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Semana Santa

Celebran Resurrección de Jesucristo; encienden cirios y bendicen agua en Catedral de Mazatlán

El Obispo de la Diócesis de Mazatlán, Monseñor Mario Espinosa Contreras aprovechó la ceremonia para comparar el sacrificio de Jesucristo como un acto de amor que no responde a la violencia con violencia, sino que pone fin a la misma transformándola en amor

MAZATLÁN._ Ante centenares de fieles que se congregaron en la Catedral Basílica de la Inmaculada Concepción la noche de este Sábado de Gloria se celebró la Resurrección de Jesucristo, se prendieron los cirios y se bendijo el agua que representan la Nueva Vida no nada más del Señor sino de toda la humanidad.

“Hoy nos ha dicho la secuencia pascual: lucharon vida y muerte en singular batalla y muerto el que es la vida triunfante se levanta, Jesús ungido por el poder del Espíritu Santo, en su vida de Nazaret y ministerio público habiendo siempre prodigado el bien fue víctima de la maldad humana, sin embargo, en el Huerto de los Olivos con sufriente entereza asume a plenitud el plan del Padre y después de habernos entregado sus palabras de vida eterna y tantas muestras de misericordia por nuestros pecados y por nuestra salvación se ofreció por entero como hostia inmaculada en su pasión y muerte en cruz”, dijo el Obispo de la Diócesis de Mazatlán, Monseñor Mario Espinosa Contreras.

“Y cuando sus discípulos abrumados por la tristeza y el desaliento pensaban que todo había terminado Jesucristo resucitó glorioso, de esta forma la muerte ha sido vencida por la vida, la esclavitud del mal ha sido rota, la libertad, el amor y la gracia han triunfado en Cristo y pueden dimencionar a todos sus seguidores, la gloria ha sido suya y puede ser nuestra, por su resurrección Jesucristo es ayer, hoy y siempre nuestro salvador, así continúa hablándonos a través de la Sagrada Escritura y prosigue renivándonos con su muerte y resurrección”.

En la solemne Vigilia de Resurrección, que se realizó a las 19:30 horas de este sábado, Monseñor Espinosa Contreras añadió que el misterio pascual de Jesucristo está siempre presente y dinámico en el mundo y en la historia y por su benevolencia en el sacramento admirable de la eucaristía se tiene el memorial permanente de su pascua victoriosa, pues como dice el Concilio Vaticano Segundo el Señor es la Última Cena, pues la noche que fue entregado instituyó el sacrificio eucarístico de su cuerpo y su sangre para perpetuar por los siglos hasta la vuelta el sacrificio de la cruz.

De esa manera confió a su amada esposa la Iglesia el memorial de su muerte y resurrección, sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de amor, banquete pascual en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria, pues un memorial es conmemoración y presencia, por ello en el memorial pascual de la eucaristía no solo se recuerda con gratitud la crucifixión y resurrección del Señor, sino que estos acontecimientos se actualizan, se manifiesta la fuerza y la gracia de la entrega de Jesucristo en el Calvario y la vida gloriosa de su resurrección de hacer actual la derrota de la muerte y de todo pecado.

Gracias al memorial eucarístico se hace presente la maravillosa transformación que realizó Jesucristo de hacer del madero de la cruz un altar de donación al Padre, transformó desde dentro el acto de violencia de los hombres contra él en un acto de entrega a favor de esos mismos hombres, en un acto de amor, no responde a la violencia con violencia, sino que pone fin a la misma transformándola en amor, continuó el Obispo de la Diócesis de Mazatlán, que comprende todo el sur del estado, entre otros puntos.

“El acto de asesinar, de la muerte, es transformado en amor, esta es la transformación que el mundo necesita, la única que puede redimir el mundo, el la sagrada escritura también se hace presente Cristo como alimento y quien comulga recibe a Cristo mismo siendo beneficiado por la eficacia salvífica de su misterio pascual”, recalcó Monseñor Espinosa Contreras.

“Queridos hermanos que todos procuremos crecer en nuestra valoración y amor al sacramento de la eucaristía, que celebremos con dignidad y participemos personal y físicamente en la celebración de la eucaristía para ser beneficiados por tan gran don pascual, igualmente que oremos más ante el santísimo Sacramento y pongamos ante él nuestra vida, nuestros anhelos y necesidades incluyendo el mundo entero”.

En el lugar se prendieron los cirios que llevaban los feligreses en representación de la Luz Nueva de la resurrección de Jesucristo para disipar las tinieblas que había en todo el mundo.

También se bendijo el agua con la cual los seres humanos serán rociados en el memorial de su bautismo y que los renueva interiormente para que permanezcan fieles al espíritu que han recibido.

“Señor Dios nuestro, mira este pueblo tuyo que vela en oración en esta noche santísima recordando la obra admirable de nuestra creación y la obra más admirable todavía de nuestra redención, dígnate bendecir el agua que traen tus hijos que tú creaste para dar fertilidad a la tierra, frescura y limpieza a nuestros cuerpos, tú además convertiste el agua en un instrumento de tu misericordia, por ella libraste a tu pueblo de la esclavitud y en el desierto saciaste su sed”, pidió el Obispo.

“Con la imagen del agua viva los profetas anunciaron la nueva alianza que deseabas establecer con los hombres y mujeres, por ella finalmente santificada por Cristo el inmortal renovaste mediante el bautismo que nos da la vida nueva a nuestra naturaleza corrompida por el pecado, que esta agua nos recuerde ahora nuestro bautismo y nos haga participar en la alegría de nuestros hermanos que están siendo bautizados en esta Pascua, por Cristo nuestro Señor”.