María del Carmen, una dinastía de cuatro generaciones creando piñatas con arte
MAZATLÁN._ María del Carmen pertenece a la tercera generación de artesanos piñateros de su familia, la cual empezó su abuela Vicenta y fue hace 22 años, gracias a su mamá la señora María del Carmen, que inició con este oficio y aunque al principio solo fue por la temporada decembrina, pronto se convirtió en su principal actividad.
“A la que yo le aprendí fue a mi mamá, ella empezó a hacer piñatas hace como algunos 25 años, en su casa hacía piñatas de estrellas para vender cada diciembre y yo estudiaba, tenía mi hija chiquita y se la llevaba a ella para que me la cuidara para yo ir a la universidad y cuando yo regresaba en las tardes, como agradecimiento, me ponía y le ayudaba a vestir las piñatas”, platicó María del Carmen.
Así pasó toda su universidad y de pronto un día, su madre se apareció en su casa y le llevó todo el material necesario para la elaboración de las piñatas pidiéndole que las hiciera y las vendiera.
“La miré que venía con periódico, con harina, con globos, con todos los instrumentos para hacer las piñatas y pues ahí fue donde más bien me obligó a vender piñatas”, contó.
El primer año hizo 10 piñatas, al siguiente año 10 más y así fue aumentando de 10 en 10 hasta que llegó a su límite, actualmente, aunque ya elabora piñatas durante todo el año se prepara con 4 meses de anticipación a la temporada decembrina, mencionó.
Gracias al exceso de trabajo por las fechas de posadas y festejos navideños, se vio obligada a pedir el apoyo de sus tres hijas, a las cuales ya les enseñó también el arte de elaborar piñatas, formando así a la cuarta generación de artesanos piñateros en su familia.
“De dónde viene todo eso, no es de mi mamá, es de mi abuela, la mamá de mi mamá, te puedo enseñar fotos donde ella empezaba a hacer piñatas de olla de barro y luego que la zanahoria, que un payaso de esos así grandotes, que la Mafafa, esas fotos que tengo aquí yo las veo como reliquias, porque son las piñatas que hacía mi abuela”, comentó.
A la abuela de Carmen, le aprendieron el arte de elaborar piñatas, una de sus tías de que vive en Los Mochis y su mamá, que fue quien los motivó a ella y a su hermano a seguir con este legado, que ahora está heredando a sus tres hijas.
“Aquí en Mazatlán está mi mamá, ella vende en la Ramon F. Iturbe; mi hermano en Pradera Dorada; mi hija en La Cantera; y yo aquí (calle Villas de Cortés, número 3102 en el Fraccionamiento Los Sauces) somos cuatro generaciones ya, con mi hija ya sería la cuarta generación de personas que hacemos piñatas”, presumió.
Con la intención de hacer visible su negocio, su hermano la convenció de abrir una página en Google, en donde actualmente aparece como Piñatas Los Sauces; posteriormente su hija le abrió su página de Facebook, llamada Piñatas Carmen, en donde sube fotos de sus creaciones.
Pero hacer piñatas también tiene sus contras, contó María del Carmen, como en el caso de sus hijas qué crecieron entre piñatas y al ir a fiestas ya no les causaban ilusión como a cualquier otro niño, algo que ahora también vive su nieto Alejandro.
Elabora piñatas bien resistentes y con mucho amor
Las piñatas que Carmen crea tienen dos características muy importantes, una es lo resistente y la otra, que están hechas por alguien que ama su trabajo.
“Te tiene que gustar hacer las piñatas, yo soy de las que todavía me pongo ahí en el desayunador y pongo música en mi celular y empiezo a trabajar y yo estoy bien feliz trabajando”, expresó.
Confesó qué su piñata favorita al verla terminada es la estrella cubierta de papel metálico y las que más disfruta hacer son cuando le dan libertad creativa, en donde puede tomar elementos de diferentes piñatas para crear algo único.
“Las hago de pelota, las hago con cartón, engrudo y están super resistentes, esta forrada con papel, con engrudo y cartón mojado y ya les pongo los conos y los conos no están fácil para caerse, están bien agarraditos y pues ya las visto”, detalló.
Las piñatas, su boleto de viaje
Las piñatas no solo han sido parte del sustento de María del Carmen, sino que también han sido su boleto de viaje, pues gracias a lo bien que le ha ido en su negocio ha podido conocer varios estados de la República Mexicana.
“Yo hago piñatas y agarro mi dinero y lo ahorro y en todo el año viajo, ya tengo años que lo agarró como para conocer mi país, no salgo fuera porque como no conozco a mi país, digo tengo que conocer primero a mi país”, señaló.
Un consejo que siempre les da a sus hijas es que se preparen, que estudien, pero que también vean este oficio como una manera de obtener otro ingreso o como la manera de conseguir dinero en caso de que les guste viajar como a ella.
“Ahora en diciembre me la paso trabajando, pero yo digo ‘Ay entrando el año me voy a viajar’, a veces me dicen ‘Ay sí, tú bien agusto te vas a viajar’ y sí les digo ‘pero yo estoy todo el mes encerradita en mi casa’ les digo, yo no sé de posadas”.
Así es como el tener la dicha de recorrer el país le da a María del Carmen para sacar adelante esta temporada alta en su negocio.
Seguir innovando, su mayor deseo
Aún cuando cursó la carrera de Trabajo Social, las piñatas ya formaban parte de su destino, por lo que 22 años después de haber iniciado en este negocio aún mantiene su gusto por realizar estas creaciones.
Considerándose a sí misma como una aprendiz que desea seguir descubriendo nuevas técnicas, ha explotado el talento para dibujar que tienen sus hijas, para seguir innovando en los personajes y los tipos de piñata que ofrece a sus clientes.
El mayor deseo de Carmen es encontrar algún curso presencial en donde le puedan enseñar otras formas de crear piñatas, ya sea de personajes o de figuras, incluso si no fuera en México, estaría dispuesta a viajar para capacitarse.
“Yo quisiera, algún tiempo, que alguien me dijera aquí va a haber un curso de piñatas y yo me voy, así sea Cuba, para mejorar, porque la verdad ahorita todo está en Youtube, pero yo soy de las personas que piensa que aprendemos más viendo”, explicó.