"Por terminar la temporada de camarón de alta mar en el Pacífico"

No van ni dos meses de la temporada camaronera en el Pacífico y los barcos ya están regresando a puerto, solo para ser “amarrados” hasta la próxima zafra.

Por la escasez de producto de buen tamaño y por los altos costos del diésel marino, al menos el 40 por ciento de la flota ha retornado a los muelles de manera definitiva. En tanto, los armadores ya no quieren arriesgar un segundo viaje de pesca, porque no hay tallas de exportación que hagan costeable la actividad.

Líderes pesqueros atribuyen el fracaso de la temporada a una ausencia de política pública de impulso al sector, pero sobre todo a la falta de inspección y vigilancia durante la veda del camarón, donde abundó el saqueo en bahías y esteros.

“Desafortunadamente, sí hubo barcos que pescaron 10-12 toneladas pero de camarón café revuelto que en el mercado no tiene precio”, lamentó Carlos Rojas, presidente de la Federación de Cooperativas Pesqueras de Alta mar, además de la no autorización del presupuesto para el subsidio al diésel marino.

Al contrario —continuó—, se anunció el retiro de 2 pesos al apoyo que se entregaba por cada litro, con lo que será aun más costoso el abastecimiento del combustible. Actualmente, los camaroneros requieren hasta 600 mil pesos por barco para salir a trabajar.

Frente a este panorama, advirtió el cooperativista, los productores optan parar los barcos, lo que va afectar la fuente de empleo de cerca de 5 mil pescadores y mil obreras de congeladoras tan solo en Mazatlán, el puerto pesquero más importante del país.

Según datos de la Unión de Armadores, la producción cayó en un 50 por ciento en comparación con el año pasado.

“Al terminar el primer viaje de la temporada, muchas embarcaciones ya no podrán volver a salir, esto derivado de las capturas mínimas que hubo en cuestión de camarón de exportación, tallas grandes, son los resultados de la pesca ilegal”, denunció el dirigente de esta organización, Jesús Omar Lizárraga Manjarrez.

Ese camarón que se pescó en la veda, que duró del 15 de marzo al 30 de septiembre, hizo que no se llegaran a recuperar los volúmenes del crustáceo para hacer costeable la pesquería.

El líder de los armadores pronostica un problema social en este sector, pues no hay trabajo.

De acuerdo con los dirigentes pesqueros, muchos empresarios han perdido su patrimonio y comenzarán a abandonar la actividad.