Aunque se tenga el pecado más grande, Dios llama a cambiar el corazón: padre Jaime
Aunque se tenga el pecado más grande Dios llama a cambiar el corazón, pues aunque es lento en enojarse es pronto para perdonar, manifestó el Vicario General de la Diócesis de Mazatlán, padre Jaime Aguilar Martínez.
“Queridos hermanos, vamos a pedirle al Señor en esta Eucaristía que lo descubramos que es lento para enojarse (es) pronto para perdonar en su infinita misericordia, que nosotros aunque tengamos el pecado más grande el Señor nos llama a cambiar el corazón y que ese corazón puede cambiar en la experiencia de cómo los acontecimientos de la vida mueven nuestra experiencia, pero que el Señor está presente con su palabra y dándonos su espíritu para poder descubrir por qué me ama y por qué su misericordia es el motor fundamental para el cambio del corazón”, enfatizó.
Al oficiar la misa de las 9:00 horas de este domingo en la Catedral Basílica de la Inmaculada Concepción, reiteró que Dios no castiga a aquel que ha cometido un pecado o un delito.
Y en el caso de Herodes, del que le dijeron que había matado galileos, Jesús contestó que lo que pasa ahí es que se refiere a que alguien que no ha cambiado el corazón, en este caso un emperador, es lo que ha hecho en contra de aquellas personas.
“Y cuando dice el Señor y si ustedes no cambian, si ustedes no se convierten perecerán de la misma manera, cuando dice perecerán de la misma manera no está diciendo que van a morir así, está diciendo que nuestra vida tiene que tener mucha vigilancia y estar en contínua experiencia de que vienen cosas que son inmediatas y que pueden acabar con nuestra vida y que ese es un poder, pero si yo me pongo en los vicios al rato no tengo porqué decir por qué estoy enfermo por ejemplo del hígado o por qué se me dispararon otras enfermedades, yo tengo que ser consecuente porque aquí hay una realidad y yo no la supe hacer”, continuó.
“Quiere decir entonces que el llamado es algo más bonito, no se trata de una experiencia de espantarme por esto que acontece y lo mismo sucede en aquella torre que incidentalmente ha caído, es decir, por la culpa y de uno o por el pecado de uno nos va castigar a todos, supuestamente para muchos de nosotros pareciera que sí, pero aquí únicamente está tratando de llamarnos a cambiar y por eso nos pone la parábola del la higuera en su tierra lleva tres años buscando fruto y no lo halla, entonces por eso le dice al que está ahí encargado que la corte, pero vean la esperanza que es un signo de lo que escuchamos en el mensaje, lento para enojarse, pero pronto para perdonar”.
Por lo que en la parábola dice que no corten la higuera sino que remuevan la tierra y la abonen y esperen al año siguiente para ver si da fruto y si no da fruto entonces sí la cortarán, es decir, lo que se ocupa en la persona es una sacudida para que se de cuenta si el camino que lleva es o no el correcto o lo enderece, expresó, ante decenas de feligreses.