"La cultura impulsa el desarrollo económico, dice Gloria López Morales"
MAZATLÁN._ En 1996 con el documento Nuestra diversidad creativa (Mundialcult) emitido por la UNESCO inició una larga reflexión sobre el impacto que tiene la cultura sobre los procesos de desarrollo económico y social de una comunidad, ciudad o país señaló Gloria López Morales, gestora cultural y funcionaria legendaria de la UNESCO en México que ofreció la conferencia vespertina del Foro Internacional UNESCO que se realiza en el Museo de Arte de Mazatlán.
“Esta reflexión llevó a una conclusión que causo incomodidad entre los economistas, decía que la cultura impulsa el desarrollo, los economistas lo veían como algo esotérico, se preguntaban cómo va a tener que ver la cultura con el crecimiento económico, con el comercio internacional que es lo que realmente desarrolla a los países y genera bienestar material”, compartió.
“El trabajo de una década de congresos internacionales donde se presentaban materiales y argumentos, se resumió en un documento esencial, con ese texto en la mano se vio la necesidad de experimentar en la realidad, ver óomo esas ideas podían penetrar en el aparato gubernamental y aplicarse a la realidad del desarrollo socioeconómico de los países”.
La cultura ayuda a salir de las crisis
“Cuando fui asignada a La Habana, Cuba vivía una de sus crisis más profunda en el contexto de la caída del Muro de Berlín, al desaparecer la Unión Soviética, ese pequeño País del Caribe quedó a la deriva, fui testigo de cómo el factor cultura se volvió algo importantísimo para salvarse”, compartió.
“La historia nos da otros ejemplos, la crisis que asoló a Europa en la Segunda Guerra Mundial, en gran parte se disolvió porque había mucha cultura, centros históricos, música, teatros, un gran nivel educativo etcétera. Ese mismo fenómeno existía en Cuba”.
Mencionó que esa realidad los llevó a realizar un primer experimento en una Cuba que sufría una verdadera hambruna, sus habitantes carecían de todo.
“Cuando decidieron que el turismo iba a ser una de sus tablas salvavidas, quisieron crear guetos de perdición para el turismo en playas como Varadero, ahí fue cuando intervenimos y propusimos que fuera el patrimonio cultural el atractivo para un turismo diferente en Cuba, lo experimentamos y comprobamos que funcionaba”, señaló.
“Empezamos a explorar ese camino apasionante a través de congresos en los que buscábamos las bisagras entre la cultura, el patrimonio cultural y el fenómeno del turismo, que en ese momento se veía sobre todo como un factor depredador”.
Recordó que en uno de esos congresos, una cocinera invitada a participar señaló que se dio cuenta que se hablaba mucho de patrimonio histórico y no se tocaba el tema de patrimonio gastronómico.
“El siguiente congreso el tema fue la gastronomía como patrimonio, con el tiempo convocamos a las cocineras tradicionales de Michoacán, gracias a un encuentro de artesanos que se hace el Domingo de Ramos en Uruapan, asistimos como turistas y nos dimos cuenta, cuando fuimos a comer, de la enorme riqueza gastronómica que existía en el mercado cercano a la muestra de artesanías y nos enfocamos en reunir a todas esas cocineras”, señaló.
“De esa experiencia que se repitió cada año, nació el expediente con el que obtuvimos el nombramiento de la UNESCO de La cocina mexicana como patrimonio cultural de la humanidad, las cocineras tradicionales de Michoacán se fueron empoderando. Ahora van por el mundo compartiendo con otros cocineros de todo el planeta su sabiduría”.
Aceptó que fue muy difiícil hacer entender eso a la UNESCO, les costó 12 años de esfuerzos, de intentos.
“Finalmente en la actualidad la gastronomía como patrimonio y la cultura son un fenómeno profundamente estudiado y tomado en cuenta. En la cocina intervienen tres elementos importantísimos: Natura, Cultura y Agricultura que se unen en uno de los fenómenos más relevantes para la vida humana que es la alimentación”, mencionó.
“De esa triada la parte más fuerte es la de la cultura culinaria que va desde la domesticación de los cultivos madres que en México son el maíz , frijol, chile y los 60 productos que nacen en torno a la milpa, ese agrosistema en el que las plantas se retroalimentan y nutren a la tierra químicamente, esto tiene implicaciones profundísimas en el suelo, el medio ambiente pero sobre todo en la cultura”.
Para terminar dijo una frase que eleva la dignidad de todas las cocineras de México.
“Las cocineras tradicionales son de miurgas, unas magas, verdaderas hadas de todo ese conocimiento ancestral de los mexicanos que es su gastronomía, ellas detentan el patrimonio que heredaron desde tiempos ancestrales y que en México es de una riqueza incomesurable, un elemento cultural que puede contribuir a nuestra salvación de crisis como la de la violencia”, dijo.
“Además las cocineras poco a poco tomaron conciencia de que si no consumen lo local, no contribuyen a que se refuerce la cadena de valor de su comunidad, si no se invierte en los círculos de economía formal tampoco van a lograr consolidar su propuesta, son organizadoras de la historia y de la economía de su comunidad, su región y en su conjunto tienen incidencia en la economía nacional, esa conciencia fue empoderando a las cocineras que hoy son embajadoras de la cultura mexicana en el mundo”, concluyó.