Llanto, personas tiradas en el suelo y bajo el sol, el drama que se vive a las afueras del IMSS Mazatlán
MAZATLÁN._ “Hey, quítate de ahí por favor”, le dice un trabajador del Instituto Mexicano del Seguro Social con un traje azul, gorra y cubrebocas a un joven que se desploma en las puertas del área de Urgencias del nosocomio para atender a pacientes con complicaciones por Covid-19.
Esa imagen se ve a diario en Mazatlán, personas aguardando ser atendidas mientras los trabajadores del IMSS a como se desocupen las camas Covid-19, permiten el acceso al próximo paciente.
Para las 10:30 horas las afueras del hospital está llena de personas, el sonido de una sirena no deja de timbrar en los tímpanos de quienes ahí se encuentran, cuando el ruido del automóvil cesa, ese sonido ensordecedor da paso a algo más preocupante, el sonido de gente tosiendo, jadeando, no es un sitio seguro para estar.
Muchos de los que esperan afuera son personas que están enfermas, algunas no lo saben dado que estuvieron en contacto con un familiar contagiado, otras van a recibir su incapacidad para no laborar, o que se les dé la constancia para volver a sus jornadas nuevamente, pero la gran mayoría son mazatlecos que están a la espera de recibir noticias de su ser querido, que se está jugando la vida contra el virus que le ha quitado la vida a mil 059 personas en el puerto.
El mercurio del termómetro llega a los 33 grados, la sensación térmica por una pequeña brisa que llegó en la madrugada hace que la temperatura se sienta de casi 40 grados. Hay quienes son privilegiados, dado que esperan noticias o ser atendidos sentados en la sombra que dan unas lonas, hay otros que están en la sombra que dan las instalaciones del hospital, también hay quienes de plano están sentados en el piso, con una expresión de cansancio que se les ve en los ojos, aún con el cubrebocas puesto.
También está el drama, una señora sale del hospital en llanto, desconsolada llega a la calle por donde se accede al área para la atención a pacientes por Covid-19 y por teléfono da las malas noticias que ella acaba de recibir.
Hay quien llega y solo los devuelven porque no hay camas para atender a nadie, la puerta se cierra para todos a la espera de que se desocupe alguna cama y dé el acceso a alguien más. Pero también hay quienes solo van por una constancia para volver a trabajar, una señora que acaba de pasar por la enfermedad, critica la falta de organización en el nosocomio federal.
“Ellos hacen una lista donde apuntan a gente de la mañana y al personal de la tarde, ellos tienen esta bola de gente, por qué si saben que van a atender a 40 personas en la mañana, por qué no les dicen, dan los nombres y ya, para qué quieren tanta gente echa bola aquí”, sostiene.
El sol arrecia y falta sombra para quienes esperan, sin embargo el calor pasa a segundo término cuando ya recibieron malas noticias, o tienen ese estrés de estar a la expectativa de cómo evoluciona su ser querido dentro de las paredes del hospital, hay quien llora, quien solo está cabizbaja o pensativa.