una universidad fuera del lugar de origen conlleva grandes desafíos, pero en Sinaloa estos se han intensificado con la violencia reciente y el paro laboral que declaró la UAS, por lo que Sandra ahora sufre estos estragos.
Señaló que ha tenido que adaptarse a una rutina marcada por el miedo y la incertidumbre, debido a los enfrentamientos de grupos delictivos en las comunidades cercanas y los bloqueos en carreteras, tras la captura de Ismael “El Mayo” Zambada; así como la decisión de parar labores en la institución en la que cursa su último ciclo escolar.
“Pasó una semana y esa semana del 9 (de septiembre) fuimos a clases, entonces miércoles y jueves los tuvimos en línea y ahí fue cuando empezó a cambiar la dinámica, pero yo como no trabajaba, entonces no tenía que venir a Mazatlán, me quedaba en mi casa. Pero como la siguiente semana ya empecé a trabajar, entonces tenía que tomar las clases virtuales y tenía que venirme a Mazatlán de todas formas a trabajar”, contó Sandra.
El paro de los transportistas en Concordia, que ocurrió en paralelo a los primeros episodios de violencia, no la afectó en un principio, pues durante esos días no necesitaba trasladarse, sin embargo, cuando retomó sus actividades laborales, el miedo a la inseguridad en las carreteras y la zozobra sobre la continuidad del transporte la acosaron constantemente.
La estudiante expresó el temor que sentía cada vez que se suspendían las corridas de camiones de manera abrupta. Los bloqueos en las carreteras y los rumores de tiroteos cercanos que afectaban la decisión de los transportistas de operar las rutas hacia Concordia, provocaban un temor que ha marcado su vida académica y personal durante el último mes.
“Los posteriores días, cuando ya empecé a venir a trabajar, sí me daba mucho miedo el que no pasaran camiones, que dejaban de pasar camiones porque de repente no sé, pasaba que bloqueaban la carretera así de la nada, o pasaba que empezaban a escucharse que había tiroteos cerca del pueblo y pues los transportistas cerraban corridas y así sin avisar básicamente todas, y si tú estabas en Mazatlán te quedabas en Mazatlán; es lo que me daba mucho miedo, la verdad”, mencionó.
Sandra expresó que afortunadamente no le ha tocado encontrarse de frente con hechos violentos.
“Me ha tocado, por ejemplo, que yo venía en el camión de regreso a Concordia y que me digan que por algún lado de la salida de Concordia se están escuchando balazos, entonces me daba mucho miedo llegar y que se estuvieran tirando balazos o también me ha tocado llegar ahí a Concordia y que esté así todo cerrado y la gente en sus casas encerradas. Y son este tipo de cosas que no son la violencia en sí, pero igual te paniquean”, agregó.
Aunado a esto, el pasado viernes 4 de octubre la UAS decidió realizar un paro de labores en respuesta a la separación del cargo de Robespierre Lizárraga Otero, quien fungía cómo encargado de despacho de la Rectoría.
Aunque la falta de clases presenciales a Sandra no le ha representado un cambio significativo, pues debe viajar a Mazatlán para trabajar, la paralización de actividades administrativas sí ha afectado su progreso académico.
La alumna manifestó su frustración por el paro, especialmente porque no fueron consultados, además de que no se les ha explicado con claridad a los estudiantes la razón del conflicto entre la UAS y el gobierno.
Pese a que la universidad ha emitido un comunicado asegurando que la medida no afectará la educación de los alumnos, se dijo preocupada por el tiempo perdido y el impacto en su formación profesional.
“Lo que más me enoja a mí es que no nos preguntaron, no nos preguntaron a los alumnos: ‘¿Oye, tú quieres apoyar a la universidad e irte a paro con la universidad? Simplemente es una decisión unilateral de la administración, ni siquiera nos han explicado de qué se trata la reforma que quiere implementar el gobierno o cómo esta reforma va a limitar la autonomía en la universidad, no nos han explicado nada”, recalcó.
“Si me preguntan, yo estoy muy molesta con todo esto del paro, porque aunque la universidad diga que esto no nos va a afectar, al final de cuentas tenemos una agenda como estudiantes, tenemos un plan de estudios, tenemos ciertos tiempos para los proyectos, sobre todo en este último año. Si nos están quitando mucho tiempo, aunque al final nos digan ‘si es que les vamos a poner 10 a todos’, no tiene chiste que nos pongan 10 a todos si al final no aprendimos nada”.
A pesar de las dificultades, destacó el compromiso de varios maestros, quienes han optado por continuar con las clases virtuales, evitando así que sus alumnos pierdan valiosas horas de aprendizaje y agradeció el esfuerzo de estos docentes que, a pesar de la situación, se han mantenido enfocados en garantizar la educación de sus estudiantes.
“Siendo sincera, y la verdad no quiero perjudicar a los maestros, varios o la gran mayoría si decidieron darnos ellos por su propia cuenta clases virtuales, porque básicamente priorizaban a los alumnos, ninguno de ellos tomó ninguna postura política, ninguno de ellos dijo ‘No, es que yo estoy protestando contra la UAS o contra el Gobierno’, ninguno tomó ninguna postura política, nos dijeron ‘¿Saben qué? No vamos a arriesgar su derecho a la educación, ni aunque la universidad tenga sus razones para irse a paro, nosotros vamos a seguir ofreciendo las clases virtuales’”, comentó.
A nivel personal, la estudiante reconoció que su experiencia universitaria ha estado marcada por el caos, y entre la pandemia, la violencia y el paro laboral, no ha podido desarrollar un apego emocional a la universidad, algo que cree que muchos de sus compañeros también experimentan, contrastando con la sensación de orgullo que otros estudiantes de generaciones anteriores parecen tener hacia la UAS.
“El tema es que yo, por ejemplo, no he podido tener ese apego a la universidad, que precisamente la he vivido en un momento de mucho caos, donde no sé, a veces actividades que nos podrían ofrecer o algo así se han visto truncadas por temas políticos o por temas de pandemia. Muchas personas salen con este sentimiento de amor a la universidad que los formó, pero yo siento que tanto yo como muchos compañeros, no tenemos ese apego hacia la universidad, por lo mismo, por el momento en el que nos tocó vivirla”, dijo.
“La UAS está dentro de las 10 mejores universidades, pero si el paro se extiende, como se ha extendido en otras universidades que han durado hasta años, va a perjudicar muchísimo la calidad de la educación y va a perjudicar muchísimo su puesto dentro de las 10 mejores universidades”.